ISRAEL, IRÁN, POLVORÍN Y PETRÓLEO

 

Petróleo sin Reservas           

Rafael Gallegos 689                         

GUERRA

Desde 1948 cuando se conformó el estado de Israel - ubicado en lo que hoy es el área petrolera más importante del planeta - el medio oriente es un polvorín. Tanto, que persisten los temores de que ese sea el agujero negro por el que se irá la civilización.

Las rivalidades en la zona son el plato del día. Entre los musulmanes hay serias discordancias sunitas-chiitas, y todos ellos son potenciales enemigos de Israel. Adicionalmente, es vox populi la frase del gobierno iraní de desaparecer al estado sionista.

En estos días Irán fue atacado bajo la premisa que éste país estaba a punto de poseer bombas atómicas que iban a ser utilizadas contra Israel. Esto podría recordar la premisa (por no decir excusa) de cuando Estados Unidos intervino Irak para buscar armas de destrucción masiva que nunca consiguieron. Hoy está claro que buscaban gobernar directamente a Irak ante el agotamiento de la política de los policías del petróleo árabe.

Ésta política se inició con Irán como policía del petróleo árabe – hasta la llegada de Komeini- ; continuó con Irak – hasta la invasión de Kuwait -; luego el rol de policía lo asumió  Arabia Saudita, hasta que las Torres Gemelas fueron derribadas por un grupo encabezado por el saudita Bin Laden. En esa ocasión los estadounidenses se preguntaron ¿y qué pasaría si los árabes sauditas se voltean?

Agotada esa política, invadieron Irak buscando armas que no encontraron y seguramente sabían que no iban a encontrar, pero eso sí, derrocaron a Hussein y se quedaron cogobernando a Irak. Ejerciendo así directamente el rol de policías del petróleo árabe.

Similarmente, hoy Israel puede tener otro objetivo más allá del “inminente”  peligro de las bombas atómicas: derrocar el gobierno iraní. En línea con este objetivo se asoma el hijo del derrocado Sha Reza Pahlavi intentando convertirse en el paladín de la democracia en Irán, así como manifestaciones de la oposición que parece muy mayoritaria.

Por otra parte, los sunitas encabezados por los árabes sauditas, han emitido débiles protestas, como si aplicaran aquello del enemigo de mi enemigo es mi amigo. Y los rusos y chinos ya han demostrado que no se meterán directamente en el conflicto. Tal vez esperan los posibles beneficios que sacarán de esa guerra… con paciencia, y en la seguridad que si ellos no intervienen, la guerra no será nuclear.

Paradójicamente, los Estados Unidos hablan  de paz y simultáneamente… amenazan con arrasar Irán.

REPARTICIÓN DEL MUNDO

Al final de la primera guerra mundial, los ingleses y los franceses se repartieron los países árabes. Trazaron las fronteras con lápiz y regla. Luego en Yalta (1945), Stalin dejó claro el establecimiento de su “cortina de hierro”, como posteriormente la bautizó Churchill.

Es posible que hoy estemos asistiendo a otra repartición de fronteras. Y que luego de “pacificar el Medio Oriente”, se proceda a “pacificar” Ucrania, entregándole una buena tajada a los rusos, y se le dé paso a la intervención china en Taiwán,  cobrando Estados Unidos, la recuperación del control del Caribe y quién sabe si carta blanca para su pregonada aspiración en Groenlandia.

Nada nuevo bajo el sol, así ha sido desde antes de las Guerras Médicas y más allá… desde la misma edad de piedra cuando dos tribus pelearon por una caverna.

PETRÓLEO Y VENEZUELA

Por supuesto que el combustible que enciende la chispa del medio oriente es el petróleo. Si la guerra escala y se dañan instalaciones y campos petroleros iraníes, o peor aún, si se tranca el Estrecho de Ormuz, por donde diariamente pasan unos veinte millones de barriles diarios (dos veces la producción de Arabia Saudita), se distorsionará seriamente el mercado petrolero y habrá serias consecuencias para la economía del mundo. Algunos especulan que los precios del barril podrían llegar hasta dos  o trescientos dólares.

Este escenario en el corto plazo favorecería financieramente a Venezuela. Sus exportaciones petroleras generarían tres o cuatro veces más divisas, que tal vez mitigarían por un tiempo la creciente inflación que nos afecta. Aunque por otra parte, Venezuela debería desembolsar adicionalmente por compra de diluentes para la faja, y de algunos productos de refinería.

Si la guerra derrocara al gobierno iraní, seguramente habría inmensas consecuencias para el gobierno venezolano, firme aliado de los ayatolas.

Es necesario repetir que no hace falta una guerra para reposicionar a Venezuela en el mundo de los hidrocarburos. El mercado petrolero seguirá en primer plano por lo menos durante cuarenta años. Venezuela tiene gigantescas reservas que no aprovecha. Estados Unidos comenzará a declinar su producción en unos siete u ocho años, lo que acrecienta la necesidad de los hidrocarburos venezolanos. ¿Entonces?

Ya está bueno de ser el país de las oportunidades perdidas.

EL VERDADERO DILEMA DE LA CRISIS

El mundo está convulsionado. Los liderazgos no están a la altura de un planeta que se recalienta, se contamina, se llena de pobres y convive con  la espada de Damocles de una guerra nuclear.

Asombra la tecnología, ahora quien gana la guerra no es el que tenga más misiles, sino el que tenga más antimisiles. Pero más asombra que las pasiones no hayan variado mucho desde la edad de piedra. Mientras la tecnología sube por los ascensores, las pasiones parecen subir - jadeantes - por las escaleras.

He ahí nuestro dilema.

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