COMER O NO COMER
Rafael
Gallegos Blog núm. 259
En la época del dictador
Juan Vicente Gómez la gente saludaba “cómo te sientes”. Así indagaban delicadamente
si por su casa había paludismo, tuberculosis, o una de tantas enfermedades
endémicas que eran el pan nuestro de cada día, además del hambre, el 85 % de
analfabetismo y todas las plagas que traen las autocracias.
Traigo esta anécdota a
colación porque gracias a esta “revolución”, porque ya mucha gente hace
preguntas que antes eran impensables. Por ejemplo, ¿cuántas comidas estás
haciendo al día?, ¿Cómo estás haciendo para comer?, ¿Cómo haces alimentar a tus hijos?, ¿y a tus perritos? ¿Te enteraste
que en el Distrito Sucre el 40 % de los niños hacen apenas dos comidas y es
alarmante el número de desmayados en las escuelas? Ya es común oír de padres
que pasan hambre para que sus hijos coman, o de llantos de madres porque no los
pudieron alimentar.
Ahora a las muchachas buenasmozas, en lugar de verle los
ojos, o las piernas, o quien sabe qué otra cosa, la gente observa… la bolsa. Los
piropeadores preguntan, mi amor y dónde compraste ese aceite, o mi vida esa
blusa amarilla te pega con la harina pan. Y si carga un buen paquete de
mercado, les dicen: chica, tú debes ser una enchufada.
Recuerdo cuando durante la
“oprobiosa cuarta república” la gente más humilde se alimentaba con espaguetis,
salsa de tomate, sardina y refresco;
platos que hoy forman parte de la nostalgia colectiva. Al igual que las
meriendas de los inexistentes pan, leche condensada y chocolate.
Un deslenguado me dijo que
esa comida junto a la harina precocida, el
azúcar, el arroz, la leche, las caraotas, se pueden conseguir en… el
canal ocho. Del resto, párese a las tres de la mañana, haga cola y rece por su
seguridad. Si tiene paciencia y suerte, podrá salir con una bolsita de jabón,
una pasta de diente pequeña y algún espagueti. O si no, espere los CLAP…pero siéntese.
Con la “revolución”,
vivimos para cazar comida. ¿Esa era la igualdad
que nos ofrecían?… ¿Todos igual de hambrientos?
Puro imitar a la revolución cubana, por cierto ya tenemos balseros y todo.
La cesta alimentaria (lo
que requiere una familia de cinco personas para comer) es por lo menos diez
veces superior al sueldo mínimo. Suponiendo que sólo se gastara en comida y no
incluyera el transporte, el sueldo mínimo apenas alcanzaría para comer… tres
días. Y los otros veintisiete del mes… hambre.
Lo sano en una economía
familiar es que la comida ocupe entre el
20 y 60% del presupuesto, dependiendo del ingreso. Hoy, el gasto alimentario
está ubicado entre el cien y el mil por ciento. Es imposible para las mayorías
comer completo. ¿Eso es lo que buscaba esta “revolución” para el pueblo? Por lo menos es lo que ha encontrado, al
igual que todos los comunismos que en el mundo han sido.
Y algunos “revolucionarios”
tienen el desparpajo de culpar de esta situación a… la república civil, a los
empresarios parásitos, a los imperialistas, a la oligarquía latinoamericana, a
la oposición, al “pelucón”… puro análisis irresponsable. Todo el que tiene más
de dos dedos de frente sabe que esta escasez y hambre son producto de los
exprópiese, las invasiones, los insultos a empresarios, el control de precios
por debajo de los costos, el control de las divisas; es decir de la política del gobierno para acabar con el
país “para comerte mejor”. Y que el gran responsable es … el gobierno.
Todas las mañanas los
venezolanos a lo Shakespeare nos enfrentamos al dilema de “comer o no comer”. Y además agregamos las
interrogantes: ¿Conseguiré comida hoy? ¿Se desmayará mi hijo en el colegio?
¿Cuánta agua de arroz equivale a un vaso de leche? ¿Cuál será la proteína que sustituye a la
carne? La verdad es que ahora hasta para darle perrarina al perro, hay que ser
rico.
¿Cuánto tiempo más le seguirá
este gobierno huyendo a la realidad? Los obstáculos al Revocatorio, los ataques
al Poder Legislativo, las amenazas, el escurrir el bulto del hambre… son
medidas de patas cortas.
Pura paradoja: unos barrigones gobernando a unos flacos
desnutridos.
SOLILOQUIOS
La estrategia del gobierno es
hablar y contestarse ellos mismos. No debaten y cuando convocan a Diálogo lo hacen bajo lluvia de insultos. Y
tienen razón, saben que si debatieran, les iría peor que en el Revocatorio. Claro,
les quitaron la arepa a los venezolanos y eso no lo había hecho nadie. El
venezolano quiere rescatar es su derecho a comer y la “revolución” sólo ofrece “caribeaderas” y leguleyismos, que les pueden
salir muy caras.
Jugar con el hambre es como
jugar con fuego. Sobre todo en esta hora que el hambre apremia.
PD: Venezuela
en Caracas el 1ro de septiembre. R16.
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