¿DIÁLOGO O BLABLÁ- LOGO?
Rafael Gallegos Blog núm. 277
¿Cómo puede haber resultado
en el diálogo si no hay el mínimo respeto del uno por el otro? ¿Si
emocionalmente el gobierno y la oposición se repelen de manera tan abrupta? El
diálogo fue un territorio de agendas ocultas donde se conversó una cosa y mientras
se pensaba otra completamente diferente. Puro blablálogo.
Sentimientos encontrados
dificultan el diálogo. La fisura emocional es gigantesca, porque en lo profundo
polarización es odio. Y de la discordancia de valores ni hablar. El telón de fondo del fracaso del diálogo es que
el gobierno, por más que se jacte de hablar en el nombre del pueblo, no es
demócrata. ¿O es que se puede plantear tener valores democráticos cuando utilizan a “mi” TSJ para anular las
decisiones de la Asamblea electa abrumadoramente por el pueblo el 6D, o para reelegir
a “mis” rectoras de “mi” CNE? ¿O se pueden decir demócratas quienes nombran “protectores”
del Estado Miranda o de la Alcaldía Mayor para desconocer el ejercicio de la
voluntad popular? ¿O quienes con “mi” árbitro electoral obstaculizan el febril
deseo de Revocatorio de las mayorías? ¿Se puede decir demócrata un régimen que
mantiene rehenes políticos? Inútiles caretas que a nadie ocultan el verdadero
rostro.
Además, muchos de los
líderes de la “revolución” saben que si el gobierno cesa, van a tener serios
problemas con la justicia internacional.
Por esas razones, bajo
talante democrático y mucho miedo a la justicia internacional, el gobierno no
dio ninguna muestra real de querer obtener resultados del diálogo. Puro
blablálogo. Ni soltó presos políticos de manera significativa, ni caminó en el
sentido de reconocer a la Asamblea, y en cuanto a elecciones… menos que
menos. La verdad es que parodiaron a
Cantinflas: ¿dialogamos como demócratas o cómo lo que somos?
La MUD, al contrario del gobierno, dio muestras
de sacrificios para adelantar el proceso. Desmovilizó al pueblo, desincorporó a
los diputados de Amazonas y etcétera.
Lo que pasa es que los
regímenes autocráticos sólo dialogan cuando están sentados al filo de las
bayonetas, y como es obvio que por ahora las tienen en sus manos, irónicamente claman
la paz y el diálogo mientras se burlan de los líderes opositores, le sacan la madre a
Ramos Allup, sugieren drogadicción en Capriles, le dicen asesino al valiente
Leopoldo López.
Y ahora a lo Juan
Charrasqueado, aplican un segundo dakazo, quebrando a la fábrica de juguetes y
pequeños comercios, sin tomar en cuenta que en esas empresas trabajan miles de
personas del “pueblo” que quedarán desempleados, o sea: más hambre. Si fueran
demócratas actuarían de otra manera.
Tampoco han dado muestras
de estar dispuestos a hacer las cosas de manera diferente para revertir esta catástrofe.
Imaginemos a Venezuela en 2017 si continua la “revolución”. Seguirán quebrando
empresas, o sea ¿dónde trabajaremos los venezolanos? El dólar llegará a miles y
miles, con la consecuente hiperinflación, o sea ¿con qué compraremos alimentos?
En cuanto al hambre, la pobreza, la desnutrición, la escasez, la diáspora… ni
les cuento. ¿Y cómo contendrá el gobierno tanto descontento? Represión Habemus.
Al ritmo de este gobierno
no hay salida, a menos que sea la salida del gobierno. Y para ello hay infinitas
formas constitucionales.
Por primera vez en nuestra
historia de guerras de Independencia, Federal, o Libertadora, las medidas del
gobierno han llegado tan hondo al estómago y a la desesperanza del pueblo. Pero
el régimen sigue discutiendo el sexo de los ángeles, las carcajadas del diablo,
bailando salsa en cadena, o mostrando el
irrisorio reloj de Gagarin, mientras retumban las piedras en el río. ¿Sordera testicular?
Aunque suene exagerado, si
el gobierno quiere sobrevivir a esta hecatombe, debe brincar la talanquera,
dejar de ser lo que ha sido. ¿Es posible? Lo demás, es prolongar su agonía y
hacer irreversible la consecuencia intelectual y física del hambre de nuestros
niños y jóvenes más pobres.
A pesar de todo, es imperativo dialogar. El
país está roto y mientras más desvencijado, es más urgente sentarse a
conversar. La agonía del gobierno crece como crece la sombra cuando el sol
declina. Sin empresas, sin liderazgo y sin instituciones no pueden sobrevivir
ni con “precios justos” del petróleo.
Diálogo para la transición,
como se hizo en la España del Rey Juan Carlos, en la Venezuela de Larrazábal,
en el Chile de tres partidos irreconciliables veinte años antes.
O dialogamos de verdad, o
Dios nos agarre confesados, porque el cambio viene, con nosotros, sin nosotros,
o contra nosotros. Oiga como ensordecen las piedras del río.
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