DE SEMBRADORES DE PETRÓLEO A CAZADORES DE COMIDA

Rafael Gallegos    Blog núm. 258


Estamos en plena guerra asimétrica: el gobierno contra el pueblo. Gracias a la “revolución”, de sembradores de petróleo nos hemos transformado en cazadores de comida. La inflación, inducida por el gobierno desde que comenzó con los exprópiese, las invasiones y los insultos a los empresarios, hace que los venezolanos tengamos que gastar todo el presupuesto y más, para medio comer.

La escasez hace que los  cazadores de comida hagamos colas desde la madrugada para conseguir lo que sea. Los sueldos se vuelven cada vez más miserables y apenas alcanzan para uno o dos días de comida al mes. Madres se acuestan llorando porque no pueden alimentar a sus hijos… hambre calafateada con petróleo, pena ajena.

Hemos pasado desde “tabaratos”, con un increíble poder adquisitivo en las tiendas del primer mundo, a crisis humanitaria que el gobierno niega como tapando el sol con un dedo, o peor como si ignorara la Ley de la Gravedad. “Tabaratos”, ¿recuerdan?, cuando los venezolanos teníamos el poder adquisitivo de un sueco, mientras nuestra productividad a duras penas se comparaba con la  de atrasados países del tercer mundo. 

Hemos recorrido todo el abanico, desde filosofar acerca de abundancia con criterio de  escasez, hasta esta hambruna petrolera. Asistimos a la caricatura de los gordos que vendieron de contado, gobernando a un país flaco… que vendió fiado.

Todo el abanico a paso de vencedores. Desde cuando el Uslar Pietri propuso la frase “Sembrar el Petróleo”, como una estrategia para transformar las riquezas del subsuelo en calidad de vida, hasta la actualidad, cuando el BCV pide 1000 millones de dólares y le dan apenas 500. Esto denota la “limpieza” de nuestras arcas como la de aquel que pedía que le prestaran dos fuertes ofreciendo pagarlos el fin de semana. Estamos en la inopia. Ya no hay dólares para la revolución de los dólares.

Y el gobierno en lugar de dar soluciones, nos hunde cada vez más en este nuevo excremento del diablo. Con la ley de trabajo “voluntario”, imita a al fracasadísima revolución cubana, que obligaba a los cubanos a participar en la zafra de las 10 millones de toneladas de azúcar… y luego de sesenta años, van por dos. Magna cum laude de la decadencia.

Pero no se engañe, que la “revolución” no ha fracasado. Paso a paso de cumplen sus metas, su esquema de destrucción estratégica. La única manera como se puede destruir un país hasta estos niveles que padecemos, es que sea a propósito. Destrucción adrede de las empresas, de Pdvsa, de la CVG, de la agricultura, de las instituciones, de la democracia, de las esperanzas. Desmenuzar a Venezuela para comerte mejor, como quería hacer el lobo con la caperucita.

La destrucción está fríamente calculada, diría el Chapulín, por supuesto colorado. Esta etapa de cazadores de comida, forma parte del proyecto de desmoralización nacional, que muestra acciones como retrasar hasta el cansancio el Revocatorio burlándose de los venezolanos, intentos de anular a la valiente Asamblea Nacional, o de apresar a los jóvenes manifestantes y a los diputados de Amazonas. Todo va en línea la desmoralización nacional. Para que usted, “lo deje así” y ellos manden por siempre.

Por ello no hay que asombrarse de que acusen de fraude a la MUD, o que digan que no hay Revocatorio este año, o que le den importancia estratégica a los conucos urbanos mientras nuestras gigantescas sabanas se convierten en eriales. Entienda, la única sabana que el gobierno quiere que crezca  en Venezuela es el vacío de su nevera… obsérvele la lontananza.

El próximo paso es todo el poder para la “revolución”. Es el que más les ha costado, los “revolucionarios” no han podido montar una dictadura tipo hermanitos Castro, que les permita ahogar con infinita represión, léase totalitarismo, el gran descontento que han generado.

700 % de inflación quiere decir que los precios se multiplican por ocho. Entonces la gente no tiene plata para comprar, los negocios cierran y el desempleo aumenta. Estómagos vacíos, desnutrición, hambre. El pan nuestro de cada día del este socialismo es que nadie tenga pan… para comerte mejor. “Pueblo hambreao, pueblo mandao”. Paralelamente la comunidad internacional ha despertado, ya no los quieren ni en la OEA, ni en Mercosur, ni en Europa y algunos “panas” se les hacen los locos.

Por ello podemos inferir que va llegando la hora de la democracia, no se desmoralice, que el  bulying del uno, del dos, del tres, del cuatro y del árbitro, obedece a que están contra la pared. Y como dijo Américo Martín, pegados con chicle. No tienen plata ni pueblo. Nadie los quiere.


Llega la hora de la democracia. Por cierto, ¿qué hora tiene usted?

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