MURO ANTIDEMOCRÁTICO
Rafael
Gallegos Blog núm. 282
“Te pareces tanto a mí”,
bromean los deslenguados que le hubiera dicho Chávez a Trump. Quizás la
institucionalidad norteamericana le dé un “parao” a Trump; contrario al caso de
Chávez, quien pudo iniciar este desastre que padecemos, porque
encontró un país desvencijado. Pero ambos se pueden caracterizar como constructores
de muros. El de Trump contra los mexicanos, y el de Chávez… contra la
democracia.
Chávez no fue producto de
la generación espontánea. Su éxito obedeció a la decadencia de los últimos años
de la República Civil y al surgimiento de la anti política. No fue una quinta república,
sino un ratón de la borrachera de la cuarta.
Esa Venezuela decadente facilitó
que el TSJ le permitiera una Asamblea
Constituyente no contemplada en las leyes, así como la sociedad la vergonzosa desproporción electoral
cuando el 40 % de la oposición apenas tuvo en 5 % de los representantes. Por
ello también fueron efectivos los comunistoides gritos de guerra como “denme un
millardito”, o “exprópiese”.
La democracia era una
excusa que debía durar mientras el pueblo los apoyara. Era, como los
comandantes de la “revolución” (Chávez dixit), camellos del desierto
desechables en el camino. Pero a los rojos les ha costado digerir el ADN democrático de los venezolanos, que nacimos
o nos criamos en democracia. Nos acostumbramos a reclamar, a votar, a
manifestar, a decidir. Y el gobierno, temeroso de las mayorías, inventa los
“fraudes” del Revocatorio y de la elección de diputados en Amazonas, así
como el “desacato” parlamentario. Puro realismo mágico (pero de magia negra).
LOS
LADRILLOS DEL MURO
Ladrillo a ladrillo, los
chavistas han construido un Muro Antidemocrático. Un ladrillo es la
banalización del Diálogo: van por el mundo, como si los Jefes de Estado fueran
bobos, pregonando que desean el Diálogo y la paz, mientras en Venezuela no cumplen
sus promesas de las reuniones de las mesas de Diálogo, y peor, violentan la Constitución
cuando se niegan a cumplir con las fechas constitucionales de las elecciones de
Gobernadores y Alcaldes. Ya están vencidas y ahora, si no se les va el año anulando
a la MUD por fraude – habrase visto- o “legalizando”
a los partidos, las elecciones podrían ser en el 2018, si acaso. Puro retraso
calculado para no contarse.
Saben que si aceptasen limpiamente las decisiones del
pueblo, la oposición tendría mayoría calificada en la Asamblea y por lo menos
veinte gobernadores de oposición.
Otro ladrillo del Muro
Antidemocrático: los presos políticos. Les provoca pesadilla pensar en un Leopoldo
López o un Ledezma en la calle; le terminarían de bajar al subsuelo ese 10% de
apoyo a Maduro. Además, en su mentalidad autocrática, los presos y los rehenes
son herramientas para esparcir el miedo y negociar. Te cambio cuatro presos
por… pura barajita castrista.
ELECCIONES
GENERALES
Un deslenguado me dijo que
el gobierno no quiere ni elecciones generales, ni elecciones coroneles, ni elecciones
sargentos. Que con el hambre general, la escasez almirante y la hiperinflación comandante
eterno, es más que suficiente.
Saben que unas elecciones limpias
acaban con su fatídico proyecto de poder. Y como esta no es época de
dictaduras, se llenan de excusas para no abordar ningún proceso electoral.
Nada más con la realización
de las regionales y locales, ¿cómo haría el gobierno para contener a por lo
menos 20 gobernadores y cientos de alcaldes de oposición? ¿Haría que su TSJ los
declarara en desacato o cantaría fraude masivo? ¿Nombraría veinte protectores?
¿Los ignoraría? ¿Los encarcelaría? ¿Declararían Emergencia Política en todo el
país y seguirían la “revolución” sin gobernadores ni alcaldes? ¿Asamblea Nacional y gobernadores paralelos? ¿No
acatarían? Conociéndolos, cualquier cosa podría pasar.
Claro, el desacato a los
resultados electorales, o el retraso indefinido de las elecciones, sería la
definitiva implantación de una dictadura como la castrista, la pinochetista, la
estalinista o la somocista. Todas iguales porque las dictaduras no son de
izquierda ni de derecha… son de terror.
Por otro lado, el país ¿aguantará
un 2017 con 2000 % de inflación y 80% de
escasez, o con los dantescos cuadros de desnutrición infantil, y un 2018 donde el 2017 sea nostalgia? Porque
ningún gobierno, a excepción de los panas de Zimbabue (devuélveme mi espada),
ha soportado hiperinflación sin cambio de gobierno.
Parece un Kit:
hiperinflación y chao.
Es hora de que los
venezolanos parafraseemos a Reagan en Berlín: Gorbachov, tumbe ese muro, y
gritemos al unísono: Maduro, tumbe ese muro
(antidemocrático).
Gorbi no tumbó el muro, lo hicieron los berlineses, sin ninguna
resistencia de los y que ultra poderosos partidos comunistas. ¿Y esos
venezolanos qué?
País democrático solicita
cambio de botas por voto… y ya.
PD:
Abandono de cargo… el del CNE.
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