EMERGENCIA Y CORONAVIRUS
Rafael
Gallegos Blog 437
Como diría el Maestro Jorge
Luis Borges, es prodigioso y frágil el destino humano. Eventos como el
coronavirus así lo manifiestan. Los maravillosos logros de la civilización
pueden desaparecer en un segundo por efecto de los virus, las bacterias, o vaya
usted a saber. No hay enemigo pequeño.
Similar a la peste negra del
siglo XIV cuando desaparecieron dos de cada tres seres humanos en Europa. O a
la virosis provocada por los conquistadores españoles que diezmó a los indígenas. O la llamada gripe española de
comienzos del siglo XX, cuya víctima más
célebre en Venezuela fue Alí Gómez, hijo favorito del dictador Juan Vicente
Gómez. Su infinito poder nada pudo ante la gripe española. Ni siquiera pudo acercársele
para consolarlo, por miedo a contaminarse.
Y a Venezuela, como si fuera
poco la tragedia que vivimos, llega el coronavirus. La guinda de la torta. El
gobierno ha sido diligente con el reconocimiento del coronavirus. Contrario al
reconocimiento de la Emergencia petrolera, y de la Emergencia nacional.
Emergencia
petrolera
Este gobierno acaba de
reconocer la Emergencia en Pdvsa. Emergencia en las gasolineras que se
manifiesta en largas e interminables colas, debido a la parálisis de las refinerías. Emergencia en las cocinas de nuestros hogares
por la baja producción y el mal manejo del gas, que se refleja en bombonas de
gas vacías que fuerzan a cocinar con leña o con costosas cocinitas eléctricas
desechables. El gas no llega a los hogares porque se produce poco y además se
desperdicia. Los habitantes de los pueblos petroleros son testigos de
mechurrios rojos, negros y olorosos, porque en lugar de gerenciar el uso del
gas lo arrojan al aire. La Emergencia de Pdvsa también se refleja en los frecuentes
apagones que dañan los cada vez más costosos equipos eléctricos.
El ciudadano venezolano tiene
mucho tiempo, casi hasta la costumbre, padeciendo esta Emergencia de Pdvsa que
el gobierno apenas acaba de reconocer, algo así como descubrir que está lloviendo ante una población
empapada.
Pero la Emergencia de Pdvsa no
se queda allí, se palpa por los efectos de la escasez de divisas provocada por
la muy baja exportación de hidrocarburos, que ha ralentizado el consumo, los
ingresos y la dinámica económica, hoy caracterizada por la hiperinflación más
alta del globo.
Este gobierno logró el
milagro al revés de transformar a la segunda empresa petrolera del mundo en una
de las peores, si no la peor del planeta. Especie de alquimistas al revés que
en lugar de transformar el plomo en oro, transforman el oro en desperdicios. Y aunque
usted no lo crea, se jactan de haber “superado el rentismo” cuando lo que han
hecho en realidad es… acabar con la renta petrolera. Que no es lo mismo ni se
escribe igual. Acabaron con Pdvsa y por supuesto con la renta petrolera.
Para superar la Emergencia de
Pdvsa hay que comenzar por recoger los escombros que ha dejado este huracán
bolivariano. Y sin echarle la culpa a las sanciones de Trump, que llegaron cuando la empresa había
perdido más de dos millones de barriles de producción diaria (un Kuwait cada
día), desmantelado las refinerías, sub pagando a sus trabajadores (los
petroleros peor pagados del mundo) y endeudado a la empresa hasta niveles
impagables.
Es inevitable recordar que
una de las principales causales, si no la principal de este desastre es haber
botado a la mitad de sus técnicos (23.000) en el conflicto petrolero del 2002,
hoy dignamente agrupados (a mucha honra) en Gente del Petróleo y Unapetrol.
Emergencia
en Venezuela
Pero Pdvsa no es la única que
está en Emergencia. Es toda Venezuela. ¿Algún día reconocerá el gobierno esta
gran Emergencia nacional? Una Emergencia
cotidiana que sufrimos cuando nos sentamos en la mesa para comer y nos paramos con hambre, o peor, con la
conciencia destrozada por no poder alimentar bien a nuestros muchachos: Emergencia
alimentaria. El venezolano hasta hace pocos años comía más de cuarenta kilos de
pollo al año, hoy menos de cinco. Comía más de veinte kilos de carne, hoy muchísimo
menos. ¿Quién se responsabilizará por los niños desnutridos de hoy que se
quedarán a medio tamaño y no podrán desarrollar sus facultades mentales mañana,
redundando esto en un país de gente improductiva?
También se palpa la
emergencia de Venezuela en los millones de venezolanos que como si estuviéramos
en guerra, han salido del país a la búsqueda de una vida que la “revolución” no
puede ofrecer. ¿El gobierno, que tanto se jacta de inclusión, responderá por esta
gigantesca exclusión familiar? ¿O responderá por los desajustes de los hijos
que se crían lejos de sus padres, porque estos salieron al extranjero a tratar
de buscarles comida? Familias rotas: Emergencia familiar.
Y el país está en Emergencia
cuando nos toca trabajar y el Internet funciona en camaralenta si es que llega,
generando una gran improductividad. ¿Se puede competir con el peor Internet de
América contra empresas de primer mundo? Y si al Internet aunamos el
intermitente servicio de electricidad, cuya causa es que el gobierno, en medio de gigantescas
inversiones de oscuro destino, ha abandonado el otrora portentoso sistema
eléctrico nacional: Emergencia eléctrica.
Y ni hablar con el servicio agua
racionada y de mala calidad por razones similares: Emergencia sanitaria.
Es obvio que Venezuela está
en Emergencia. ¿Cuándo lo reconocerá el gobierno? La producción agrícola e
industrial al 25 %, el PIB decreciendo al 25 % este año. Bancos sin efectivo,
no prestan dinero; hospitales enfermos,
universidades vacías (sin profesores y escasas de alumnos), concesionarios sin
carros, parque vehicular antiguo, ropavejeros ambulantes, país de viejos… ¿Qué
es esto? ¿Eso era la “revolución”? ¿O será que eso era lo que buscaban, la
destrucción estratégica para comerte mejor? O sea… ¿misión cumplida?
Y ahora el coronavirus. Me
agarraste limpio – le podríamos decir, como a alguien que queremos escabullir
cuando nos pide prestado. ¿Será tan
fácil?
¿Quién
arregla esto?
Lo que si podemos afirmar es el
país no aguanta que el gobierno siga haciendo más de los mismo. El dantesco
cuadro de desnutrición no se supera ni con claps, ni con petros enmochilados e ingastables, ni
con bonos de la “revolución”, ni con tortuosas elecciones que deciden lo
contrario de lo que quiere el pueblo.
La verdad es que el gobierno para superar la
Emergencia Nacional (suponiendo que quisiera), tendría que dejar de ser lo que
ha sido durante estos veinte años. Brincar la talanquera… algo así como un círculo cuadrado.
El coronavirus es algo
sobrevenido, pero la Emergencia petrolera y la nacional tienen sus causantes: la
“revolución”, que ha convertido un país democrático y pujante, en uno de los
más atrasados de América Latina. No hay
excusa que valga.
Por otra parte, la oposición
tiene (tenemos) que ponerse las pilas. Es la hora de la Unidad y de la Estrategia.
Es hora que se sienten Guaidó (reconocido por los países más importantes del
mundo occidental), María Corina, la mesa de negociación y los chavistas
disidentes, tras el Objetivo Común de restaurar la democracia. ¿Qué somos
diferentes?... claro, de no ser así
estaríamos en el mismo partido.
Sólo no va a poder ninguno. Hay
que tener conciencia que la atomización de la oposición es un capital para el gobierno más; pero mucho más cuantioso que el
coronavirus.
Se solicita liderazgo para
reconstruir un país. ! Urgente !
Un retrato hablado de la calamidad, caos, ineficiencia, y deterioro del pais en todos sus órdenes,.pero mas pronto que tarde reconstruiremos todo lo que este comunismo acabo.
ResponderEliminarOjalá que hayamos aprendido y que los líderes entiendan que el camino de la unión es la única vía para lograr los objetivos
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