“PROTECTORES” PARA LA DESTRUCCIÓN

 

Rafael Gallegos    Blog 505 

                          

La destrucción de Venezuela ha sido tan contundente, que es impensable creer que sea producto de un fracaso gubernamental. Al contrario, ha sido producto del desiderátum de la “revolución”: la destrucción estratégica. El modelo lobo feroz made in   Cuba: destruir a Venezuela para “comerte mejor” y permanecer de por vida en el poder. Vistos los nefastos resultados, no dudamos que los “revolucionarios” podrían parafrasear al Almirante Nelson diciendo “he cumplido mi deber”.

Cumplieron su deber: invadiendo o confiscando hatos productivos para transformarlos en eriales dejando al pueblo sin comida, aplicando aquello de “empresa parada empresa tomada” para desaparecer al 75 % del parque empresarial dejando a los venezolanos sin empleo; tomando “esa colina que era Pdvsa” para dejar a los venezolanos sin gasolina, con cortes de electricidad y sin divisas; oscureciendo procesos electorales hasta llegar a este pandemónium de ilegitimidades.  

Mientras destruían el país, utilizaban el indudable carisma de su líder máximo y los gigantescos ingresos petroleros, para hacernos vivir una “ilusión de armonía”, magistralmente descrita por Moisés Naim. Se importaba y consumía al máximo, mientras se destruía el parque empresarial y las instituciones. Cuando falleció la gallina de los huevos de oro y sus consecuentes divisas de miles de millones de dólares, se abrió el camino hacia el cumplimiento de la profecía de Arturo Uslar Pietri respecto a la conversión de Venezuela en un caso de la Cruz Roja Internacional.

Mientras duró la “ilusión de armonía”, la “revolución”– ¡ah! pueblo ingenuo- arrasó en los procesos electorales. Cuando comenzaron las derrotas, el gobierno por un lado las aceptaba y por el otro aplicaba un oscuro leguleyismo.  Famoso leguleyismo el de la anulación de los diputados en Amazonas, o el de la creación de la enrevesada Asamblea Constituyente a la medida (del gobierno) que, aunque usted no lo crea dónde estás Ripley, quedó debiendo nada menos que… la Constitución. Se fue con la cabuya en la pata. ¿Quién pagará ese despilfarro?

También aplicaron leguleyismo de rutina como inhabilitar políticos y partidos destacados, privativas de libertad a dirigentes de oposición, “democratización” de los medios, y la obra maestra digna de la sonrisa de la Mona Lisa: el nombramiento de “protectores”.

Donde perdían elecciones, nombraban “protectores”.

¿Protectores de qué? ¿De la destrucción? Esa figura, que no está contemplada en ninguna ley; que refleja aquella frase de los albores de la “revolución”: relación líder- pueblo (sin pasar por el poder regional y local), que disminuye las facultades de los alcaldes y gobernadores, que seguramente equivale a lo pautado en la inconsulta Ley de Consejos Comunales. Que sobre todo es una burla a la decisión popular, una figura irrespetuosa con la ciudadanía que, como se puede hacer en todas las democracias, eligió a un gobernante diferente al del gobierno.

Nicolás Maduro ha dicho que está meditando la figura de los “protectores”. ¿Qué tal?

Protectores de la “revolución”. Nada nuevo en las autocracias. Como Daniel Ortega, que se ha convertido en el protector de Nicaragua, apresando a todo el que se le oponga en “sus” elecciones para así ganar (con las felicitaciones de los países panas)  el 99 % de los votos, igual que los jefes de Cuba.  Votos a favor y pueblo en contra. “Te pareces tanto a mí”, le deben cantar en coro los Somoza, padre e hijos, desde su eternidad.

Protector es Diaz Canel, cuya dictadura, i que del proletariado, protege a las calles de las ciudades cubanas de los pisotones de las masas que “confundidas”, protestan por el hambre y la represión.  

Protectores de hoy, equivalentes a los salvadores de la patria de ayer. Dictadores que se eternizaron haciendo creer que eran los gendarmes necesarios y sembraron a América Latina de miseria, o de muertos, o de ambos, como Chapita, Gómez, Odría, Pinochet, Videla, Duvalier y paremos de contar. 

Definitivamente el “protector” es una figura antidemocrática. Irónicamente, para proteger al pueblo de las decisiones del pueblo. Como lo que es igual no es trampa, los venezolanos derrotados en las elecciones también nos preguntamos si deberíamos tener derecho a escoger un “protector” para Miraflores. 

Los “revolucionarios”, no lo dude, han cumplido su deber … destruir la patria. Y los venezolanos nos preguntamos, como el Chapulín Colorado: ¿Y ahora quién podrá protegernos?

Lo que pasa es que se les fue la mano. Porque hasta para derrumbar hay que tener talento. Los agarró una vorágine que ha destruido los ingresos mínimos que requiere la nomenclatura para seguir gobernando para toda la vida. Por eso y no por otra razón, es que van a México a negociar. A buscar que el imperio les elimine las sanciones. Biden les ha dicho claro, que cambia sanciones por democracia.

Por cierto, sanciones que llegaron cuando todo estaba destruido. Sanciones que han significado para el país la guinda de la torta que han puesto, y para el gobierno… la gran excusa.

¿Y quién protege al pueblo de los protectores? Habrá que decirles como a aquel personaje de Radio Rochela (por cierto, también desaparecida por la “revolución”): no me proteja compadre.

PD: ¿Qué tal si en México se negocia que sí se hará el Referendo Revocatorio el primer semestre de 2022?

Que Nicolás Maduro en muestra de buena voluntad lo va a convocar, o que por lo menos se compromete a no chalequearlo como hicieron en el período anterior.

El RR está en la Constitución, está en tiempo, refleja la voluntad del pueblo. Que gane el mejor (o el que tenga más votos). Y … san se acabó.

Ya es la hora de la democracia.

-----------------------------------------------------------------------------------------Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!

Esta columna se publica en los medios digitales El Diario de Caracas e Informe 21, así como en la revista Petroleum.

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