UCRANIA Y VENEZUELA, ¿“HERMANADAS” POR PUTIN?

 

Rafael Gallegos    Blog 525            

Increíble que Rusia haya ofrecido establecer unas bases militares en Venezuela. Y peor que los representantes de la “revolución” venezolana, en lugar de protestar hayan respondido de manera tan permisiva. Asombra observar la libertad con que el régimen ruso nos “hermana” con Ucrania. Como si fuéramos una moderna sucursal de la “cortina de hierro”.  

Es inevitable asociar esta propuesta rusa con el fatídico octubre de 1962 en Cuba, cuando los soviéticos utilizaron a la isla como un portamisiles y la civilización estuvo a un tris de desaparecer. Kennedy y Krucheff lograron, por encima de sus militares que presionaban la guerra, un acuerdo donde la URSS se llevó sus cohetes de Cuba, mientras EEUU los retiraba de Turquía e Italia. Y, sobre todo, Estados Unidos se comprometió a dejar tranquilo al comunismo cubano.

Krucheff en sus memorias, cuenta que Fidel Castro le reclamó airadamente el no haber lanzado desde La Habana misiles nucleares sobre una o dos ciudades importantes de Estados Unidos. Aspecto que demás está decir, hubiera acabado con la humanidad.

Los estudiantes venezolanos de la época, estuvieron de acuerdo con la apreciación de Castro, y en sus manifestaciones callejeras acusaban a Krucheff de cobarde: “Nikita mariquita…” Inevitable relacionar semejante lumpia con la novela “Ensayo sobre la ceguera”, del Nobel Saramago, donde de manera inexplicable la población se va quedando ciega.

Si Nikita no hubiera sido “mariquita”, no lo hubieran podido protestar los estudiantes de la época, y contimenos las generaciones posteriores.

EL CATACLISMO DE DAMOCLES

El gran escritor Gabriel García Márquez tituló así un discurso ante presidentes y primeros ministros, en ocasión de los cuarenta años de Hiroshima. En su disertación el escritor, refiriéndose al riego nuclear dijo: “… un desastre cósmico que puede suceder en este mismo instante: la explosión- dirigida o accidental- de sólo una parte mínima del arsenal nuclear que duerme con un ojo y vela con el otro en las santabárbaras de las grandes potencias”.

Gabo comparó al arsenal nuclear con una espada de Damocles que cuelga sobre las cabezas de la humanidad. Hace treinta años largos de ese discurso. Había 50.000 ojivas nucleares en el planeta.  ¿Cuántas habrá en este 2022? El riesgo de muerte súbita de miles de millones de seres humanos es infinitamente superior y, citando al doctor Choquehuanca: “crece con el tiempo como crece la sombra cuando el sol declina”.

Porque además de ser un cargamento nuclear muy superior en volumen, Hiroshima y Nagasaki son dos triquitraques comparados con el poder de las bombas de hoy.

Lo lamentable es que los seres humanos no aprendemos. Pareciera que nuestra capacidad tecnológica ha subido por veloces ascensores y las pasiones apenas jadean por tortuosas escaleras. Casi que somos el mismo cavernícola, pero con bombas nucleares. ¿Mono con hojilla?

Aunque el escritor irlandés Bernard Shaw, cuando le preguntaron sobre la sobrevivencia del mundo luego de Hiroshima, dijo que las bombas atómicas garantizaban la paz, porque las grandes potencias no se autodestruirían en una guerra directa.

Tal vez fue un profeta de las guerras de la llamada guerra fría, como Corea o Viet Nam, donde las potencias se enfrentaron de manera indirecta y … sin armas nucleares.

CUATRO AMENAZAS ATÓMICAS

En Ucrania el peligro es inminente. Rusia, Gran Bretaña, la Comunidad Europea y Estados Unidos mueven sus fichas; se lanzan amenazas un día y las recogen al día siguiente. Por su parte China, muestra simpatías por Rusia. Y claro, sobran las bombas nucleares.

China sobrevuela Taiwán todos los días. Estados Unidos vocea que no aceptará una invasión. Rusia, seguramente mostrará simpatía con China. Más peligro nuclear.

Irán amenaza con construir sus bombas atómicas. “El detalle que faltaba” en el polvorín del medio oriente.

Corea del Norte … sin comentarios.

Ya hay ocho países con arsenal nuclear. Con los avances tecnológicos, no es difícil pronosticar que en pocas décadas ese armamento lo podrá comprar cualquier adolescente en cualquier ferretería.

VENEZUELA …

La Venezuela prechávez fue muy cuidadosa en su neutralidad política. A partir de la fundación de la OPEP, mantuvo magníficas relaciones con todos los países del medio oriente. Ni de lejos participó en la eterna rivalidad árabe – iraní.

 A partir de 1999, comenzó la deferencia con Irán, en detrimento de la amistad con Arabia Saudita. En esos años, el presidente iraní Ahmadinejad venía a Venezuela, más que el Grupo Menudo en los ochenta. Todavía resuena en nuestros oídos el “maldito sea el estado de Israel”, que redundó en rompimiento de relaciones diplomáticas con ese gran país.

Hoy Venezuela participa en el bloque geopolítico Rusia, China e Irán. De hecho, esos países le prestan soporte a la quebrada “revolución”. Por eso no hubo respuesta soberana ante la oferta rusa de colocar bases en Venezuela… ¿jefe es jefe?

Ojalá la “revolución” no esté dispuesta, sesenta años después de conflicto de los cohetes cubanos, a repetir el peligroso rol de la isla en su entrega a la URSS. Ya destruyeron a Venezuela, Dios quiera no completen su obra con la destrucción del planeta.

DESARME NUCLEAR

Así como en conferencias sobre el cambio climático, muchos países y personalidades se rasgan las vestiduras contra el carbono, más organizaciones – con más énfasis- deberían hacerlo también en encuentros internacionales por el desarme nuclear.

De no hacerlo, algún día algún país detonará en alguna ciudad otra bomba como Hiroshima; pero mucho más poderosa, capaz de sacar a la tierra de su eje y acabar con la vida que conocemos.

Y usted y yo sabemos que no es exageración. Luego de una nada improbable explosión nuclear, como dijo el Gabo, la creación habrá terminado y solo quedarán como testigo de la vida, las cucarachas.

Ya está bueno que las potencias, y sus incondicionales, jueguen a la guerra. Es cuestión de vida o muerte… de la humanidad.

¡Ah!, y es inaceptable para los venezolanos, que Putin nos “hermane” para un holocausto.

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Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!

Esta columna se publica en Informe 21, y en la revista Petroleum.

 

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