“RINVOLUCIÓN”
Rafael Gallegos
Blog núm. 217
La necesidad de describir
el viaje a los siglos pasados que ha ocasionado este gobierno a la sociedad venezolana, obliga a la invención de
nuevas palabras.
La palabra revolución,
definida por la RAE como cambio rápido,
ya no es suficiente. Además, el vulgo, o
sea por nosotros, le da un significado ligeramente diferente, algo así como como evolución
acelerada. Como nuestro caso es una involución acelerada, debemos manejar otra
expresión que nos aclare el retroceso que estamos padeciendo.
Se me ocurre, con todo el
respeto a los académicos, el término “rinvolución”. En lugar de r- evolución… r-involución. Y la verdad es que podría
aplicarse, además de a Venezuela, a la
mayoría de las llamadas revoluciones. Por sus frutos las conoceréis.
Por ejemplo, a la
revolución rusa, monumento al totalitarismo de los soviéticos y de los europeos
tras la denominada cortina de hierro. Fueron setenta años de archipiélagos
gulags, de siberias, de padrecito Stalin y similares. Y al final, la revolución
era más pobre que los “oprobiosos” capitalismos como USA, Japón y casi toda
Europa. Mientras se convirtieron en una potencia militar y un imperialismo
comunista, el pueblo… “rinvolucionó”.
Gorbachov, fue la respuesta a tanto
fracaso. Si no hubiera aparecido ese gran líder, hubieran tenido que
inventarlo.
La revolución china, bajo
la égida de Mao, fue otra “rinvolución”. Subdesarrollo, represiva revolución
cultural y hambre. Tardaron más de cuarenta años en descubrir el agua tibia: el
capitalismo.
Y la “rinvolución” cubana,
ni hablar. El país más igualitario de América: todos igualados abajo por el
hambre y por la represión. Puro retroceso. Botaron la hoz del comunismo y se
apropiaron del martillo para sobrevivir. ¿Qué hubiera sido de la “rinvolución”
cubana si no hubieran “martillado” primero a los rusos y luego al chavismo?
Hoy, hacen migas con el capitalismo norteamericano. “Solo el capitalismo salva”,
y que les oyeron decir a los líderes de La Habana. Un retroceso de casi sesenta
años.
Y nuestra “rinvolución”
bolivariana, ni hablar. Poco a poco nos han traído a esta desfachatez. Los
venezolanos demostramos la certeza de la teoría de la Rana Hervida: si se tira
una rana en agua hirviendo, salta y se escapa; si se le introduce en agua tibia
siente confort, se va adormeciendo hasta que… se sancocha.” La “rinvolución”
bolivariana nos ha sancochado, eso sí, poco a poco.
Se dicen revolución del
siglo XXI, pero nos han puesto a viajar hacia el pasado como en un túnel del tiempo. Veamos: en malaria y paludismo, nos trasladan
a comienzos del siglo XX, antes de la
aplicación del DDT.
En número de empresas, en
lugar de avanzar hasta 20.000 como deberíamos estar hoy, nos han retrocedido
desde 12.000 hasta, lea bien, 6.000 empresas. Algo así como el nivel del año
1940.
En cuanto a industria
petrolera, nos retroceden en producción,
en derivados de las refinerías; ubican a la industria en una ineficiencia que
jamás había tenido. Nos han regresado a la época de la danza de las concesiones
de cuando Gómez.
En materia electoral, el ventajismo
gubernamental y la “imparcialidad” del árbitro, nos conduce a las elecciones
del siglo XIX, cuando el Mocho Hernández
era el candidato del pueblo y el candidato oficialista Ignacio Andrade
sacó los votos, dando lugar al famoso verso:
El
Mocho se quedó con las masas
Andrade
se quedó con las mesas…
En cuanto a escasez, nos
retroceden a las famosas guerras (ciertas, no económicas) de la Independencia o
la Federal, porque sólo en un país en guerra, puede no haber leche para los
niños, espaguetis para el pueblo o el
sabroso café para todo el mundo. Café sabroso; pero no tanto como las colas de
Jackeline, a quien casi le faltó cantar:
En
las colas,
la
vida es más sabrosa
en
las colas
se
goza mucho más
Y en materia de toallas
sanitarias y papel higiénico, nos mandaron directo a la colonia: paños íntimos,
tusas. Puro siglo XVIII.
Tanto nadar para ahogarse
en la orilla. En niveles de pobreza, estamos igual que en 1998. Y el hambre
repercutirá en la estatura y salud de los niños y jóvenes. Hambre, no lo duden,
ya tenemos un sueldo mínimo de los más bajos del mundo. Similar al de los
cubanos, jefe y modelo. La cesta básica es siete u ocho veces el ingreso de la
mayoría de los venezolanos. Y eso se llama hambre.
Y paro este viaje por los siglos pasados, para que no nos pase
como al personaje del cuento de Augusto Monterroso y cuando nos despertemos,
encontremos un dinosaurio.
Venezuela está cada vez más
lejos de cumplir sus objetivos como colectividad. Hay que cambiarlo todo de raíz. ¿Reingeniería
para Venezuela?
Usted escoge, siglo XXI o “rinvolución”.
El 6D, a votar para cambiar.
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