EL VENEZOLANO EN SU LABERINTO

Rafael Gallegos    Blog 578

Los laberintos se caracterizan porque es muy difícil salir de ellos. Los venezolanos tenemos años transitando por uno llamado “revolución” del siglo XXI. A veces observamos algunas esperanzadoras luces de salida que, por no saberlas transitar, o por ser engañosas, nos dejan en el mismo sitio … o más hondo. ¿Será que la “revolución” es un laberinto sin salida?, ¿o será que a los opositores - por lo menos tres de cada cuatro venezolanos- nos ha faltado una estrategia adecuada?, ¿o será que nos hemos convertido en simples espectadores a la espera de un hilo mágico como el de Adriadna?

Los laberintos del maestro Borges

En su relato “Los dos reyes y los dos laberintos”, el gran escritor Borges nos narra cómo, para burlarse de un rey árabe que lo visitaba, el rey de Babilonia lo hizo penetrar un laberinto que él había mandado a construir y que era su orgullo. El rey árabe perdido entre tantas paredes, “vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta.”

Para sorpresa del rey babilónico, el rey árabe salió del laberinto sonriente y no profirió ninguna queja. Logró disimular la ira que sentía y el deseo de vengarse. Lleno de amabilidad, invitó a su colega a visitar un laberinto que él tenía en su tierra. Con el tiempo el babilonio respondió a la invitación, y fue para Arabia.

El rey árabe sintió que le llegó la hora de la venganza por tanto tiempo esperada. Llevó al babilonio a visitar su laberinto. Le aclaró: “no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso”. El rey babilónico pensaría Qué fácil, y hasta se seguiría burlando del rey árabe. Jamás imaginó que lo dejarían solo… en la mitad del desierto. Allí murió de hambre y de sed.

Es que hay laberintos sin recovecos de los que tampoco se puede salir. Por ejemplo, el desierto.

Chávez y los camellos de Nietzsche

Cuando los comandantes del 4F tuvieron un serio desacuerdo con Chávez, éste los enfrentó por TV. Les explicó las disertaciones del filósofo alemán Federico Nietzsche acerca de las transformaciones del espíritu, donde éste a medida que evoluciona es primero camello, y luego se va convirtiendo en león y en niño.

Chávez les dijo a sus comandantes del 4F que si no habían evolucionado y querían seguir siendo camellos, él lo sentía, pero ahora él se había transformado en un león y seguiría solo su camino. Los dejó en el desierto, como el rey árabe había dejado al rey de Babilonia.

Es decir, Chávez les aplicó a sus compañeros la tesis de “compañero de ruta”, que tanto les encanta a los comunistas. O la del condón que se desecha (comandante dixit).

Exactamente lo mismo le ha hecho la revolución al pueblo venezolano. En los lejanos años de finales del siglo XX, Chávez lo invitó a transitar el desierto en busca de la tierra prometida y hoy … la “revolución” se ha disfrazado de león y ha dejado al venezolano común solo en ese solazo y ese arenero, lleno de dificultades y desesperanza, transitando su desierto, que Borges llamó laberinto.

Mientras tanto la nomenklatura, en venezolano los enchufados, disfrutan de su “evolución espiritual” y son unos voraces leones de bodegones, de restoranes de lujos, de increíbles cuentas en el extranjero, de viajes donde por su poder adquisitivo los confunden con jeques.  

Ya son 24 años, de los que los últimos son ayuno forzado … léase hambre. Si no nos ponemos las pilas, llegaremos a los cuarenta años de Moisés dando tumbos por el desierto.

Por cierto, el 1ro de febrero de 2026 igualaría el triste récord de Juan Vicente Gómez, saque cuentas. Veintisiete años menos un día. ¿Lo celebrarán igual que el 4F? ¿Tendrán la desfachatez de celebrar fiestas patronales desde el primero hasta el cuatro de febrero?

Todas las autocracias son laberintos por los que transitan pueblos desesperados buscando la salida, no del país, sino del régimen. La verdadera salida del nuestro o es recuperar a Venezuela.

 Porque la ruta de este laberinto es la gigantesca diáspora de siete millones de ciudadanos (uno de cada cuatro venezolanos), que ha roto en pedazos a la familia venezolana. Y la desaparición de empresas (tres de cada cuatro) que han generado este desempleo de dos dígitos altos y esta hambre generalizada. Y el desvalijamiento de Pdvsa que ha dejado sin divisas, sin gasolina y sin electricidad al país, y se refleja en sueldos mínimos que antes no alcanzaban para comer y ahora ni siquiera para el transporte. Y la generación de un parque automotriz casi tan viejo como el de La Habana. Y los hospitales enfermos, las escuelas con profesores indigentes, los seis dólares por mes (cinco veces más bajo que el nivel de pobreza extrema determinado por la ONU) … que vergüenza.  

El venezolano transita un laberinto de un país roto, sin economía, sin instituciones… el país más pobre de América. Y ahora resulta que hay que mendigar elecciones limpias.

La pregunta de la semana: ¿qué beneficios ha traído esta “revolución” a Venezuela?

Por favor… ya está bueno de alimentar minotauros. Los venezolanos, usted, su vecino y yo, tenemos derecho a ganarnos una tierra prometida. A ganárnosla, porque no va a caer del cielo como el maná bíblico.  

Esta columna se publica en Emisora Costa del Sol 93,1 FM, la Revista Petroleum y otros medios.

 

 

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