LATINOAMÉRICA: ¿“AUTOSUICIDIO” ROJO?
Rafael Gallegos Blog 545
Ni en su máximo
delirio Fidel Castro soñó que los comunistas podían ganar elecciones en América
Latina. Bastante que le costó organizarse y guerrear en la Sierra Maestra,
tomar el poder y después engañar al mundo repitiendo “yo no soy comunista, yo
no soy comunista”, intentando hacer creer que su revolución era democrática.
Paralelamente adoctrinaba, entrenaba y armaba guerrilleros, y los enviaba para intentar
derrocar sistemas democráticos a Venezuela, Colombia, Uruguay, Bolivia,
Argentina y paremos de contar. Su meta era tomar el poder por la fuerza e
implantar un comunismo tipo soviético. El mismo que años después se derrumbó por
su propio peso.
Venezuela fue la cabeza de puente. El estadista Rómulo Betancourt
liderando un grupo de valientes civiles y militares, le propinó una gran
derrota. Al final, Castro fracasó en todas partes.
Dos lustros después, Allende, con su revolución socialista democrática
(¿oxímoron?), fue una esperanza fallida para Castro. Luego en Nicaragua se
consolidó la primera sucursal de Cuba. Unos muchachos que tumbaron a una
sangrienta dinastía dictatorial y con el tiempo se convirtieron en unos
dictadores peores que Somoza.
Hugo Chávez fue el primer líder socialista de la nueva era. Por cierto,
cada uno de los votantes por Chávez, que asuma su barranco. Chávez abrió la
ruta del comunismo electoral. En su gobierno utilizó los abundantes recursos
petroleros para repartir bienes y servicios mientras destrozaba la
institucionalidad y la economía. El resultado: esta Venezuela desvalijada. Toda
una estrategia de destrucción para permanecer por siempre en el poder. El
modelo cubano.
Hoy, corroborando a frase del Libertador “un pueblo ignorante es un
instrumento de su propia destrucción”, los pueblos de Perú, Honduras, México,
Bolivia y ahora Colombia, pasando por Argentina y Chile, están eligiendo, cual
ratones de Hamelin, gobiernos socialistas, o mejor, neocomunistas. En honor de
análisis imparciales, hay que aclarar que, en estos triunfos, también han
influido los fracasos de las democracias en acabar con la pobreza y la
improductividad de sus países.
En el balance, ha sido un gran triunfo del Foro de Sao Paulo, cuyo
objetivo es imponer comunismos trasnochados en Latinoamérica. Y de paso, se han
entreverado a un movimiento internacional: Rusia, China, Irán, fuerzas
ilegales, etc.
Así, han teñido de rojo el mapa de nuestro subcontinente.
Claro que el rojo tiene variantes en cada país, desde el rojo intenso hasta
el rosado. Nicaragua y Venezuela han
sido os mejores alumnos de Cuba. En los otros hay matices ideológicos, o
limitantes internas. En México, AMLO parece cercado por la institucionalidad.
El chileno Boric, que resultó más de centro de lo que se esperaba, de todas maneras,
no tiene muchos grados de libertad, las instituciones chilenas son sólidas y
los militares están por lo menos muy pendientes. Petro, tendrá que andar
derecho por la presencia de un ejército activo y muy curtido debido a su larga
lucha contra el movimiento guerrillero. Sin embargo, sus primeras declaraciones
indican que viene con todo lo que pueda en Colombia, y que hará un equipo
implacable con Maduro contra los opositores venezolanos.
Cada país tiene su particularidad; pero todos son producto de una izquierda
internacional que está siendo exitosa, y su intención última es implantar el
modelo cubano en nuestros países… aunque sea por la vía electoral.
O la dirigencia democrática se pone las pilas (liderazgo más democracia
más productividad y tendencia a pobreza cero), o nuestro continente se irá
convirtiendo paulatinamente en otra Cuba, con el insólito apoyo de las
víctimas.
Este menú rojo que están escogiendo los pueblos incluye expropiaciones
que se convierten en desaparición de empresas, control de precios que deviene
en escases, inseguridad que se refleja en devaluación e inflación, eliminación
de medios de comunicación que construye una hegemonía comunicacional,
ventajismos electorales que acaban con las elecciones vinculantes, intentos de
reelección indefinida a fin de permanecer en el poder forever…
Es imprescindible que los líderes latinoamericanos luchen – en equipo- por
el logro una Latinoamérica de países con elecciones libres, libertad de empresa
y de expresión, separación de poderes, alternabilidad, enfoques productivos que
generen desarrollo económico. Y que tomen como fundamental el desarrollo de estrategias
de pobreza cero que acaben con el hambre y la marginalidad.
El nuevo péndulo parece ser democracias vs. autocracias. Es la hora de
la internacional de las democracias.
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Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de
contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!
Esta columna se publica en
Informe21, Noticiero Digital, Emisora Costa del Sol, revista Petroleum, y en
otros medios.
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