LA RUTINA ROJA

Rafael Gallegos    Blog núm. 391


Analice su rutina. Amanecer pendiente de si tiene luz. Esperar a que el condominio le mande agua, si hay. Si sigue  escasa por las acciones terroristas de los enemigos del gobierno, usted deberá buscar un camión cisterna que cobra en dólares y de paso no se consigue. Luego conversa vía guasap, con sus hijos, todos en el extranjero.

-      ¿Cómo estás papá?
-      Bien…
-      ¿Cómo co.. vas a estar bien sin agua, sin luz y sin comida?

En ese momento usted se acuerda de  la carne en el frízer, y se traslada a abrirlo. ¡Descongelada! “¿La boto o no la boto? Huele raro. ¿Y si no me la como, entonces qué voy a comer?”

Mientras huele la carne, ve por televisión al ministro hablando de un atentado contra el Guri con un fusil, coordinado por los yankis y la ultraderecha asesina, con el objeto de apoderarse del petróleo de los venezolanos. Y pasan un video de altísima calidad con un francotirador con cara de gringo y una estación que explota en llamas. ¡De película!

Hijo, no te preocupes, estamos bien –engaña usted a su a su hijo luego de oler la carne y decirse “me jo…, no sé qué vamos a almorzar”.

-      Hijo te llamo ahora, que llegó el agua – le dice usted mientras corre a bajar los inodoros.

Y cuando se dispone a lavar los platos… se va la luz otra vez, y se queda con los platos sucios.

Sin luz, usted sale a la tienda para buscar algo de comida.

-         No hay punto – le dice el cajero.
-         ¿Y entonces?
-         Aceptamos dólares o efectivo – es la respuesta del cajero.  Y usted piensa si le vieron cara de rico con eso de los dólares, se revisa la cartera: cien, doscientos… dos mil bolívares. Jajaja, “me alcanza para un mordisquito de queso y de paso me quedo sin efectivo para el autobús”.

Más tarde, llega la luz, usted apela a su tarjeta débito y todo está tan caro que apenas le alcanza… para tres o cuatro mordisquitos de queso. Un mordisquito para usted, otro para su esposa y otro para el perrito.

-      ¿De qué vive usted? – le pregunta un encuestador en la calle.
-      De vaina – es su respuesta.

Este cuento es independiente de las desventuras de otro  venezolano cuyos hijos pequeños están aquí en Venezuela y en lugar de decirle “bendición papá”, le dicen “comida papá”. El padre  les esconde su mirada porque sabe que con ese salario  que devengan entre él y su mujer, están condenados a la miseria. Claro con 6$ de sueldo mínimo… y pensar que en los oprobiosos  capitalismos de Haití ese ingreso supera los 100 $, de Ecuador los 400 $ y  de Chile casi llega a 500 $.

En socialismo venezolano nos ha igualado a todos… en la quilla.

-      Y pensar que yo voté por Chávez para acabar con esta vaina – piensa el padre - y lo que acabé fue con la luz, el agua, el dinero… la vida, mi vida –  se plantea mientras observa la infinita tristeza de la mirada de sus hijos y se pregunta cuál será su futuro.
-      ¿Para esto era la revolución?

Todos sabemos que ahora Venezuela es rota… perdón, Venezuela es otra.

VENEZUELA ROTA

Rota la productividad… ¿Recuerda los exprópiese de Chávez, el método chaaz del mesmo, y aquello de empresa parada empresa tomada? Hoy las empresas venezolanas operan al 25% de capacidad instalada. Por eso no hay comida. 

Rotas… las empresas eléctricas. ¿Recuerda los cien mil millones de dólares para la industria eléctrica? ¿Dónde están los reales? Por eso no hay luz. Ni agua, porque hay que bombearla.
¿Recuerda el millardito y el dinero inorgánico? Por eso usted padece la hiperinflación de millones por ciento y no le alcanza el dinero ni para comprar comida.

LA REVOLUCIÓN DE LAS FAMILIAS ROTAS

Y entonces usted señor sobreviviente, recuerda la conversación que sostuvo  con unos jóvenes que sólo han vivido en “revolución”. Ellos se mostraban incrédulos  cuando usted contaba que  en la república civil, compraba empanadas y jugos para desayunar con la familia, y que en la tarde se recostaba a ver las carreras de caballos por televisión.

Y más se asombraban los jóvenes cuando usted les narraba que antes los concesionarios tenían carros, los supermercados comida, las farmacias medicinas, los zoológicos animales, los bancos dinero en efectivo; las escaleras del metro funcionaban, y los sueldos alcanzaban para hacer mercado, pagar los colegios…

Y usted se molestó porque le llamaron mentiroso cuando les dijo que Pdvsa fue la segunda empresa petrolera del mundo y que Guri, Macagua y Caruachi fueron hechas por venezolanos, igual que las empresas del hierro y del aluminio, y Puerto Ordaz…

Y muchísimo menos le creían cuando usted les contaba que antes venían a vivir a Venezuela europeos y latinoamericanos de todas las latitudes. Al revés que  ahora con la diáspora forzada de tanto joven, que ha convertido a este régimen en la “revolución” de las familias rotas.

La democracia hizo y la “revolución”, deshizo. 

La “revolución” del siglo XXI invirtió la flecha de la historia y lo ha llevado a usted y a su familia al siglo XIX. A la vela, la leña, la lavandera de río, al trueque, las comadronas y los curanderos.

Dilema para sobrevivientes: O nos ponemos las pilas, o le pedimos a Trucutrú que nos aparte un cupo en la prehistoria.  

PD: Bienvenidos a la primera hambruna petrolera de la historia.

Comentarios

  1. Tremenda exposición de lo cotidiano en Venezuela, lamentablemente hemos trteni que pasar por esto para crecer, nuestro problema sigue siendo la falta de conocimiento ( en los tertérminos que expreso bolivar) nuestra falta de escrúpulos de confundir viveza criolla con torpeza, lamentablemente crecimos en una democracia no valorada y dirigida por hombres nada probos, que crearon el pueblo dichos como " Los adecos son buenos porque roban y dejan robar, los copeyanos roban solos, yo no pido que den sino que me pongan donde hay " si realmente la revolución tiene un padre los gobiernos llamados democráticos fueron el caldo de cultivo que lo alimento.

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