ATENTADOS
Rafael
Gallegos Blog núm. 362
Atentados habemus. Es casi
el pan nuestro de cada día. Atentados contra los presidentes, contra las
empresas, contra la dignidad humana, contra el pudor, contra los países. Ha
habido magnicidios exitosos, como el disparo que en un desfile le propinó un
soldado al presidente egipcio Anwar Al Sadat. Otros atentados fueron
disfrazados de “accidente”, como el que le propinaron al Presidente
de la Junta de Gobierno Carlos Delgado Chalbaud en 1950.
Es famosísimo el asesinato
del presidente John Kennedy en 1963, a manos de francotiradores. Según el Maestro Jorge Luís
Borges en su relato “In Memoriam J.F.K.”, la bala que mató a Kennedy es la
misma que acabó con la vida de Lincoln. Para el escritor, esa misma bala se
transfiguró en puñal y mató a Julio César, en otro momento, en oscuros clavos
para crucificar al Redentor y hasta fue la piedra con que Caín mató a Abel. También
fue la cicuta que bebió Sócrates. De más
está decir que esa bala es el odio, que parece conformar el ADN de algunos
seres humanos y sale a flote en los gobiernos dictatoriales.
Y atentados frustrados
también ha habido. Como aquel del 24 de junio de 1960 contra el presidente
Rómulo Betancourt. Se salvó porque fallaron los nervios de quien tenía que dar
la señal a los detonadores y sacó el pañuelo antes de tiempo. Y sobre todo por la
gran valentía del presidente. Con el carro en llamas forzó la puerta para salir
y se quemó las manos. En el Hospital Universitario, apenas le aplicaron las
primeras curas decidió, contra todas las opiniones, salir por la televisión a
mostrar que estaba vivo y en pie de guerra. “Un presidente tiene que mostrar
que está al frente” – les decía a algunos que le planteaban el riesgo para su
salud de mostrarse por televisión en esas condiciones. A otros les respondía con
su voz estridente y antipaticona “yo no te he pedido opinión”. En la
transmisión por el Canal Cinco, culpó- y las pruebas demostraron que tenía
razón- al dictador dominicano Trujillo por el atentado. Se había salvado la
democracia.
Luego Betancourt fue objeto
de intentonas de izquierda estimuladas por Fidel Castro, amo de la futura
“revolución bonita”, y las de derecha, instigadas por los militarotes
golpistas. El gran político logró finalizar su período constitucional dando
inicio a los cuarenta años de más prosperidad que ha tenido Venezuela. Por
cierto en los golpes militares conocidos como el Carupanazo y
Porteñazo, se comprobó la participación de algunos diputados. Betancourt,
respetando la Ley pidió allanamientos de la inmunidad parlamentaria al Congreso
y además, les respetó sus derechos a los diputados en la cárcel. Nada de
torturas, ni de incomunicación, ni de fotitos indignantes, ni de audiencias
diferidas.
También ha habido atentados
empresariales, como el largo atentado que se ha hecho a Pdvsa. Todo comenzó
cuando Chávez dijo que Pdvsa era un Estado dentro del Estado, o cuando inventó los cuentos de las colitas en los aviones de
Pdvsa. Continuó cuando botó a 23.000 trabajadores y se jactó de haber provocado
el paro para “tomar esa colina que era Pdvsa”. A confesión de partes… El largo
atentado continuó con Rafael Ramírez cuando dijo que Pdvsa era doja dojita y
que todo que tenían los trabajadores se lo debían a Chávez. Un atentado de
más de 15 años que ha traído como
consecuencia una ínfima producción, unas refinerías desmanteladas, un personal
aunque en fuga. Tristes resultados que se refuerzan con Citgo esperando algún
embargo y lo insólito: ahora Pdvsa no pagará ISRL. Pdvsa quebrada. Si esto no
es un “pdvsacidio”…
ATENTADO
CONTRA LA DIGNIDAD HUMANA
Juan Requesens y su hermana
Rafaela estudiaron en el maravilloso colegio Educabi. Los conocí de niños
porque allí cursaron hasta sexto grado dos de mis hijos. Conocí a su madre
Paula, una dama ejemplar. Su padre, el Dr. Requesens operó a uno de mis hijos.
Creo que Juan era el mejor estudiante del Colegio. Con el tiempo lo admiré al
observar su brillante carrera estudiantil y política.
Hoy siento una profunda
indignación al observar como intentan humillarlo y con él, a los venezolanos
demócratas. Sin visitas, sin contacto con su abogado, con esos videos semidesnudo
y casi sin equilibrio que son superiores a cualquier argumento del régimen. Si
eso le sucede a un Diputado de la República con inmunidad parlamentaria, ¿qué
derechos nos quedan a los ciudadanos de a pie?
Requesens, un joven como las
decenas de presos políticos de la “revolución” y los millones que se han ido en masa llevándose el
futuro de Venezuela en sus mochilas. El diputado Requesens, se ha convertido en
símbolo de la Venezuela democrática.
Y la “Unidad”… ¿qué espera?
PD:
Toda mi admiración, respeto y solidaridad a la familia Requesens, y a los
heroicos diputados de la Asamblea Nacional.
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