FUSIL CON “F” DE FIDEL


Rafael Gallegos                                                                  Blog. Núm. 144

La “revolución”, creemos, nunca ha sido capaz de llegar a ciertos estadios. Y siempre llega. Expropia, agrede, apresa, acaba con PDVSA, con la CVG, le entrega al régimen cubano los puertos y las notarías.

¿Y tú crees que sea capaz de enseñar a leer a los niños con un fusil, como en Cuba?

-      No creo chico… hasta allá no llegan.

Pero siempre nos asombran. En su empeño por formar al niño nuevo, ya los adoctrinan. Como en Cuba comunista, tratarán de superar a  ese niño capitalista que aprende a leer con aquellas ridiculeces  de mi mamá me mima, o yo amo a mi mamá.

Ahora, en los libros para niños nuevos, el Libertador – y se salvan de su furia porque no está vivo – palmea al comandante  eterno, mientras éste le transmite a un niño toda su sabiduría.

Entonces podrían llegar a enseñar a leer, como en Cuba, martillo y modelo,  amando a los fusiles. Habrase visto.

Sería copia perfecta del abecedario cubano, o de otro régimen comunista de los que en el mundo han sido.

Hay que recordar que fusil se escribe con “F” de Fidel, de Franco y… hasta de  Fuhrer. Qué sabio es el idioma.

Por ahora engalana las portadas de los libros para niños, esa cara “científica” de Bolívar, cuya sola existencia contradice a todos los pintores del siglo XIX,  y al mismísimo Libertador quien  firmó dando como  auténtico, un retrato suyo, que en absolutamente nada se parece al rostro “científico” del Bolívar que  nos quieren  vender. ¿Mintió el Libertador?

Eso de adorar al fusil, sería algo así como que en la Revolución Francesa los libros de los niños hubieran  tenido una guillotina en la portada, acompañada de portentosos versos como:

Mi guillotina me ama
La guillotina es buena
La guillotina mata reyes y reinas
La guillotina mata a los monárquicos
Mi guillotina me mima
Robespierre era  bueno
Hasta que lo agarró la guillotina
Luis XVI era malísimo
Siempre…

La verdad es que serían el hazmerreír de la historia. Las carcajadas retumbarían a través de los siglos.

O como si los nazis, hubieran puesto un catirito ario en portada de sus libros,  leyendo “Mi Lucha” (El “Cien años de Soledad” de esa autocracia). Y Hitler, el comandante no eterno; pero que esperaba que el nacismo durara mil años (apenas duró trece),  sobándole la espalda. Ah!... y le cantaran una oda al gas solo mata judíos.

ADORACIONES IMPUESTAS DESDE EL PODER

Calígula nombró a su caballo Incitatus, senador. Y todos los funcionarios le rendían los honores correspondientes. Y seguro que no le cortaban el micrófono- no había-  en las sesiones del senado, cuando se le ocurría relinchar
.
-      Que caballo tan inteligente – dirían los senadores oficialistas, mientras aplaudían a rabiar – o a relinchar
-      Yo entendí lo que quiso decir y yo también
-      Y yo también
-      Y yo también
-      Que viva Incitatus

Si para ese momento hubieran inventado la imprenta, seguramente el caballo hubiera cubierto algunas portadas de los libros educativos.

 Chapita, el sanguinario dictador dominicano. Por cierto autor intelectual del intento de asesinato a Rómulo Betancourt, el padre de la democracia venezolana. Sería muy interesante observar el rol que juegan Betancourt, Leoni, Villalba, Caldera, Pérez Alfonso, Larrazábal y otros próceres de la democracia, en esos libros para niños nuevos.

Volviendo a Trujillo, nombró coronel a su hijo  Radamés, de tres años, y todos esos generalotes se le cuadraban al niño lleno de condecoraciones, como si fuera el mismísimo Aníbal. Y no darles vergüenza.

Ese sí que es un niño genial – decían y repetían, para que los oyera el dictador, los enchufados de entonces.

El clímax de todas estas adoraciones desde el poder es la leyenda, o historia de Inés de Castro, quien fue asesinada y su amado, al llegar a Rey de Portugal, mandó a  exhumar su  cadáver, la sentó en el trono, la hizo coronar y obligó  a los cortesanos portugueses a rendirle los honores debidos a una reina.

Por cierto, fíjense en el apellido: Castro. Qué sabia es la historia.

Pero como decía mi inolvidable padre, Rafael Gallegos Ortiz, el lápiz con que se escribe la historia no tiene borrador.

Por más que la “revolución” repita que el 4F fue una rebelión de ángeles y no un golpe de estado, o que los estantes están vacíos porque ahora come todo el mundo y antes un grupito comía y los demás veían, o que imprima toneladas de libros adoctrinadores de nuestros niños…

No podrán borrar la historia. Y menos… detenerla.

Los niños volverán  a decir mi mamá me mima, sin remordimientos.
Y a poner en su sitio  los fusiles, las guillotinas, los gases, las guerras y los falsificadores de la historia.
El 58 no es para los venezolanos decreto para la falsificación de la Historia. Más bien es un emblema de Liberación. Como aquel del 23 de enero de 1958

País al borde del ex país solicita Democracia.


Sin adoctrinamientos. Sin echarle la culpa a nadie…

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