GEOPOLÍTICA DE LA LUTITA
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Rafael Gallegos Blog. Núm. 201
Hace diez años pocos
imaginaban que Estados Unidos pudiera revertir la decadente curva de producción
petrolera de manera significativa, y mucho menos que se planteara la posibilidad de convertirse en exportador de
gas.
Pero nada para hacer
quedar mal, como un pronóstico petrolero. Estos han sido una comedia de
equivocaciones. En los cincuenta y sesenta se creía que el petróleo duraría
veinte años. En los setenta se pensaba que el Mar del Norte nunca sería
comercial y que los precios del crudo llegarían a 200 $ en el año 2000. Así
mismo, a nadie le pasó por la cabeza que Estados Unidos revertiría su caída de
producción de hidrocarburos.
La producción de hidrocarburos
de lutita ha sorprendido al mundo. Aunque en EEUU se venía investigando esta
posibilidad hace décadas. De ello da testimonio Domingo Alberto Rangel, en diálogo que
mantiene con Pérez Alfonzo y otros personajes, en el libro “El Desastre”,
publicado en 1976. DAR menciona la
producción de hidrocarburos de lutita y las limitaciones tecnológicas del
momento.
EEUU apostaba más
en otras opciones para lograr la autosuficiencia energética. Pero la sintonía del viejo fracking
con la novedosa perforación horizontal, lograron que las lutitas comenzaran a
producir millones de barriles diarios de petróleo y pies cúbicos de gas.
En el planeta, la
producción de hidrocarburos de lutita ha traído como primera consecuencia el
rompimiento del paradigma del petróleo ubicado lejos de los principales centros
de producción. Ahora hay abundancia de ese recurso en lugares como EEUU,
Europa, o en el mar frente a Israel. Como si Dios hubiera atendido las
oraciones de algunos políticos
norteamericanos, que casi clamaban como equivocación divina la ubicación
de los cerebros del mundo en un lugar y
la energía que los mueve en sitios distantes y de políticas complicadas.
Para EEUU, ha
resultado en un incremento cuántico de su independencia energética, que
apuntala su superioridad tecnológica, su condición de emisores de dólares y se
refleja en liberación de recursos para invertirlos en actividades que generan
crecimiento económico.
Además, ponen en
apuros a Rusia, su rival en esta neo-guerra fría, que ve minimizados sus
ingresos, a la vez que limitado su rol en Ucrania, su condición de único
surtidor de gas en Europa y sus salidas a occidente y al Atlántico. ¿“Asiatización” rusa habemus?
Por otra parte, la
baja de los precios del petróleo limita los recursos de países “cabeza - calientes” como Irán con su amenaza
atómica y Venezuela cuya desfachatez llamada revolución, ya no podrá ser
sostenida con ingresos petroleros, habiendo llegado a los límites de la arruga.
Es decir, la
geopolítica de la lutita muestra países desarrollados con más independencia
energética y mayor acceso al petróleo barato, así como lima las piedras en el
zapato que significan las posiciones de Rusia, Irán y entre otros, Venezuela.
JEQUES VS. LUTITAS
A donde vaya Arabia Saudita irá la OPEP.
Siempre ha sido así.
Los jeques
sorprendieron a Estados Unidos, al cansarse de bajar cuotas y ceder mercados.
Les dijeron, vamos a competir por precios, a ver quién es más eficiente. En la
Reunión Ministerial OPEP Viena, mantuvieron las cuotas, algunos países siguen
incrementando la producción y ni se preocuparon por los precios. Claro, no
todos los miembros estuvieron de acuerdo. Entre ellos Venezuela, que se cansó
de tratar de “convencer” a los árabes con un “precio justo del petróleo” concepto
tan absurdo (aquí entre nos) como la “guerra económica”. Por primera vez la
OPEP jugó a precios bajos. Los expertos afirman que estas medidas hacen que los
hidrocarburos de lutitas disminuyan su ritmo de crecimiento.
Y AHORA, EL ESEQUIBO
Como dice Poleo “el
imperio existe y es maluco”. Apuntalada
por empresas norteamericanas, inglesas y de los “panas” chinos, Guyana
violando el Acuerdo de Ginebra, ha perforado, para remate con buenos resultados,
en la Zona en Reclamación.
Ha concedido tres
bloques petroleros: Stabroek, Pomeroom y Roraima, cuyas áreas, además, bloquean
la salida del Delta del Orinoco hacia el Atlántico. Toda una afrenta contra la
Soberanía de Venezuela.
No lo dude, eso es
parte de la nueva geopolítica, seguramente
aprovechando el “auto suicidio” que esta “revolución” ha cometido con nuestra
industria petrolera.
¿No es suficiente
nuestra vergonzosa condición de Cubazuela, para que ahora nos minimicen nuestro
territorio por el este?
Botaron a 23.000
petroleros de Pdvsa y acabaron con el equipo de internacionalistas de la
cancillería. La guinda de la torta “revolucionaria”, luego de pulverizar la
producción y las instituciones, sería una fantasmagórica guerra con fines
electorales.
Y ahora, ¿quién
podrá defendernos? Nadie. Nosotros mismos. Ya basta.
Pilas y guáramo.
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