RECONSTRUCCIÓN

  
Rafael Gallegos                                                                  Blog. Núm. 148

Hemos dicho en múltiples ocasiones que la “revolución” venezolana tuvo por primera etapa la destrucción estratégica. Por ello, ante estos desastrosos resultados, no se puede decir que han fracasado. Lo que nos está pasando a los venezolanos es parte del plan. El desiderátum de los “revolucionarios” no ha sido desarrollar a Venezuela, sino dominarla.

Igual que todos los comunismos que en el mundo han sido. Cuba, URSS, China, Camboya y paremos de contar. Su primer objetivo fue destrozar al capitalismo. Y el segundo, montar autoritarismos forever.

Y para dominar a Venezuela, requieren que todos  seamos pobres, que dependamos de un empleo otorgado por ellos, de las tarjetas de racionamiento, de sus escuelas dirigidas, de sus hospitales peor es nada, que veamos sus emisoras y leamos sus periódicos. Ah, y si tenemos dudas, recurramos a su justicia y a sus instituciones. O sea, desmenuzarnos para, como le dijo el lobo a la caperucita roja rojita, comerte mejor.

Nada es casual. Cual chapulín colorado – o sea  rojito - todo estaba perfectamente calculado. Como en Cuba, jefe y modelo. Por ello no podíamos llegar a los seis millones de barriles de petróleo que los capitalistas habían programado para Venezuela. Ni a cifras azules en la CVG, ni en la agricultura, ni en la industria. La “revolución” requería de cifras rojas rojitas en las empresas.

Destruir el capitalismo. Por ello expropiaron e invadieron  haciendas productivas en el sur del lago, en el llano, en toda Venezuela. La guerra contra la Polar cuando cualquier gobierno que quisiera el bienestar del país promovería veinte empresas como esa, o contra las demás productoras de alimentos… usted, ¿cree que ellos no sabían que las empresas que sobrevivieran se iban a minimizar o que las llamadas socialistas no iban a producir nada? Claro que sabían; pero ese era el plan, la destrucción nacional. El 40 % menos de empresas, no es casual. Lo provocó el gobierno para que, cual Cuba, no haya ricos que le ronquen al poder político y provoquen la alternabilidad y todas esas cosas de las democracias.

La destrucción de PDVSA también ha sido provocada. “Yoprovoquéelparo”, dijo el comandante eterno. Y la destrucción de las empresas básicas de Guayana y la electricidad y el agua.

Y la salida de nuestro país de la Comunidad Andina… saquen números, el intercambio Colombia – Venezuela iba por 5.000 MM$ y hoy cayó hacia algo más de uno, cuando debería estar llegando a diez. Y claro que sabían lo que estaban haciendo. Destruye y reinarás.

Y la dependencia de los poderes públicos y las instituciones. Licuados: Jugo, zumo, hugo y maduración. Licuadas y “revolucionarias”. Nada nuevo. Igualito que en Cuba.  A las revoluciones comunistas les estorba la democracia, por lo tanto, la independencia de poderes.

Se jactan de querer implantar el socialismo. Como si fuéramos bobos  y no conociéramos la historia de los fracasados comunismos del siglo XX.

Para triunfar en el siglo XXI, enmiendan un poco la plana. Como en Nicaragua, Venezuela y ahora Ecuador. Reinos de la reelección indefinida, que en la práctica ha resultado la negación de la alternabilidad, base de la democracia.

Ya no fusilan, como en la Cuba de los sesenta  o la URSS de los veinte. Han edulcorado el totalitarismo. Ahora hacen toneladas de elecciones con los árbitros vestidos de rojo. A los disidentes, los acusan de violentos, muchas veces como al Fugitivo, por “un crimen que no cometió”. ¿Qué será de la vida del valiente Leopoldo? Ahora como K, el de Kafka, le tocará ir interminablemente de tribunal en tribunal. Y todo legal- legalito.

LO DE HOY

Aquellos lodos nos trajeron esta recesión; la casi hiperinflación, por ahora; la hambreadora escasez; la sima de producción agroindustrial; la inexistencia de dólares y abundancia de dinero inorgánico; los pasajes como los aviones: por las nubes; la deuda de 4.000 MM$ a las líneas aéreas como estrategia para aislar a los venezolanos; la escasez de papel periódico para ahogar los medios libres que quedan; el desempleo, porque ¿quién se traga el cuento de pleno empleo con tanta empresa cerrada?; el aumento de la pobreza, que ya no pueden esconder sus propios indicadores. 

Pero se les trancó el juego. Destruyeron, ahora les cuesta clonar a Cuba y… no saben  reconstruir. ¿Qué harán?

Como dijo Eduardo Fernández, asistimos a la tormenta perfecta. Se trancó la mano. La ruta del colapso. Aunque usted no lo crea, tienen que negarse para sobrevivir. Y eso, requiere de grandes estadistas. O sea…


País en la sima solicita liderazgo reconstructor. Y por cierto, usted tiene que ser parte de ese liderazgo: un Bolívar, múltiple y verdadero. Cada uno un pedacito del Libertador. Ni queda otra, ni es fácil. Pero es el único camino.

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