EL HORRORIZADO BOLÍVAR



Rafael Gallegos                                              Blog núm. 206

                             
Qué horror, qué horror -  diría el Libertador al observar  todos los desaguisados que la “revolución bolivariana” comete en su nombre. Recurriríamos al lugar común de decir que se removería en su tumba; pero ya los “bolivarianos” le removieron los huesos. Querían convencer a los venezolanos que la “oligarquía” lo había asesinado, aspecto tan absurdo que se cayó por su propio peso. Lo que sí lograron, por ahora,  fue una nueva imagen de Bolívar.

Un rostro  que de entrada es un insulto a todos los pintores del siglo XIX que lo retrataron. Lo único que nos queda es imaginarnos que esos pintores eran bobos y veían una cara y plasmaban otra, perdiendo una oportunidad de oro con el hombre más famoso de la América de su tiempo. Además, ese nuevo rostro contradice la palabra del mismísimo Libertador cuando certifica la fidelidad y exactitud de un retrato de él, que… en absolutamente nada se parece a la cara que le colocó la “revolución”. Horrorizado debe quedar el Padre de La Patria al mirarse en ese espejo. Pretenden forzar un Bolívar mulato, aunque basta revisar su genealogía para enterarse que era blanco español. Lo único que podría agregar alguna gota de otra sangre diferente, sería el caso conocido como “el nudo de la Marín”, consistente en que un bisabuelo de él se casó con una Petronila Marín,  de quien se creía que era mulata.

   Y les duele que no pueden tapar que era rico. Un burguesito. El Libertador era tal vez el hombre más rico de Venezuela, tenía esclavos, haciendas, minas, bienes. Y murió pobre, o sea, que no fue corrupto. Eso sí buscó desesperadamente rescatar su propiedad de las minas de Aroa para poder vivir sobriamente su retiro en París. Demás está decir que de no ser rico, no hubiera tenido esa portentosa educación.

   Pero más horrorizado debe estar el Libertador de cómo pretende llamarse “bolivariana”, una “revolución” que ha acabado con la economía, las instituciones, los hospitales, la educación, etc., etc., y ha provocado record mundial de inflación, escasez, devaluación y violencia. Bolívar unió blancos, negros, ricos y pobres… y esta “revolución”, polariza al país. Peleó por la Independencia… y esta “revolución”, nos alía en minusvalía con Cuba.

-      ¿Este proyecto es suyo?, y que le preguntó Bolívar a los “revolucionarios”.
-      Y suyo, Libertador- y que le respondieron.
-      No, a mí no meta es este desastre- y que les dijo horrorizado y según los deslenguados, hasta de mal humor.
-      Ofrézcanle el proyecto a Boves… se le parece más - y que concluyó  el Libertador.

O sea, revolución bovesiana.

   UN SOLO LIBERTADOR
    Ahora nos dicen que Chávez es el Libertador del siglo XXI. Chávez y Bolívar, Bolívar y Chávez. En la Asamblea, están las dos fotos igualadas. Entonces, ¿tenemos dos libertadores? Qué horror, dirá el Libertador. Nadie se le había igualado. Ni Guzmán Blanco, a quien para jalarle le dijeron: “qué carácter, hasta en eso se parece a Bolívar”. Y con el ego hinchado, accedió a una petición que acababa de negar.

    Gómez, con todo el poder mal habido que acumuló, se mantuvo siempre por debajo de Bolívar. Siendo el dueño de las Fuerzas Armadas, no se le ocurrió apropiarse del saludo. En su zamarrería, sabía que quedaría ciego con el resplandor del Libertador.

    Hoy  asistimos al gigantismo en los edificios públicos. Por ejemplo en PDVSA sede, una foto gigante de Chávez cubre el edificio, y varias pequeñas de Maduro las fachadas.
  
    Olvidan que Guzmán Blanco, cuando se alejó del poder,  le tumbaron  sus dos estatuas, moteadas “El Manganzón” la de El Calvario y “El Saludante”, la del Congreso. Igual que a Hussein, a quien  sacaron en estado lastimoso de una cueva cuando lo capturaron. Lo mismo pasó con las estatuas de  Lenin y Stalin.
    Porque los  homenajes a los hombres, para que sean permanentes, los da la historia, no los adlátares.

        LOS OJOS DE CHÁVEZ

    Y ahora, el horrorizado soy yo. Según El Nacional, cambiarán el Escudo de      Caracas, de más de 400 años y promocionado por Bolívar “el viejo”, el primer ascendiente del Libertador en Venezuela.

    Cambiarán el León del escudo caraqueño, por…  los ojos de Chávez (El    Nacional, Editorial, domingo 19 de julio). Y ahora el Libertador del sXXI, nos vigilará todo el día. Pero ojo: Libertador hay uno solo.

    Hoy, asistimos al Bolívar macuquino, desgastado, devaluado. Hay que rescatar su verdadero espíritu. El Bolívar demócrata, independentista, de la unidad nacional.  

    El Bolívar que en lugar de inhabilitar a los candidatos arrasadores de las elecciones parlamentarias, lleno de valentía se les hubiera enfrentado limpiamente. Todo lo contrario de los “revolucionarios”.   

    En el nombre de Bolívar han acabado con su obra, por ahora, porque júrenlo, ya falta mucho menos. Ya volverá.

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