CHAVISMO Y GOMECISMO, DOS REGÍMENES PETROLEROS

                  
 Rafael Gallegos    Blog núm. 237

Cipriano Castro rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos en junio de 1908. La Legación de Brasil quedó encargada de los negocios. Cuando Castro enfermó y viajó a operarse, dejó a su compadre Juan Vicente Gómez encargado del poder. Las presiones para tumbar al “fefe” eran enormes. Nacionales e internacionales. Gómez pareció decidirse al leer un  telegrama  que le envió el Cabito al gobernador de Caracas: “la culebra se mata por la cabeza”. “Ajá, querían matarme muérganos”, les dijo al gobernador mientras lo lanzó  por una escalera, y al ministro del interior alzándolo por la bragueta, cuando los encontró en la Casa Amarilla. Eran los albores del golpe contra Castro. Previamente Juan Vicente mandó al  canciller Jesús Rojas Paúl a la Legación de Brasil para solicitar a Estados Unidos barcos protectores en La Guaira. USA envió cuatro barcos. Así comenzó Gómez, bajo la protección norteamericana.

Hacía pocos años Teodoro Roosvelt, el del “Destino Manifiesto”, le había arrebatado a España sus colonias de Cuba y Puerto Rico  y además, había promovido la Independencia de Panamá a objeto de construir el Canal. “I took Panamá”, dijo Roosvelt, el mismo que se refería a Cipriano Castro como “monito villano” y que al referirse a Somoza decía “es  un hdp… pero es nuestro hdp”.

La astucia de Gómez fue entender su rol. No era un amo sino un cachorro del poder. Tal como tituló mi inolvidable padre Rafael Gallegos Ortiz en su libro: “El cachorro Juan Vicente Gómez”. Muestra de ello fue todo su régimen. A Gumersindo Torres, autor de la Ley Petrolera de 1920, lo destituyó por presiones de las transnacionales descontentas con ésta, y  le dijo a los norteamericanos: “hagan ustedes las leyes, porque son los que saben de petróleo”. Así continuaba el festín iniciado con la llamada por Betancourt “danza de las concesiones”, cuando se entregaron a amigos y parientes del dictador inmensos lotes de terreno que casi al otro día eran vendidos a las transnacionales. A la muerte de Gómez, los impuestos que pagaban las petroleras en Venezuela eran muy inferiores a los de México. En medio de tuberculosis, analfabetismo, toneladas de presos y torturados  y un promedio de vida de 34 años, se mantuvo la dictadura de Gómez, con el apoyo de las empresas petroleras. Mano dura con los venezolanos y actitud blandengue con el verdadero poder.  Gómez, un dictador petrolero.

Por su parte, el chavismo también ha tenido como soporte al petróleo. Desde un foco diferente. Al ganar Chávez las elecciones, el Estado Venezolano (o Petroestado) disponía de ingentes recursos. Le tocó  el mayor boom petrolero de la historia. Usó la Renta para consolidar un increíble desastre. Cual carnaval disfrazó la repartición y dilapidación de recursos… de economía próspera. Disfrazó al árbitro electoral, chavista y ciego ante el abusivo ventajismo gubernamental… de elecciones opacas y “tramparentes”. Disfrazó la participación popular… de Consejos Comunales, oficialistas y dependientes de  directamente de Miraflores. Sin disfraz, una jurista del régimen planteó descaradamente que la separación de poderes era innecesaria y los magistrados gritaron “uh ah Chávez no se va”. Además, con base en prebendas petroleras, consiguieron liderar al Caribe y buena parte de América Latina. Puro petróleo. “Mi palacio, mi avión, yo tengo guardados unos milloncitos por ahí”. El mejor ejemplo de Jequismo leninismo. La renta petrolera usada para destruir un país, en aras de un  proyecto de poder.

Ahora sin petróleo, boquean. NO podía ser de otra manera.

DESENLACES

Al morir Gómez, los venezolanos tuvimos la suerte de que el terrible Eustoquio Gómez no pudo materializar sus ambiciones sucesorales. El general López Contreras, a pesar de ser un hombre del régimen desde  la llamada invasión de los sesenta, comprendió que el gomecismo ya no tenía sentido. Disminuyó su período presidencial de siete a cinco años (ojo, Presidente  Maduro) y se embarcó en la transición. Allí radicó la grandeza de su figura histórica.

En el chavismo, muere el líder y lo sustituye Nicolás Maduro. Bajan estrepitosamente los ingresos petroleros. El modelo colapsa. El apoyo popular se va al suelo. Y los “amigos” internacionales confirman que amigo, el ratón del queso. El régimen no funciona, porque se le acabó el soporte petrolero.

El chavismo ha escrito Renta Petrolera con R de Ruina y ya lleva diez y siete años, el  63% de los veintisiete de la oprobiosa dictadura de Gómez. El daño es tan gigantesco que pueden parafrasear la ranchera: con la renta o sin la renta ya no puedo ser el Rey.


Llegó la hora de gobiernos que se soporten en lo que se soportan todos los países prósperos: D de democracia, E de Estrategia y  G de Gerencia.  Y es urgente, porque Venezuela… no da más.

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