LENTES PARA LA MIOPÍA PETROLERA (II/II)
Rafael Gallegos 669
LAS RESERVAS
No es cierto que Venezuela tenga
las mayores reservas petroleras en el mundo. Esa es otra historia: las reservas geopolíticas. Y si fuera cierto,
habría que citar al admirado Gustavo Coronel cuando expresó que suponiendo que
tuviéramos más reservas que Arabia Saudita, ellos tienen güisqui quince años y
nosotros si acaso de cuatro. Sin
embargo, hoy en día hay en el mundo buena capacidad de refinación para el
petróleo pesado. En el Golfo – de México – se procesan unos cuatro millones de barriles de ese
crudo, mayoritariamente el canadiense y el mexicano Maya, que está hoy en
mínimos históricos, lo cual es otra oportunidad para Venezuela.
Por otra parte, si Venezuela produjera 5 millones de
barriles diarios por 30 años, gastaría menos de 60.000 millones de sus barriles
de reserva… y Venezuela tiene mucho más. O sea, reservas… sí hay.
En cuanto al gas, sin acometer exploración desde hace
décadas, Venezuela tiene la séptima reserva del mundo. Hay vastas zonas inexploradas,
que según conocedores, nos ofrecen la
oportunidad de convertirnos en la quinta
reserva mundial. O sea que gas… también hay.
Y gas para la Petroquímica,
que está en su mínima expresión. ¿Qué tal si desarrollamos una industria
petroquímica de primer mundo? Hay gas, hay ríos, energía barata… ¿Entonces? ¿Hasta
cuándo?
¿LEVÁNTATE
LÁZARO?
Si algo hemos aprendido los venezolanos es que en materia petrolera,
soplar no es hacer botellas. Que el petróleo es un negocio que requiere
muchas inversiones, estrategias de alto nivel, innovación tecnológica
permanente y sobre todo un ambiente institucional adecuado.
Por ello, para resucitar nuestra industria petrolera hace falta mucho más
que decir levántate Lázaro y esperar un milagro.
En primer lugar, se requieren milmillonarias inversiones. Se habla de más de
150.000 millones de dólares en los
próximos ocho o diez años. ¿De dónde van a salir? Del Estado, ni modo, no hay. Tienen
que salir del capital privado, venezolano y muy mayoritariamente extranjero. Y
para que esos capitales se incorporen a nuestra industria, lo primero que se
requiere es Confianza. Y, ¿qué hace falta para que los capitales
confíen? Antes que nada, que se sientan
respetados, que no teman que en cualquier momento les puedan cambiar las reglas
del juego.
Por otra parte, es imprescindible que haya instituciones que los respalden a la hora de desavenencias,
es decir que haya separación de poderes que impida que los autócratas tomen
decisiones “porque sí”, que haya una banca dinámica, impuestos
competitivos, reglas del juego claras… un cúmulo de condiciones que les hagan
decidir invertir en Venezuela en lugar de hacerlo en Brasil, Guyana o
Argentina. Caso contrario, los inversionistas se irían con sus capitales a otra
parte.
Ellos también requieren de un marco legal adecuado. Una Ley
Orgánica de Hidrocarburos (LOH) que les dé seguridad de ganancias.
Una LOH que estamos obligados a elaborar, en primer lugar adecuada
a la Visión Petrolera que los venezolanos tenemos del negocio; y además moderna,
competitiva y que fomente con los capitales una relación ganar-ganar.
Una LOH que atraiga inversionistas, contemple Agencias de Energía para
que elaboren paquetes energéticos para subastarse en Rondas de Licitación. Una
LOH con regalías e impuestos competitivos. Que tenga como meta una industria
petrolera (petróleo y gas) integrada por muchas empresas privadas y mixtas, y
si es necesario una estatal de petróleo pequeña (que cotice en la bolsa de
valores), que compita en igualdad de condiciones con las privadas.
Un Estado que se dedique a diseñar las políticas petroleras y que básicamente no opere, sino que controle
el negocio.
Más que “soplar”, se trata de confianza, instituciones, leyes adecuadas y
sobre todo la voluntad de construir una industria petrolera de primer mundo.
EL DESARROLLO
PETROLERO ES SISTÉMICO, O NO ES
Para que la industria petrolera sea óptima, es necesario que esté dotada
de servicios óptimos.
Electricidad: Sin electricidad no hay
petróleo y sin petróleo no hay electricidad. O sea, la recuperación de la
industria petrolera pasa por la recuperación de la industria eléctrica. En
cuanto a generación, el Guri debe ser reparado - más de la mitad de sus
turbinas están inactivas - también hay
que optimizar otras represas del Caroní y de otros ríos. Igualmente es
necesario activar las plantas eléctricas y en ello juega un papel importante el
combustible de hidrocarburos. Y en cuanto a transmisión de electricidad, también
hay un trabajo titánico que requiere de millones de dólares.
Igual sucede con el servicio de agua, de carreteras, de medios de
transporte. Todos los servicios que influyen el desarrollo de la industria
petrolera deben ser activados, de lo
contrario apenas se lograría el repetido e improductivo efecto de tornillo
aislado.
El desarrollo sistémico de la industria petrolera, es el desarrollo del
país.
¿Y QUÉ HACEMOS
CON LA RENTA?
Hay que estar claros: si el desarrollo de la industria petrolera no va
a reflejarse en el desarrollo del país… dejémoslo así.
Es imperativo que la renta petrolera y todos los beneficios que genere la
industria sirvan de palanca para construir una dinámica socioeconómica de
prosperidad. “Una industria próspera para un país próspero”, podría ser el
lema.
La renta petrolera no puede ser despilfarrada ni utilizada para engordar
el gasto público. Las regalías y los impuestos deben ser utilizados
únicamente para proyectos de inversión, y descentralizados en un alto
porcentaje. Hay que evitar a toda costa la repetición del Efecto Venezuela, que
tan infructuosamente alertó nuestro héroe civil Pérez Alfonso en los años
setenta.
La Economía Conexa debe ser orientada de modo que cuando la
industria petrolera deje de ser, no queden tras sí ni pueblos fantasmas, ni
países niños incapaces de gestionar su bienestar sin las divisas petroleras.
La Responsabilidad Social Empresarial debe ser una guía
obligatoria para todas las empresas petroleras, de modo que con sus recursos,
energía creadora y capacidad de coordinación, contribuyan a elevar la calidad
de vida de sus zonas aledañas (buena parte de Venezuela), y a la larga a generar una dinámica económica productiva.
Sembrar el
petróleo, sigue siendo el lema. O lo sembramos… o nos estará esperando un
desierto al final del camino.
Verbigracia…
¿PAÍS CON
PETRÓLEO O PAÍS PETROLERO?
He ahí el dilema. Somos un país con petróleo en el subsuelo, su
mal aprovechamiento nos hace ver ante el mundo con la vergonzosa figura de un
limosnero sentado en un barril. Nuestro deber es convertirnos en un país
petrolero, que sepa gerenciar sus recursos y transformarlos en calidad de
vida sustentable, y que a la larga sea independiente del petróleo.
Finalizamos parafraseando a Einstein, si seguimos haciendo las cosas de
la misma manera, obtendremos los mismos (pésimos)
resultados. Es la hora de cambios profundos para que como generación no pasemos
la vergüenza de haber recibido un Kuwait y entregado un país despilfarrado. Es
la hora de ponerse los lentes para el petróleo y para Venezuela.
Adelante, por arriba de las tumbas, adelante.
" Una Industria Prospera para un País Próspero" define con exactitud el modelo a seguir, para asegurar el desarrollo sustentable que existen en varias partes del mundo. Pero el proceso debe arrancar, con cambios de Conciencia y Enfoque .
ResponderEliminarAsí es Alexis. El desarrollo petrolero debe ser el desarrollo del país. Y como dices con valores y enfoque. Integral. Un gran abrazo y gracias!
EliminarLa política petrolera en Venezuela es el tema de mayor importancia y por ende vital en Venezuela.
EliminarLa dimensión política depende de forma causal de la dimensión moral y/o ética de la sociedad.
Una sociedad como la venezolana que no ha tenido o no ha contado con un partido liberal desde 1945, difícilmente podrá transformar sus bases económicas deslastrandose del:
1. El estado manejando las industrias básicas ( Petróleo, hierro, aluminio, oro etc)
2. El gran tamaño del estado empleador
3. El estado planificador.
4. El estado inversionista.
5. El estado educador.
6. El estado transportista
8. El estado electricicador.
9. El estado dador de salud.
10. El estado comunicador
Ese gran debate lo debemos dar la sociedad como un todo, y darnos la oportunidad de explotar las riquezas de la nación y ahorrar en fondos de inversión, que ayuden y asistan solo a los más necesitados.
Ese cuentico de sembrar el petróleo fue el justificativo para GASTAR a manos llenas los ingresos petroleros y adicionalmente ENDEUDAR al país.
Saludos
El estado de ruina de nuestra industria petrolera requiere para su recuperación de cambios profundos en su política: Achicar la responsabilidad del estado en sus múltiples funciones, crear las empresas mixtas, privatización de algunas áreas que requieren cuantiosos recursos como las refinerías entre otras;La realidad es que Venezuela no está en capacidad para hacerle frente a esos cuantiosos inversiones y al mismo tiempo atender las funciones que le son intrínsecas como la educación ,salud defensa etc.
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