PETRÓLEO BARATO, ¿Y?
Rafael
Gallegos Blog. Núm 169
Si hace cinco o seis años algún experto petrolero
hubiera pronosticado que Estados Unidos iba a incrementar significativamente su
producción de petróleo, nadie le hubiera creído.
Desde Nixon, todos los presidentes norteamericanos
han hablado de autosuficiencia energética y estimulado el uso de las fuentes alternas
y la intensidad energética. La solución de este problema es para ellos, quien
lo duda, un desiderátum.
Recuerdo haber leído varias conferencias de un
importante político norteamericano, acerca del tema energético. En todas se
lamentaba que Dios - casi que le reclamaba - había permitido desarrollar sociedades de
tecnología de punta y alta calidad de vida, o sea ellos, los europeos y los
japoneses; pero que a su vez había colocado la sangre que las movilizaba, en
las zonas más bárbaras del planeta. Se se refería a
los árabes y seguramente, con fuerte salpique para los venezolanos.
Lo que ningún político norteamericano previó, fue
que el petróleo procedente de las llamadas shale
oil, les iba a sacar temporalmente, las patas del barro. Sorpresivo el
mundo energético.
La tecnología se come los pronósticos. Así como el
petróleo del Mar del Norte, del que muchos pensaban en los setenta que no era
rentable. Las estrategias en equipo, del estado, comunidades, empresarios, los clusters, y la perforación direccional,
se encargaron de desmentir las proyecciones. El Mar del Norte, aportó por años
hasta seis millones de barriles diarios al mercado.
Y de paso, hicieron
quedar mal las predicciones de llegada de los precios del crudo a mucho
más de cien dólares, para los años noventa.
Nada como un pronóstico petrolero para hacernos
quedar mal.
DE BOOM EN
BOOM Y DE PAQUETE EN PAQUETE
La única predicción que, hasta ahora, nunca ha
fallado en la historia de los precios del petróleo, es que lo que sube, tiene
que bajar. Y a los venezolanos nos ha costado entenderlo.
En Venezuela, cuando el gran boom de los años
setenta, se triplicó el presupuesto nacional solo en el primer año. Se
acometieron obras de “La gran Venezuela”. Se creó el Plan de Becas Gran
Mariscal de Ayacucho. Se nacionalizó la industria petrolera. Simultáneamente,
surgió la tribu Ta barato. Pero en el
fondo, por falta de estrategia y de gerencia, se deformó al país. Al final quedó
una deuda gigantesca, la duplicación de los empleados públicos, el estiramiento
de los resortes morales y la instalación de la inflación de dos dígitos en
Venezuela.
Sucedió lo que el gran Pérez Alfonso previó y
denominó Efecto Venezuela: al país le va a pasar con tanto dinero como a
individuo pobre que se gane el premio mayor de la lotería y empiece a comer
siete veces al día hasta que se descompense. Venezuela será un país
descompensado- decía.
JPPA propuso bajar
la producción petrolera hasta 1 millón
de barriles diarios. Pensaba que en el subsuelo se revalorizaría más. El
gobierno, un poco en esta línea, creó el Fondo de Inversiones de Venezuela,
para represar los excedentes.
Paradójicamente, llegó el momento en que lo único
que podía seguir la “ilusión de armonía” era que el precio petrolero subiera
eternamente… Crisis de abundancia.
Luego del boom, vino el llamado paquete, de los
noventa. La sinceración económica del país.
Significó inicialmente hambre y sobre todo, desesperación. El segundo
CAP, como todos los políticos, sobreestimó su liderazgo. Y llegó el 27 de
febrero… Crisis de escasez.
Un limosnero sentado en un barril.
CRISIS DE
GERENCIA
En abundancia y en escasez, generamos… crisis.
Porque nuestra verdadera crisis es, de gerencia. De saber qué hacer con el
petróleo. Cómo vincular los barriles de petróleo con la calidad de vida de los
venezolanos.
Ello requiere urgente un análisis sistémico. Un Modelo Petrolero. Como en un Trípode, requerimos desarrollar una Industria petrolera que genere divisas, fortalezca una economía conexa y aplique novedosas
políticas de Responsabilidad Social
en las áreas aledañas. Una sociedad
civil: comunidades, empresarios, etc., capaz de gestionar los recursos
petroleros. Y un Estado buen
administrador de los recursos (urge
reingeniería para el Estado venezolano).
Ello englobado en el buen uso de la Renta, la
expansión de la Petroquímica como pivote de la industrialización, la
democracia, el estímulo prioritario a la empresa privada.
¿Difícil? Claro que sí; pero no hay otro camino.
El precio alto no es ninguna bendición per se, la prueba es el desastre que ha
hecho esta “revolución” con nuestro principal boom. Usaron la Renta para
destrozar a Venezuela. ¿Quedará algo, o ya somos ex país?
No queda otra que enfrentar los precios bajos, sin
llanto y con estrategia. Ya subirán.
Se solicita liderazgo capaz de implantar un Modelo
Petrolero en línea con un Modelo de país.
Abstenerse Mesías. Invariablemente, resultan falsos profetas.
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