VOTA LA BOTA Y VOTA LA TUSA
Rafael Gallegos
Blog. Núm. 93
El
14 de abril escogeremos entre el comunismo y la libertad. Entre la colonia
cubana y la soberanía venezolana. Entre
vivir en el pasado, lleno de pobreza, improductividad y resentimiento… o vivir
en un futuro próspero, sin pobreza, con luz, agua, comida, hospitales,
carreteras, seguridad, comida en los supermercados y todas esas cosas, que cada
vez escasean más en esta “revolución”.
Entre
vivir en el siglo XXI con sus usos higiénicos y tecnológicos elementales, y de
paso en libertad. O vivir en el siglo del comunismo cubano, anacronismo puro, copiando las condiciones preindustriales, para
sobrevivir.
Quien
vote por la continuidad de ésta “revolución”, lo estará haciendo por los “avances científicos” del comunismo, según
ellos: antídotos contra el capitalismo salvaje.
Veamos:
El
primer antídoto, ya lo anunciaron por televisión: nada menos que la toalla
ecológica. Por cierto, roja-rojita. Toda una maravilla, se usa, se lava, se
cuelga, se riegan las matas y se vuelve a empezar. Las damas venezolanas están
ansiosas, a la espera este gran avance
que impedirá sigan gastando dinero en las incomodas, antihigiénicas y sobre
todo escasas, toallas sanitarias del capitalismo salvaje. Viva el comunismo.
Similar
a otro antídoto contra el capitalismo salvaje: la tusa reciclable. Los
deslenguados dicen que llegará tras la continua escasez de papel higiénico. Se
usa, la lava, fertiliza las matas y… vuelve a empezar. Cosa más grande.
O al desodorante ecológico: limón con
bicarbonato. No irrita las axilas. El olor de la “revolución”.
Y
para los dientes, olvídese de la suntuaria pasta dental de colores o con sabor a menta. Ahora podrá asearlos con
la novedosa “aguadental”. Modo de uso: abra el grifo cuando tenga agua, coloque
la totuma. Agregue, si tiene, jabón. Cepíllese muy fuerte los dientes, si no
tiene cepillo use los dedos, hasta que desaparezcan los residuos de alimentos.
Luego enjuáguese y con el agua residual, riegue las matas. El aliento de la
“revolución”.
Y
si hace mucho calor, la “revolución” ha ideado el antídoto contra el
capitalismo salvaje, y a la vez evita que usted tenga que sacar un impagable fiao
por ventiladores o por aires acondicionados: abanicarse con periódicos, revistas o cartones. Ah!, de
paso, ejercita los músculos de los brazos. La frescura de la “revolución”.
Para
los cortes de luz… velas. Lenin decía que la revolución rusa avanzaba al paso
de la electrificación. Contrario a nuestra “revolución”, que retrocede al ritmo
de los apagones.
Para
lavar la ropa, le diseñarán una piedra especial para utilizarla lavar en los
ríos. En el caso de los caraqueños,
cuando el Guaire esté limpio. Un homenaje comunista a nuestras bisabuelas. Así no se gastarán divisas en el
imperio comprando lavadoras.
En
cuanto al INTERNET… ¿qué es eso? Que vivan las máquinas de teclas. Ah!, y
prohibido llamarse Yoani.
Qué
barbaridad, aunque usted no lo crea, los “revolucionarios” venezolanos confunden ser bolivariano con volver a las
condiciones sanitarias de la época de Bolívar.
¿Qué
le dijo el capitalismo salvaje al comunismo salvaje?... más salvaje serás tú.
Hasta
Trucutrú debe estar impresionado. Aunque los deslenguados dicen que le oyeron
murmurar que con los adelantos higiénicos de en los regímenes comunistas, se siente
como en su caverna.
No
es exagerado afirmar que el 14 de abril,
el venezolano escogerá entre la
democracia… o el retorno de la tusa.
CAPRILES, DONDE SE FUNDE LA ESPERANZA
Ante
este panorama de patria o tusa, se agiganta Capriles como la esperanza
nacional.
Abogado,
bilingüe, diputado, alcalde, gobernador, ex candidato y candidato presidencial,
sin odios, con carisma, demócrata, conciliador, honesto. Y apenas tiene 40 años.
Contra
el retroceso que plantea el heredero de esta mentira y sucesor del gobernante más autoritario y
destructor de los últimos cincuenta años, emerge la figura de Capriles.
Cargada
de democracia, libertades, estrategias de desarrollo, gerencia, marginalidad
cero, inclusión, inversiones, industrias, empleos. Cargado de esperanza y de futuro.
Y
además, ante la escasez y las perspectivas sanitarias, hay que decirlo, cargado
de promesas que no pueden hacer los comunistas made in Cuba, como Nicolás.
Promesas
que tienen sentido en las dictaduras comunistas; pero en cualquier país
democrático serían insólitas: mantener como patrón de consumo de los
venezolanos las toallas sanitarias, el papel higiénico, el desodorante, la
pasta dental, el bombillo, los ventiladores, aires acondicionados, computadoras,
internet, celulares... ¡qué horror! a dónde nos han llevado.
Sería
por lo menos vergonzoso, que este país de libertadores, los venezolanos
eligiéramos contra nuestra libertad.
CAPRILES PRESIDENTE
VOTA LA BOTA
Y VOTA LA TUSA
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