VENEZUELA: CRECIMIENTO SIN DESARROLLO
Rafael Gallegos Blog 528
VENEZUELA: CRECIMIENTO SIN DESARROLLO
Luego de años de disparates que disminuyeron el PIB en 70%, el gobierno
dice que Venezuela se dispone a crecer. Y los más inocentes se emocionan. Pero, crecimiento es una cosa y desarrollo es
otra.
Más allá de las burbujas de riqueza rodeadas de miseria, o de las
economías donde unos compran en los bodegones y otros “miran como el niño pobre
ante el juguete caro” de Andrés Eloy Blanco, lo ideal es que el crecimiento se
convierta en desarrollo: empresas, trabajos dignos, comida, escuelas,
carreteras, hospitales… en calidad de vida.
La hiperinflación ha cedido, cierto, pero con una espada de Damocles en
el cuello. El gobierno intenta estabilizar la tasa de cambio, lo que es
correcto. Inyecta millones de dólares al sistema para que no se devalúe la
moneda. Pero tras bastidores, el dólar sigue su curso y su valor real ya es de unos
9 Bs. El bolívar está sobrevaluado. Y cuando el gobierno deje de introducir
dólares al sistema, se destaparán los precios quién sabe hasta dónde. La medida
es correcta; pero solitaria. Una golondrina no hace verano
Además, esta sobrevaluación del bolívar perjudica a los productores y a
los exportadores, y beneficia a los importadores. El eterno cuento de la
Venezuela petrolera lo estamos repitiendo… pero sin petróleo.
Otra medida correcta; pero insuficiente, es la disminución del encaje
bancario; pero se debería llevar en lugar de hasta el 73%, hasta 15 o 20% como
en cualquier país donde están activados los créditos.
Para que este crecimiento supere de manera sustentable la hiperinflación
y se convierta en desarrollo, se requieren muchas cosas como por ejemplo inversiones
internacionales, así como incrementar los sueldos para que haya poder
adquisitivo que mueva el comercio y la producción de las empresas.
Además, es urgente que Venezuela supere el hambre, sí el hambre y
enfermades, que generan los indigentes sueldos y pensiones de los millones de
empleados públicos y los millones de viejitos. Y eso solo se puede superar con
un plan bien elaborado y con muchos recursos provenientes de un préstamo de la
banca internacional.
En el caso de Venezuela no es difícil desde el punto de vista económico.
Las grandes potencialidades están represadas por las políticas del gobierno. El
problema es político.
Si se plantea una estrategia petrolera seria, vendrían al país pingües
inversiones. Igual sucedería con las llamadas empresas básicas de hierro,
aluminio, electricidad. Con todas las empresas industriales y agrícolas. Se
crearía un círculo virtuoso inversión, producción, consumo, bienestar…
crecimiento. Nada más con devolver las quebradas empresas estatales
confiscadas, se estaría dando un paso. ¿Por qué no lo adelanta el gobierno?
CAMBIO DE SANCIONES POR DEMOCRACIA
Pero para atraer inversiones hay que superar las sanciones, que por
cierto no las inventó ningún venezolano, sino que son medidas que desde hace
décadas aplican los países desarrollados (USA y Europa principalmente) a los regímenes
que minimizan los procesos democráticos, la libertad de prensa, la
independencia de poderes y maximizan las expropiaciones y los presos políticos
entre otros aspectos. O sea, a las dictaduras y similares. Las sanciones son, por
ejemplo, contra Cuba, Nicaragua o Venezuela. Lo último de Daniel Ortega, la
eliminación de las universidades privadas, lo hará pasar a la historia como un
Torquemada del conocimiento.
Si las sanciones fueron por violación a principios y prácticas
democráticas, se suspenderán cuando regresen los principios y prácticas
democráticas. Muy simple… sin democracia no hay paraíso.
Claro, que las sanciones no son el origen de este desastre. Los países
sancionadores ni quebraron Pdvsa, ni acabaron con la CVG, ni destruyen la
naturaleza en el arco minero, ni expropiaron, ni confiscaron, ni llevaron
prósperas empresas a la quiebra por la acción estatal.
Y mucho menos provocaron esa rotura del alma nacional que significan
casi siete millones de emigrados. Nuestros amigos, nuestros hermanos, nuestros
hijos, nuestros nietos. Esta salida de venezolanos, que no produjo ni la guerra
federal, califica por sí sola el estruendoso fracaso de este gobierno. Cada
quien que asuma su responsabilidad.
Aunque lo de fracaso es relativo, ya hemos planteado que la “revolución”
es un modelo de destrucción estratégica para comerte mejor y permanecer en el
poder para toda la vida. … como en la “democracia” cubana. A lo mejor el gobierno está cumpliendo sus
metas.
Para lograr la eliminación de sanciones, el gobierno tendría que aceptar
elecciones sin tramoyas, retorno de exiliados, liberación de presos políticos,
retorno de radios, televisoras y periódicos, y un largo etcétera. Esas medidas
abrirían a Venezuela a la banca internacional, a los préstamos, a las
exportaciones.
Se podrían obtener recursos con la banca multilateral. Algunos trasnochados
dirán que esa banca obligará a tomar medidas neoliberales como la reducción de
salarios, la liberación de precios, la eliminación de controles, la liberación
de la gasolina y del gasoil… bueno, hay que aclarar a los trasnochados, que esas
medidas ya las tomó el gobierno, y sin presión de nadie.
Quítense la venda, porque este paquete ultra neoliberal que le ha
aplicado el gobierno a Venezuela, ha sido más fuerte que el de Pinochet… pero
sin atraer inversiones, ni mejorar la economía. ¿Qué tal?
Y para que los capitales privados vengan a Venezuela, el gobierno debe tomar
medidas adicionales que redunden en confianza. O sea, reglas claras, jueces
imparciales… seguridad en que los capitales de los inversionistas producirán
dinero.
Y eso, es lo más difícil, el gobierno tendría que dejar de ser lo que ha
sido… ¿podrá? ¿Querrá? ¿Usted, qué
opina?
NEGOCIACÓN
Venezuela está en la inopia. Gobernar se ha convertido en un navegar
sobre un mar de miseria. Es la hora de negociar. Lo pide el mundo democrático
hoy. Y mañana, júrenlo, lo exigirá.
Observen la geopolítica. Ahora resulta que el gobierno apoya a Rusia en
el vergonzoso asalto a la soberanía de Ucrania. Tal como el pana Fidel apoyó la
sangrienta invasión a Checoslovaquia en 1968. Este colonial apoyo a Ucrania, en
lugar de afirmar al gobierno, lo hunde en el mediano plazo. Como dice Rafael
Poleo, el imperio existe y es malo.
Es hora de negociar. Los políticos opositores deben prepararse para
ello. Deberían dejar de alejarse del corazón del pueblo. Todos. Comenzar por
reunirse a negociar entre ellos, a acordar metas comunes. Para después hacerlo con
el gobierno… todos.
Y acordar una estrategia de desarrollo para vendérsela a la población.
Hacerla vibrar con un proyecto plausible. Para eso son los liderazgos, para que
los ciudadanos sintamos que lo que nos venden… es nuestro futuro.
Los dirigentes opositores tienen que ponerse las pilas. Pilas y guáramo,
al paso que llevan, el gobierno ganará, aunque usted no lo crea, limpiamente en
el 2024, contra cinco o seis candidatos de oposición.
Ya basta de ser un limosnero sentado en un barril.
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Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de
contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!
Esta columna se publica en Informe 21, y en la revista Petroleum.
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