UN PAÍS, DOS MONÓLOGOS
Rafael
Gallegos
Blog. Núm. 142
Lo que hubo en Miraflores, obvio que no fue un
diálogo. Más bien se trató de dos monólogos que coincidieron en el espacio y el
tiempo. Y Monólogo+Monólogo, no es igual a Diálogo. Un Diálogo requiere un
emisor y un receptor, y sobre todo de
buena voluntad para oír, humildad para aceptar los errores y sabiduría para
cambiar. Y en este sentido lo que se observa es: quince años de ausencia.
Pero, como dijo Goethe, gris es el árbol de la
vida. Algo intercambiaron y algo se oyeron. Y tal vez evolucionen hacia algunos
resultados. Necesidad obliga. Los más fieros solicitan diálogo cuando se ven
arrinconados. Pura sobrevivencia, ya lo dijo el mismísimo Lenin, padre de los
comunistas y de la lumpia más grande que se ha fumado el ser humano, el
comunismo soviético: “Nosotros dialogamos
con los enemigos que hemos jurado destruir solamente cuando carecemos de la
fuerza necesaria para abatirlos; por medio del diálogo alcanzamos aquellos
objetivos a corto y mediano plazo para ganar tiempo, y cuando efectivamente
seamos más fuertes, entonces tomamos sin contemplaciones lo que queremos y sin
que nos conmuevan las apelaciones y las reclamaciones de los enemigos venidos a menos”.
Y así es. Por principio, todos los dialogantes actúan
con cartas bajo la manga. Por necesidad y con deseos de ganar.
Seguramente cuando, guardando las distancias,
Bolívar dialogó con Morillo, ambos lo
hicieron con segundas intenciones. En el fondo querían darse tiempo para
destrozar al otro en su oportunidad.
Sin embargo, brindaron con vino, intercambiaron
liviandades y hasta durmieron en el mismo cuarto. Puro Protocolo. Me pregunto,
¿de verdad habrán pegado los ojos con tan portentoso enemigo al lado?
Luego de firmar el Armisticio, Bolívar habrá dicho
a sus colaboradores: bueno ahora sí tenemos tiempo para organizarnos y
derrotarlo.
Por su parte Morillo habrá dicho a los suyos:
cuando nos lleguen los 12.000 refuerzos de España, los destrozaremos.
Pero Morillo no contaba con el alzamiento del
liberal Rafael del Riego en España - no
se ha exaltado su rol en la Independencia de Venezuela- que le negó los
refuerzos.
Cuando lo supo, Bolívar bailó arriba de una mesa.
Había ganado la partida. Y Morillo, se embarcó para España. Y le dejó la
derrota pintada en la frente, a La Torre.
Y cuando Estados Unidos dialogó con Viet Nam, lo
hizo humillado. Su gran poder, emblemado por bombas atómicas, no le había servido para ganar la guerra a un
pequeño país. Arrinconado… dialogó y negoció. La necesidad obliga.
Hasta el implacable Che Guevara trató de dialogar
en el momento de su captura: “valgo más vivo que muerto”. Pura sobrevivencia.
Arrinconados… dialogamos.
Porque el diálogo es una necesidad y cada quién
juega sus cartas. Y no gana el mejor, sino el que está más conectado con la
realidad.
Y la desconexión que mostró el gobierno fue
terrible. ¿De verdad creerán que lo han
hecho bien en estos años?
Ramos Allup, los demolió. Dejó claro que esta
“revolución” es abiertamente inconstitucional.
Tal como la rusa, china, o cubana, que violaron sus
constituciones y al final, crearon otras
a la medida de sus totalitarismos.
Lo que pasa es que la Constitución venezolana, no
es autoritaria. Tendrán que hacer otra, en el supuesto negado que logren
convertir a Venezuela en otra Cuba.
LO MÁS
EXTRAÑO DE LA REUNIÓN
Primero, el presidente de PDVSA hablando de la
amplia tolerancia del régimen. El mismo que dijo que quien no fuera rojito
tenía que irse de PDVSA y que su puesto se lo debían… a Chávez.
El mismo que no le ha pagado a los 23.000
petroleros democráticos expulsados ilegalmente de PDVSA durante la huelga
general del 2002, ni siquiera su caja de ahorros y les prohíbe a petroleras
venezolanas que los contraten.
Pura tolerancia… dojita.
Segundo, nadie le preguntó al presidente de la
Asamblea Nacional cómo expulsa a María
Corina por haber hablado en la OEA y no se va él mismo luego de su ascenso a
Capitán. ¿O es que la Constitución es diferente para el pavo y para la
pava?
LA NECESIDAD
DE DIALOGAR
Claro que hay que dialogar. Es imperativo.
Que lo hagamos o nos matemos, como dice el
gobernador Falcón, es otra cosa.
Maduro tiene en sus manos esa disyuntiva. O se
democratiza, o pierde. Aunque democratizándose, se niegue. Y democratizarse,
es… aplicar la Constitución. Ya no tiene tiempo de hacer otra a la medida de su
autocracia. No es tiempo de otra Cuba. Hay que saber perder. O como expresó
Lenin… “esperar a cuando efectivamente seamos más fuertes”.
Porque Venezuela no aguanta tantos records
mundiales de inflación, violencia, escasez, represión, polarización.
El fracaso es tal, que viene un cambio, como dijo
antes de Chávez un dirigente copeyano cuyo nombre no recuerdo: con nosotros,
sin nosotros, o contra nosotros.
Así estamos.
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