EN NORUEGA NO SE RUEGA*


Rafael Gallegos    Blog núm. 398

Otra vez los venezolanos vamos a negociar, o a dialogar. Palabras demonizadas por los fracasos previos en  República Dominicana  y en Venezuela, que no han aportado soluciones y han devenido en alargamiento y profundización de la crisis.  ¿Y el anillo pa´cuando?, se preguntan muchos venezolanos desesperados por esta Venezuela desahuciada.

Sin embargo no podemos perder las perspectivas. El caso venezolano se está negociando de manera continua hace tiempo. Pompeo y Segrev, Trump y Putin, el Grupo de Contacto conversando con Maduro y con Guaidó. El Grupo de Lima que suspende reunión en Guatemala para esperar resultados de Grupo de Contacto en Venezuela. La Comunidad Europea. Y esto sin contar con las reuniones que seguramente se han sostenido sin publicidad. Basta imaginar las que habrá realizado el comunismo cubano, jefe y modelo de la “revolución” venezolana. ¿O es que se quedarán con los brazos cruzados ante el inminente riesgo de perder la beca petrolera? Más ejemplos agotarían el espacio de este artículo.

¿Y por qué negocian los países el caso Venezuela? Porque nos hemos constituido en un estorbo habitacional y político. Ya son casi cuatro millones de venezolanos distorsionando el hábitat de muchos países.

Y políticamente, el mundo occidental no va a quedar incólume ante un gobierno latinoamericano mandado por el comunismo cubano, tutorado por los rusos, habitado por guerrillas y otras mal vivencias. Por ello  55 países - el 95% del mundo occidental y democrático-  han decidido salir de este vecino tan molesto y peligroso.

No es como dicen los defensores de este desastre, que el imperio va tras el petróleo (que la “revolución” ya no produce), o tras el oro y metales con los que acaban con Guayana (otro delito más). Claro que como dice Poleo el imperio existe y es malo; y hay que establecer con ellos condiciones justas, como hacen los países prósperos.

La que pasa es que a punta de exprópiese, invasiones, tomas de empresas, destroce de Pdvsa ejecutadas por Hugo Chávez, de  gigantesca corrupción (da pena ajena observar como los acusan de robos de miles de millones de dólares),   y democracia mocha, han acabado con el país. En lugar de dar la cara, usan como excusa al imperio, a la guerra económica, a Trump… como si los venezolanos fuéramos bobos.

LAS DOS ESQUINAS

En esta esquina el equipo rojo. Una esquina caliente, jugando al mantenimiento de este estatus quo: hambre, represión, democracia y estado fallido. Seguramente querrán apabullar a sus interlocutores como lo han hecho desde hace 20 años en la Plaza Bolívar de Caracas. ¿Extrañarán a aquel árbitro vestido de rojo llamado Zapatero?

Los de la esquina roja llevan bajo el brazo una Pdvsa quebrada, una CVG idem, un país con servicio discontinuo de luz y agua, unas elecciones presidenciales y constituyentes que no reconoce el mundo democrático, un ingreso mínimo de 8 $ al mes, por lo menos quince veces inferior al de … Haití. Hospitales enfermos, bancos sin dinero, concesionarios sin carros, bombas sin gasolina, cilindros de gas sin gas, una valiente Asamblea Nacional a cuyos diputados encarcelan y obligan a exiliarse.  Y paremos de contar.

Los rojos pueden ceder en todo menos en elecciones presidenciales… he ahí el meollo del asunto. Ceder significaría su salida. ¿Es posible? ¿O será lo que andan buscando? De no ceder afianzarían la autocracia. Aunque aclaremos, no es lo que ellos quieran, sino lo que puedan…

La  otra esquina es vino tinto. El equipo democrático. Representa a la gran mayoría de los venezolanos. Busca acabar con este estado de cosas,  el desarrollo de un capitalismo con sentido social, el retorno de nuestros jóvenes, una industria petrolera que sirva de soporte al desarrollo de una nueva Venezuela… la resurrección del país.  Fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones limpias, basados en la invalidez de las elecciones del 20 de mayo por haberse hecho con líderes y partidos inhabilitados, y árbitros y puntos rojos en medio de un grosero ventajismo.   

¿Lo logrará? ¿Qué estará dispuesto a ceder? Esquina fría, calculadora, respetuosa, que busca reimplantar la democracia en Venezuela.  

Lo importante de una negociación es que se sostengan los principios y se logren los objetivos. Y ello depende de la estrategia de cada equipo.

Insistimos en que no trata de una negociación aislada, sino la continuación de la que sostienen muchos países con la intención de superar esta espantosa crisis venezolana.

Confiemos en nuestro equipo. Aclaremos que es mejor un no arreglo que un mal arreglo. Y tengamos el convencimiento que el cambio vendrá, pero hay que procurarlo. Vendrá tal vez no cómo ni cuándo queramos; pero vendrá. Y alguien estará negociando. Así es la política.

Pregúntenle a Roosvelt y Churchill cuando se sentaban frente a Stalin.

*Parafraseando un maravilloso relato de Carlos Delgado

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