DEMOCRACIA Y PUNTO

 

Rafael Gallegos                                                                  Blog. Núm. 88      

 
José Tadeo Monagas, cuando trataba de enderezar los entuertos del vergonzoso 24 de enero de 1.848 - asalto al Congreso – expresó: la Constitución sirve para todo.

Le pareció una frase feliz, a pesar de haber instigado a las  turbas a asaltar al  Congreso, de los heridos y muertos, entre ellos el ilustre Santos Michelena. Y se hizo el loco ante la expresión de Fermín Toro: podrán trasladar mi cuerpo al Congreso; pero Fermín Toro, no se prostituye.

La Constitución actual, también “sirve para todo” a los gobernantes de turno. En enero, lo hizo para  justificar la presencia de un Presidente ausente.

Y hoy, seleccionan al Vicepresidente Maduro como Presidente Encargado, cuando la Constitución expresa claramente que de no haberse juramentado el Presidente Electo, como es nuestro caso, el máximo cargo recae en el Presidente de la Asamblea.

Falta saber cómo interpretarán la elección dentro de los siguientes treinta días. A lo mejor estiran los treinta días hasta agosto, o mayo… lo que le convenga al poderoso PSUV. Como si los días de la “revolución” no duraran 24 horas, sino lo que le convenga al proceso.

O qué malabarismo utilizarán para nombrar al Vicepresidente encargado de la Presidencia, como candidato presidencial, contrariando el artículo 229 de la Constitución.

Por su parte la fuerza armada, se cuadra con la “revolución”. Ahora resulta que “hay que votar por Maduro, para parar a los fascistas”. ¿Dirá algo al respecto, el aguerrido CNE?

Y los representantes de los demás poderes… parecen miembros del PSUV.

O sea que Juan Bimba, o Juan Pueblito, o usted o yo, estamos representados y defendidos por  las instituciones públicas, tal cual como reza la ley de la gravedad: de manera inversamente proporcional al cuadrado de  la distancia que nos separa del gobierno.

Y en cuanto al árbitro, sin comentarios. Circunscripciones, fechas, firmas, multas… forman un largo rosario de clarísima tendencia.

 

PILAS Y GUÁRAMO

Venezuela vive un momento muy álgido por la muerte del Presidente de la República Hugo Chávez. Paz a sus restos.

Este instante debería servirnos para dialogar, discutir diferencias y reforzar similitudes. Buscar la paz para asumir, juntos, el futuro.

Como no hay condiciones para un diálogo profundo y dinamizador, serían suficientes unas elecciones limpias y respeto a la disidencia.

Sería saludable, en este sentido, que el gobierno revisara los casos de  los presos políticos, los exiliados y los perseguidos, y alejara “sus” medios de información del PSUV y los acercara  a los ciudadanos.  

Pero como no podemos sentarnos a esperar que los olmos produzcan peras, nos corresponde actuar con los escenarios más probables.

Con pilas, que nos eviten hacer ejercicios de inocencia que nos lleven al abismo cual ratones tras el flautista de Hamelin, como nos ha sucedido en diversas ocasiones.

Con guáramo, o sea, capacidad de arriesgar, lo que haya que arriesgar, para  rescatar esta democracia que se nos va, como el agua,  de las manos.

EL LEGADO DE CHÁVEZ

 Chávez desarrolló un profundo liderazgo sobre los más pobres. Fue el vengador del pueblo ante la decadencia del esquema democrático a finales del siglo pasado.

En el gobierno, les transfirió directamente los beneficios del petróleo. Pero luego de quince años… los pobres, siguen allí como los dinosaurios del cuento de Monterroso.

Claro, no es lo mismo repartir que gobernar.

¿Entonces, qué pasó? Al final, los pobres siguen siendo pobres. Los programas sociales han sido muy mal gerenciados y sobre todo: no era necesario golpear severamente  la economía y la democracia, ni eternizarse en el poder, para mejorar los niveles sociales.

El parque industrial venezolano está destruido en un 50%, la CVG en su mínima expresión, PDVSA pre quebrada y con producción mínima, y las reservas internacionales, en barrena.

Además los déficits hospitalarios, de vivienda, de seguridad; la inflación y devaluación records, y el déficit de democracia, hacen que el legado para el próximo Presidente, refleje peligrosos fracasos  y requiera de grandes cambios.

Y volvemos al principio del artículo, es imperativo crear condiciones para el diálogo. Para los acuerdos fundamentales. El país así lo grita. No hay un camino diferente.

Habrá elecciones plagadas de ventajismo. Si el que gana no se sienta a dialogar, lo lamentará. En lo personal, por el fracaso de su gobierno. Y en lo colectivo, por el fracaso nacional traducido en hiperinflación, escasez, hambre y violencia.

Hay que imitar al Libertador, quien logró unir a Venezuela tras la Independencia, superando el odio de Boves y uniendo a todas las clases sociales tras un objetivo común. Ese es el espíritu de la democracia.

Es urgente pegar este “corazón partío” en que nos hemos convertido. Ya basta de arrimar la brasa a la sardina del autoritarismo.

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