VENEZUELA: ¿PAÍS PETROLERO O PAÍS CON PETRÓLEO?


     Rafael Gallegos                                                                Blog núm. 215

                                                    A la Memoria de mi queridísima tía  María Luisa Castro de Rugeles, gran mujer y gran demócrata, que hubiera participado de todo corazón el 6D.

                  
No es lo mismo ni se escribe igual. Obvio que somos un país con petróleo, pero ¿nos hemos comportado como un país petrolero? La verdad, no. Los  venezolanos no hemos tomado conciencia de la gigantesca responsabilidad que tenemos con nuestros hidrocarburos. Nos creemos un país rico cuando la realidad es que no hemos sido capaces de transformar los recursos en riqueza sustentable  y por ello, somos muy pobres. Si hubiéramos aceptado la  responsabilidad de ser un país petrolero, no viviríamos la paradoja de comportarnos como un limosnero sentado en un barril.

Paradoja evidenciada cuando observamos al presidente Maduro haciendo costosas giras por el mundo para solicitar dinero. Qué pena con los chinos. Les vendimos petróleo a futuro y nos dieron un dineral. Ahora tenemos que entregarles todos los días -gratis-  alrededor de medio millón de barriles. Más que la producción de Ecuador. Y por cierto, ¿qué será  de la vida de la plata del fondo chino?

La última modalidad es solicitarle a los chinos, mediante giras familiares a costa de los poquísimos dólares que nos quedan, el préstamo de una platica como para que no nos corten la luz, o el gas.

        -          Venezuela tiene muchos baliles; pero sin fondo-  y que dijo un jerarca chino al observar este pedigüeñismo leninismo.

Y ante la desesperación por la escasez de dólares, el gobierno pretende convencer a los sauditas- en su infinita sabiduría creerá que ellos están confundidos- para que en lugar de jugar a la baja de los precios petroleros, sustituyan esa estrategia por recortar producción. Tal vez para convencerlos, les dé autoridad moral la credencial de haber convertido a PDVSA, de la segunda petrolera del mundo en una casi ex empresa.

       - Ahí vienen los quiebra compañías - y que se dicen entre sí los árabes cuando los ven acercarse.

Somos como un heredero que dilapidó toda su fortuna y va a donde sus “amigos” banqueros a pedir prestado, olvidando la máxima bancaria de “amigo el ratón del queso”.
Esta “revolución” ha dilapidado más de un billón de dólares. Da pena con los chinos; pero infinitamente más pena con nuestros descendientes que con toda razón nos reclamarán que no supimos defender nuestros recursos. Di-la-pi-da-do, porque los venezolanos no tenemos ni café, ni leche, ni aceite, ni arroz, ni pasta, ni sardinas… gigantesca escasez de comida. Pura  incertidumbre.

Se dicen gobierno de los pobres,  y el sueldo mínimo es- anote -  ocho veces menor que la cesta básica. No hay que ser economista para deducir que  la mayoría del país, que  vive de sueldo mínimo, está pasando hambre.

Y vienen con el cuento de la “guerra económica”, tan cursi que nadie les cree. Realmente fue una estrategia de destrucción tipo Cuba: te hambreo para gobernarte forever. Lo que pasa es que se les fue la mano y la guerra se convirtió en “autosuicidio” económico.

La paliza que recibirán el 6D va a dar paso a un nuevo equilibrio de poder, que permitirá aplicar las estrategias económicas serias que merecemos los venezolanos.

A la “revolución” se le descose la pelota. El mundo está horrorizado con la sentencia de Leopoldo, con las denuncias de torturas, con las decenas de presos políticos, con los exiliados y con los inciliados (como exiliados; pero dentro de Venezuela).

Y la juventud, como la canción, se va. Nos vamos haciendo un país de viejos. ¿Será que el hombre nuevo que prometen los comunismos es un desempleado de  más de 50 años?

Y en cuanto a la frontera oeste, de qué se quejan si Chávez se retiró de la CAN  interrumpiendo, pura estrategia de destrucción, la integración colombo-venezolana y ralentizando una frontera que era la más prometedora del mundo.

 La “revolución” ha logrado que luego de cien años de petróleo, regresemos al comienzo. Algo así como la triste elipsis de un boom petrolero. Sin industrias, sin agricultura, sin instituciones autónomas, con elecciones dirigidas por un árbitro vestido de rojo y con el brazalete del 4F (como la imparcial Tibisay).

Todavía estamos a tiempo de utilizar al petróleo como pivote del desarrollo. Es imperativo redefinir la industria petrolera, sus modalidades financieras, operativas y fiscales. Repensar el uso de la Renta, orientar la economía conexa, conectar el desarrollo de la industria con las comunidades  y crear una poderosa petroquímica.

Ah!, e innovar, ¿qué tal exportar comida de la Faja en el la segunda parte del sXXI?
Mientras la “revolución” se empeña en retrocedernos al sXIX, ya están naciendo los venezolanos del sXXII.

Todavía hay tiempo de sembrar el petróleo para cosechar calidad de vida sustentable de los venezolanos. Comencemos por votar para cambiar el 6D. Debemos construir el país que nos merecemos.


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