LA CAÍDA DE MEDINA ANGARITA… UN PLAN B

 

   

Rafael Gallegos  656                    

Siempre se discutirá si la caída de Medina Angarita el 18 de octubre de 1945 fue una revolución o un golpe.

Los medinistas, entre ellos Arturo Uslar Pietri - eminencia gris del régimen y líder del partido oficial PDV -  obviamente hablan de golpe, de atraso y de prólogo a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Por el contrario, los adecos hablan de la fecha como una revolución que permitió acabar con los residuos del gomecismo e implantar la democracia representativa con elecciones universales, directas y secretas, impulso en la educación, e industrialización.

Ante el hecho de no poder ocultar el pecado original de  haber participado en un golpe de estado contra un presidente democrático, los adecos alegan que a partir de allí, se fortaleció la democracia.

¿ERA INEVITABLE EL GOLPE?

Parece que lo que era inevitable era la profundización de la democracia. La fruta estaba madura. Medina no lo entendió o lo entendió tarde, pero tal vez no podía zafarse del origen castro gomecista de su mandato. Fue un hombre bueno, su gobierno no reprimió ni tuvo presos políticos; era muy popular, los estudiantes de la época dicen que se aparecía en los bares caraqueños y se “echaba palos” con ellos como cualquier hijo de vecino.

Pero no tenía poder para superar esas “y que” elecciones presidenciales, donde los diputados y senadores seleccionaban al Presidente de la República. Y  Para ser candidato presidencial, éste debía ser escogido por diez diputados. ¡Ah! , y las mujeres solo podían votar para los Concejos Municipales.

Este enjambre de procedimientos electorales, aparte de  no reflejar la soberanía popular, garantizaba el triunfo del oficialismo, que significaba residuos del gomecismo, militarismo y andinismo.

Medina se arriesgó y seleccionó como su sucesor al Dr. Diógenes Escalante, ex ministro y Embajador en Estados Unidos, quien era hombre del régimen y andino, pero … civil, aspecto que de por sí, significaba un cambio profundo.

Los jefes del naciente partido Acción Democrática, Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, se trasladaron a Washington a ofrecerle al Doctor Escalante su apoyo con la condición que una vez presidente, decretara las elecciones universales, directas y secretas.

 A Escalante la había costado aceptar esa  candidatura, porque antes, en 1941 el presidente López Contreras se la había ofrecido,  y él se trasladó a Caracas a perder el tiempo y observar cómo López no pudo superar la necesidad de un presidente andino y militar, cuando el Congreso escogió a  Medina Angarita.

 MATRIMONIO SIN LUNA DE MIEL

Así, “se casaron”, o por lo menos cruzaron anillos el liderazgo civil emergente, los herederos del gomecismo, los chopo e piedra y las nuevas promociones militares… todo el país. Diógenes  Escalante se convirtió en la esperanza de Venezuela y en la garantía de una transición sin traumas.

Sin embargo, un día llamaron a su secretario de prensa Ramón J. Velásquez para confirmar una cita, y Velásquez les explicó consternado: el candidato dice  que no puede ir porque no tiene camisa… y eso fue todo.

Con la enfermedad mental de Escalante, se frustró la esperanza.

Curiosamente, algo similar ocurrió exactamente cien años antes en 1845, cuando murió el prócer Rafael Urdaneta, seguro candidato presidencial del partido Conservador para sustituir a Carlos Soublette. Ante su ausencia, seleccionaron a José Tadeo Monagas como candidato. Su presidencia inició el período conocido como el Monagato,  caracterizado por el nepotismo, la corrupción y el autoritarismo, y sobre todo por ser caldo de cultivo de la Guerra Federal.

Tal vez si no fallece Urdaneta en 1845, y no enferma Escalante en 1945, se hubieran evitado la Guerra Federal y la dictadura de MPJ. Tal vez y solo tal vez, pero no deja de ser por lo menos una curiosidad histórica la coincidencia de fechas.

Por cierto, el testamento de Urdaneta fue: solo dejo once hijos en la mayor miseria… igualiiito a la chicha de carrito.

PLAN B

El presidente Truman mandó a buscar a Escalante en un avión y atendió sus necesidades médicas en Estados Unidos. Se habían hecho grandes amigos en Washington  cuando   Escalante era Embajador y Truman senador. Y compartieron mucho con sus familias en alegres fiestas, donde cantaban con Truman al piano.

Por su parte Betancourt planteó años después, que cuando conversaron él y Leoni con el entonces Embajador Escalante en Estados Unidos, notó algo en la mirada de Escalante, que se perdía y quedaba fija en un rincón como meditando, y tardaba mucho tiempo – demasiado - en hacer comentarios. Pero claro, que en ese momento ni le pasó por la cabeza la enfermedad.

Medina, luego de descartado Escalante y sin consultar con su entonces socio electoral AD, seleccionó el diez de octubre como candidato presidencial al ministro de Agricultura Ángel Biaginni, que no tenía ni el carisma – le decían Ángel Biaginni, un Ángel sin ángel  -  ni la capacidad untaria de su antecesor.

Además, en una nota escribió “entuciasmo” con c, lo que fue ocasión de burlas y desprestigio.

Ante la ausencia de Escalante, los militares de escuela, encabezados por el ingeniero   asimilado Delgado Chalbaud, por Pérez Jiménez, los hermanos Vargas y Edito Ramírez entre otros, activaron su Plan B para llegar al poder: el golpe.

 Invitaron a Betancourt, y éste aceptó.

La gente de Medina creyó inicialmente que el jefe del golpe era  López Contreras, que aspiraba volver al poder; pero ambos junto a Uslar Pietri y otros, terminaron encarcelados en la misma celda.

Betancourt exigió que la Junta de Gobierno estuviera constituida por amplia mayoría de AD. Así, quedaron Presidente Rómulo Betancourt, y miembros los adecos Prieto Figueroa, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, así como los militares  Delgado Chalbaud, Mario Vargas, y el secretario el Dr. Edmundo Fernández.

La demás es historia…

PD:

1.   En 1943 tomaban té el historiador Gil Fortoul, el canciller Parra Pérez y otros amigos en una casa del Country Club de Caracas, cuando vislumbraron en una agradable partida de golf al presidente Medina, Uslar Pietri, un Sr. Boulton y a otra persona no identificada. Medina se acercó a saludarlos. Cuando éste se fue Gil Fortoul dijo: pobrecito Isaías.

 

-  ¿Por qué, inquirió el Canciller.

-  En lugar de estar aquí, debería estar tomando sancocho con los militares.**

2. Al finalizar una reunión de gabinete en 1945, Mario Briceño Iragorry refirió que Medina le dijo: te juro que no tendré en mi vida días y horas suficientes no haber estado el año pasado con quienes me recomendaban la reforma constitucional en el sentido de hacer popular la elección del presidente. No estaría en este horrible brete. **

Tarde piaste…

**Tomado del libro: “Constructores y destructores de un país. Presidencias de Venezuela 1900 – 2020” Eddie Ramírez y Rafael Gallegos. Amazon.

 

 

 

 

 

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