VIGENCIA DE RÓMULO BETANCOURT
Rafael
Gallegos Blog núm. 286
Ante el empeño de la “revolución” de enterrar la democracia, los
venezolanos nos vemos obligados a buscar luces en nuestros personajes más
significativos para resucitar el régimen de libertades. Y quién más
representativo que Rómulo Betancourt, cuyo nacimiento conmemoramos el pasado 22
de febrero. Nació en 1908, durante el gobierno de Cipriano Castro, nueve meses
antes de que Juan Vicente Gómez aprovechara el viaje médico de su compadre para
quitarle la Presidencia.
Es decir, Betancourt nació
en pleno oscurantismo. Regímenes represivos, con La Rotunda como depósito de opositores
y los “grillos” como herramientas del diálogo. Adicionalmente, campeaban el
analfabetismo, el paludismo y una gigantesca corrupción. Venezuela, parafraseando
a Mariano Picón Salas, no había
ingresado al siglo XX.
Betancourt dedicó su vida a
luchar por la democracia. Preso por ser uno de los líderes de la generación del
28, enconchado por años cuando López Contreras, exiliado varias veces. Luchó firmemente
contra las nefastas dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez.
Fundó Acción Democrática.
Fue presidente de la Junta de Gobierno en 1945, luego del golpe contra Medina
Angarita reclamando elecciones universales, directas y secretas, así como
forzando un cambio generacional en la milicia al acabar con el liderazgo de los
generalotes “chopo e piedra”, formados
en la dictadura de Gómez.
Durante su primer gobierno
(1945-47), se desarrollaron grandes cambios en economía, sanidad, educación y libertades. Los venezolanos votaron por primera vez (luego
de 126 años de Independencia) de manera universal, directa y secreta, eligiendo
Presidente a Don Rómulo Gallegos,
derrocado siete meses después.
Al regresar del exilio de
la dictadura perezjimenista, fue un dirigente fundamental de la República Civil.
Firmó con Caldera y Villalba el Pacto de Punto Fijo, que facilitó la
gobernabilidad en los primeros años de la naciente democracia y la
sobrevivencia ante los tormentosos Barcelonazo, Porteñazo y Carupanazo, fomentados
por intereses antidemocráticos militares y civiles, por Fidel Castro como
mampara de la URSS y por parlamentarios de partidos de extrema izquierda.
Igualmente como Presidente de la República, Betancourt enfrentó la guerrilla
rural y urbana. No hay que olvidar la macabra consigna “revolucionaria” de
matar un policía todos los días.
Betancourt los enfrentó con
éxito. Por eso los “demócratas” del gobierno actual le dicen asesino, como si
no entendieran que a la democracia le plantearon una guerra (no como la
fantasiosa guerra económica, sino a plomo limpio) y que si el gobierno de la
época no se defiende con guáramo, hubiera sucumbido y la democracia con él.
Contrario al régimen actual que mantiene decenas de presos políticos generalmente porque le dijeron que había
conspirado (Ledezma), o porque “y que” promovió la violencia (Leopoldo), o unos
cuantos jóvenes manos blancas. Igualmente toneladas de exiliados por persecución,
por hambre o por expectativas. Claro que cuando Betancourt hubo abusos y algunos
no fueron castigados; pero hay que aclarar, el país estaba en guerra. Sin
embargo, cuando esa República Civil, eligieron diputados a presos por
subversión y ahora ni siquiera valen las boletas de los tribunales para salir
de prisión. O sea…
El triunfo de Betancourt (y
su generación) fue espectacular. Expulsaron a Castro de la OEA. El país quedó
pacificado cuando el gobierno de Caldera. Implantaron la democracia. Y a pesar
de tanta violencia, hubo una revolución educativa, grandes obras de
infraestructura, crecimiento de ciudades del interior, del sureste de Caracas,
de la producción, mínima inflación, abundancia de comida y sobre todo, una democracia modelo para América Latina. Nacionalización
del petróleo, del hierro, Becas Ayacucho. Pero paralelamente creció la
marginalidad, la moneda muy dura restó competitividad y se comenzó a gestar el
petroestado. Defectos todos superables con más democracia.
Betancourt murió en 1981. No
quiso ser presidente por tercera vez, a pesar de sus apenas 65 años (1973) y la
seguridad del triunfo (igualito a los “eternistas” del siglo XXI). Murió sin
fortuna, como el Libertador y al revés de la tendencia de muchos “revolucionarios”.
Nació en una oprobiosa
dictadura y murió en un sistema democrático que ayudó a implantar. Fue escritor
de valía, ¿habrá algún escritor entre los políticos fundamentales de este
“socialismo”?
Pilas, guáramo, valentía,
intelecto, organización. Rómulo Betancourt el gran político venezolano del
siglo XX. En sus 109 años, recordarlo es hacer un inventario de la imperiosa necesidad
que tenemos los venezolanos de la hora, de rescatar la democracia.
Ah! y nunca atrasó un
proceso electoral porque “no tenía tiempo”. Elecciones ya.
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