POST CHAVISMO
Rafael Gallegos
Blog. Núm. 79
Perdimos. Nos pelaron en las regionales. ¿Y
qué? Esa es la política. Ganar, perder, ganar, volver a perder. En el caso de
los demócratas venezolanos, debemos tener claro que perderemos… hasta que
logremos un triunfo contundente. La gran pregunta para el 2013, es si podremos
lograr esa victoria. Ud. ¿qué opina?
Yo,
creo que sí.
Comparto
el término de arrebatón para definir la derrota en las regionales. El gobierno,
para quien el grosero ventajismo se ha hecho costumbre, hizo a sus candidatos
gobernadores paralelos, con mucho dinero, mucho más que a los gobernadores
legales. Igualmente utilizó el tesoro
público para la campaña de los candidatos de la “revolución”. Irrespetó a un
árbitro que no se hace respetar en su empeño en parecer un ministerio. Todo un
fraude procesal. Es verdad que no hay fraude contable, aunque habrá que esperar
el final del drama de Andrés Velásquez en el Estado Bolívar.
Por
cierto, los demócratas estamos a la espera que el CNE la haga una llamada de
atención, aunque sea para disimular, al vicepresidente Maduro por su
proselitismo en pleno proceso de votación el 16 D.
A
pesar de tamaño ventajismo, los
candidatos a gobernadores de la alternativa democrática lograron el 44% de los
votos. ¿Cómo hubieran sido los resultados en igualdad de condiciones?
Además,
los “desencantados” de la oposición, no votaron. Si el Libertador se hubiera
“desencantado”… seríamos todavía colonia de España. Pilas y guáramo son
nuestras primeras necesidades.
LA PARADOJA
Perdimos
las elecciones regionales… pero más grave sería que perdiéramos las
perspectivas. Es imperativo desarrollar visión de helicóptero para observar
integralmente el proceso político y no enredarnos en las ramas del bosque.
Montados
en el helicóptero, podremos observar la siguiente paradoja: a pesar de la derrota, tenemos mejores
perspectivas que la “revolución” para el 2013. Veamos:
En
primer lugar, hay que elegir un nuevo CNE y unos nuevos magistrados, en los
próximos meses. Para ello, se requiere del concurso de nuestros diputados. Lo
que implica que se comienza a desmontar la hegemonía.
En
segundo término, ya comenzó el post
chavismo. Lo decretó el Presidente cuando nombró a Maduro como sucesor. Y
eso, no es poca cosa. Si para la oposición es traumático enfrentar dos derrotas
seguidas, imagínense para la “revolución” la expectativa de haber ganado unas
presidenciales y no poder cobrarlas. Y
peor, no tener “cobrador” para un muy probable nuevo proceso electoral.
O
sea… chao. Y ellos lo saben.
Por
primera vez la oposición tiene líder y
el gobierno, no. Tenemos a Capriles
Radonski, que en una excelente campaña sacó en octubre el 46% contra el
ventajismo de Hugo Chávez. Y además hoy, flamante gobernador reelecto del
Estado Miranda. Agregó a su record de KO, a otro vicepresidente. Y no hay dos
sin tres.
El
gobierno, tiene a Maduro, o a Cabello, o tal vez otro aspirante. Por primera
vez en quince años… no tienen un líder visible. Tienen que formarlo, venderlo y
ponerle en la boca un programa de gobierno más allá de la cursilería populista
que Chávez quería que yo prosiguiera su obra. Y no tienen tiempo.
Y
el líder que nombren para las probables elecciones presidenciales, ni remotamente
aglutinará en un férreo puño a los militares, a los poderes, al gobierno
central, al partido, a los procubanos, los militaristas y sobre todo al pueblo.
Porque en las democracias, el poder no se hereda. Ni de lejos el sucesor heredará el 55 % de los votos de Chávez el 7 de
octubre.
Además,
la oposición es absolutamente unitaria, mientras que al gobierno… ya se le ven
las fisuras.
El
sentido común nos indica que el candidato del gobierno que resulte para el
2013, está marcado por la derrota.
Lo
que quiere decir que Venezuela, guiada por Capriles, está destinada a la
democracia y la prosperidad.
Y
en el caso de un improbable triunfo “revolucionario”, el nuevo presidente tendría que dialogar, transigir…
democratizarse. Desdibujar una “revolución” que en el argot hípico, está más
que en la recta final, en la línea roja. Rojos en la línea roja.
Las
cartas no están echadas… todavía. Las
estamos barajando. Estamos barajando el absoluto reconocimiento a Capriles. La
maximización de la acción unitaria. El abandono del paralizante “desencanto”.
La maximización de la maquinaria. Y lo más importante, la conciencia de que somos los favoritos para el 2013.
Parafraseando
a Buck Canel (cédula en mano), si tenemos
la moral de triunfo… triunfaremos.
Abajo
la auto lástima. Que se preocupen ellos. Las condiciones del 2013 nos
favorecen.
Mientras
barajamos, esta columna se despide hasta el 2013. El año de la transición, que
debe estar marcada por el diálogo entre todos los venezolanos. Feliz Navidad y
un 2013 lleno de democracia.
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