BODAS DE ORO DE LA NACIONALIZACIÓN DEL PETRÓLEO (y III)

 

Petróleo sin Reservas           

Rafael Gallegos 699  

Como expresamos en el artículo anterior, la Apertura Petrolera fue muy exitosa, pero no todo era color de rosa, porque el país vivía una  acelerada la decadencia desde el viernes negro.

Lusinchi en 1984 había recibido el gobierno con un proceso de devaluación e inflación, y una deuda de 35.000 millones de dólares. Se encontró con la denuncia de banqueros norteamericanos que buena parte de los préstamos que integraban la deuda, ni siquiera habían salido de la banca, sino que pasaban a cuentas privadas. 10.000 millones de dólares fueron  contratados de manera ilegal.  ¿Qué tal? Para los que pregonan que venimos del Paraíso Terrenal.

Lusinchi negoció la deuda, y estableció Recadi, de dudosa reputación. En postrimerías de su gobierno expresó: “la banca me engaño”.

Desde 1985, los precios petroleros bajaron hasta casi  la mitad. Sin embargo,  hubo bienestar en la población durante su gobierno, por correr la arruga en medidas para superar el rentismo, el proteccionismo, la excesiva burocracia, y otros aspectos Cuando CAP llegó a Miraflores, encontró apenas 300 millones de dólares en las reservas internacionales.

Definitivamente, los beneficios peroleros habían sido boom para hoy, y barranco  para mañana.

CAP: paquete y poblada…

CAP comenzó a aplicar el llamado paquete, que consistía en una serie de medidas de la mano del FMI, que implicaban sinceración de precios, liberación de intereses bancarios, privatizaciones, reducción del gasto público, que afectaría los ingresos de la población. Su sola expectativa, creó mucho nerviosismo en los venezolanos.

El 27 de febrero, el “caracazo” se inició en Guarenas. Los cerros bajaron en Caracas, y luego la poblada se extendió al país. Transportes quemados, vidrieras rotas, saqueos. Rebasaron a la policía. Hubo muchos muertos. Sin embargo, el gobierno continuó con las medidas.

La inflación superó el 80 %, curiosamente el límite impuesto por CAP para su “auto suicidio”. Sin embargo, dos años después en 1991, las medidas comenzaron a reflejar magníficos resultados, la moneda se estabilizaba, la inflación disminuía, el país crecía al ritmo de 9%, se había negociado la deuda… pero llegaron primero el 4F y luego el 27N, que obligaron a ralentizar el paquete.

Luego una conspiración civil, de notables, silenciosa y legal, provocó la renuncia de CAP. El daño estaba hecho.

Caldera inició su gobierno en medio de una severa crisis bancaria y con inflación de dos dígitos altos. Aplicó la llamada Agenda Venezuela, la inflación comenzó a ceder y el país a crecer. Pero en 1998 los precios petroleros bajaron a un dígito, a niveles mínimos de los últimos 25 años, lo que hizo bajar el crecimiento drásticamente desde 6%, hasta casi cero.

Enfermedad holandesa… Venezuela se había acostumbrado a vivir de boom en boom y de paquete en paquete. Los cuantiosos ingresos petroleros no fueron suficientes para superar la crisis. Es más, para algunos, los ingresos petroleros  (o su mal uso) generaron la crisis. El clientelismo, la pobreza (60%), la corrupción, el debilitamiento de los partidos, habían desmoralizado al país. A pesar de tantos logros, tanta democracia, tantos líderes políticos encabezando grandes partidos, y de haber transformado al país totalmente en los últimos setenta años, el siglo cerraba con una sociedad que padecía la llamada enfermedad holandesa.

Y para remate, en lugar de seguir los consejos de Luis Herrera Campíns en cuanto a perfeccionar la democracia, el “pueblo” escogió la vía mesiánica. 

Balance de la nacionalización siglo XX…  El  balance de la nacionalización corresponde al siglo XX,  porque lo que se realizó desde 1999 en materia petrolera fue desde otra perspectiva, con otros parámetros, otra moral y otros objetivos.

Cuando Chávez ganó las elecciones en 1998, Pdvsa se había convertido en un emporio energético, una petrolera de calidad mundial, que enrumbaba a Venezuela a ser el cuarto productor  petrolero del mundo, que tenía centros de investigación, educación de calidad para su gente, creciente desarrollo de petróleo y gas, refinerías nacionales e internacionales. Un orgullo hecho en democracia.

A pesar que ya se había hecho costumbre que el gobierno le metiera la mano a los dividendos. No hay que olvidar que en 1982 le hicieron depositar a Pdvsa sus cuentas internacionales en Venezuela, lo que significó pérdida de autonomía. Que redujeron  el período de la directiva de cuatro a dos años, obviamente para mantener el control. Que en 1997 se eliminaron las filiales por válidas razones de economía; pero al respecto Quirós Corradi dijo que a Pdvsa le habían quitado el colchón que separaba a los operadores de los políticos: las filiales. Sin embargo, la empresa se mantenía pujante, meritocrática, y capaz de enfrentar sus retos.

Desde la Apertura era evidente la necesidad de abrir Pdvsa a los capitales privados para poder financiar el crecimiento pautado. Los grandes proyectos se elaboraban cada vez con más capitales privados. Se había asomado la posibilidad de colocar una pequeña parte de Pdvsa en la bolsa de valores. Pero Hulk seguía rompiendo la camisa, por no crearse un modelo de incorporación de esos capitales.

Pdvsa fue, con sus defectos, un gran logro de los venezolanos. Hubo medidas extraordinarias que no hubiera sido posible adelantar sin la nacionalización: gestión tecnológica, internacionalización y  mercadeo  internacional, cambio de patrón de refinación, y sobre todo,  el control del negocio por los venezolanos. No es concha de ajo llegar a ser una de las mejores petroleras del mundo. Sin embargo, como expresamos el modelo comenzó a agotarse y…  “Hulk” crecía, crecía  y rompía la camisa.

La Venezuela de los años noventa era infinitamente superior a la de los años treinta. Pero  el modelo utilizado - parafraseando a Marx – encerraba en su seno el germen de su propia destrucción. La estrategia del petroestado, el crecimiento del gasto público, el proteccionismo, los subsidios, la multiplicación de la burocracia, el facilismo, el clientelismo, la corrupción, la baja autoestima, y la baja estima por la democracia… agotaron el sistema.

Pero ojo… Lo que acabamos de describir hubiera sucedido CON o SIN nacionalización. El crecimiento de los precios a partir de los setenta le hubiera correspondido manejar a los gobiernos, con transnacionales o sin transnacionales.

La nacionalización fue una forma de organización muy positiva, cuyo modelo se fue venciendo y no fuimos capaces de modificar.

El país se ahogó con tantos recursos que NO supimos utilizar. Y para remate, la revolución cambió todos los parámetros.

Pdvsa en revolución… Para  los revolucionarios, gobierno y empresa petrolera era lo mismo. Su visión no era una empresa productiva sino una empresa social. Esto generó cambios organizacionales y de actuación que resultaron  incomodos para los trabajadores. La incomodidad se fue recalentando hasta llegar al conflicto del 2002- 03. Fueron expulsados 23.000 técnicos y obreros. El cerebro de la organización, más nunca fue el mismo.

Los números actuales de Pdvsa: 30 % de la producción de 1998, 15 % de la refinación. Ponga usted el porcentaje de gerencia. Disfrutaron el boom petrolero más grande de la historia de Venezuela. No incluimos estos años en el análisis de la nacionalización, porque significó un punto de inflexión al respecto, que no tiene nada que ver con la nacionalización del siglo XX. Es otra cosa. Tal vez una post nacionalización; pero otra cosa.  

El futuro o las lecciones aprendidas…La industria petrolera requiere para su recuperación, de capitales cuya principal fuente es el capital petrolero internacional. Quince o veinte mil millones de dólares al año durante unos diez años para llegar a unos cuatro millones de barriles diarios y recuperar las refinerías, en línea con Citgo (hay que salvarla). Y para industrializar el gas, exportar gas licuado a otros países, y generar una petroquímica de talla mundial.

Es fundamental diseñar un nuevo esquema a objeto de no repetir los errores del pasado y no volver a padecer ni la enfermada holandesa, ni el síndrome de Estocolmo, que tanto daño nos han hecho. 

La buena noticia es que no estamos en era de post renta petrolera, sino en un período de pre renta, porque el país – no lo dude-  volverá a ser un importante productor de petróleo, y además de todo tipo de energía. Un distribuidor de energía para las américas. ¿Qué tal? ¿Le gusta?

La mejor manera de celebrar los cincuenta años, es crear una nueva industria petrolera y energética para los próximos cincuenta. Las nuevas y futuras generaciones nos lo piden a gritos. Oiga.  

Adelante, por arriba de las tumbas, adelante.

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS HERMANOS DE LECHE DEL LIBERTADOR

CON CHEVRON O SIN CHEVRON

MEGA ACUERDOS DE TRUMP DESDE EL PETRÓLEO ÁRABE