BETANCOURT, OTERO SILVA Y EL PLAN DE BARRANQUILLA

 

Petróleo sin Reservas           

Rafael Gallegos 693               

La llamada Generación del 28 produjo la génesis de las ideas políticas del siglo XX venezolano,  y las orientó hacia su máximo logro: la república civil.

Fue un semillero de nuestros nunca bien ponderados próceres civiles. Entre ellos Jóvito Villalba, preso en las mazmorras del régimen con grillos en los pies desde 1928 hasta casi el final de la dictadura. Igualmente los futuros presidentes democráticos Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, o grandes literatos como Miguel Otero Silva y  Antonio Arráiz, el de la inmortal  novela “Puros Hombres”. También otros como Pedro Juliac, Valmore Rodríguez, Ricardo Montilla. Y los oradores en el  carnaval de 1928 donde se coronó a la Reina Beatriz Primera: Joaquín Gabaldón Márquez, Pio Tamayo, Juan Oropeza, Guillermo Prince Lara, Jacinto Fombona y tantos otros que deberíamos sacar del anonimato, por justicia y sobre todo por aprender nosotros de sus gestas para evitar tanto fracaso como país.

 Centenares de estudiantes presos, exiliados, algunos muertos en prisión. Inolvidable el acto - debe ser único en el mundo - de presentarse en masa como voluntarios para la ir a cárcel si no liberaban a los compañeros presos. Por supuesto que  Gómez no soltó a nadie y  además los encarceló. Luego muchos sufrieron trabajos forzados siguiendo  lema de la dictadura Unión, Trabajo y Paz: Unión en las cárceles, Trabajo en las carreteras y Paz en los cementerios. Pura democracia.

Para ganar su sustento, algunos de ellos se exiliaron en Barranquilla y montaron una  frutería…

… UNA ADIVINA EN BARRANQUILLA

“…De Curazao pasó Betancourt a Barranquilla, donde para sobrevivir montó una venta de frutas con sus amigos y compañeros de lucha, entre ellos  Raúl Leoni, a quien siempre apodó “el calvito”  y Valmore Rodríguez. En una ocasión una vieja gitana se acercó al negocio con la intención de comprar unas piñas. Las pidió rojas, frescas  y grandotas porque y que le agilizaban la digestión. Al recibir la fruta y rozar la mano del frutero, la vieja, sin ocultar su asombro y ante la sorpresa de Rómulo, se la tomó y la volteó de modo que la palma apuntara a su rostro. Observó  detalladamente como si estuviera interpretando  un jeroglífico. Pasado un instante la gitana inquirió al joven: ¿qué hace usted aquí? - al tiempo  que colocaba las piñas sobre el mesón. Leoni y Valmore se cruzaron miradas, extrañados. ¿Y a ésta qué le pasa? La gitana observó la  forma y la rugosidad de la palma de la mano de Rómulo. Los cortes, las estrellas, el largo y la profundidad de las líneas línea de la vida, la de la cabeza y del destino. Luego chequeó  el tamaño, la protuberancia y ahuecamiento de los montes de Venus, de Saturno y de la Luna. Tardó pocos segundos. Cerró los ojos, como consultando algún oráculo interno. Lentamente se llevó primero su mano hasta el corazón y luego la de Rómulo. El asombro reforzaba el silencio de sus contertulios. Abrió los ojos y fijó su mirada en el joven político. La curiosa escena  paralizó a otros clientes que hacían presencia en la frutería. Tú estás llamado a hacer una gran carrera política, serás Presidente de tu país, dos veces -  continuó luego de una pausa  y de seguramente escudriñar algún quiebre en la línea del destino - pero ni se te ocurra ir por la tercera vez - le advirtió muy severamente - sería un desastre. … Cuentan que luego de la   predicción de la gitana,  sus amigos y colegas fruteros le decían jocosamente y con alguna pantomima como quitarse el sombrero o inclinarse en respetuosa reverencia, buenos días presidente, pase presidente, llega el presidente, ha hablado el presidente. Muchas veces provocaban en Rómulo  deslenguados arranques de mal humor. Déjense de mariqueras y pónganse a trabajar, no joda -  les decía molesto y con su voz estridente, siempre fue así,  a sus amigos.” **

 

“EN LAS HUELLAS DE LA PEZUÑA

En 1931 los jóvenes veinteañeros Rómulo Betancourt y Miguel Otero Silva publicaron “En las huellas de la pezuña”. El prólogo, nada menos que de José Rafael Pocaterra, contiene  la génesis del pensamiento de estos próceres civiles. Pero más que ello, muestra la derrota – como expresa el mismo Pocaterra - del postulado de “los césares democráticos” del Laureano Vallenilla Lanz, dirigido a convencer al país de la necesidad de un “gendarme” , como un taita que fuera duro con los venezolanos mientras aprendían a ser demócratas. ¿Qué tal? Toda una justificación de la dictadura, comulgando con quienes planteaban que en esa época no se podía hacer otra cosa, que un Gómez con su férrea dictadura era necesario.

Estos jóvenes expresaron  en “Las huellas de la pezuña” la necesidad de superar la represión política, el 90 % de analfabetismo, las enfermedades endémicas, los latifundios, el caudillismo, la voracidad del capital internacional. Implantar una democracia, con políticas de salud, con educación intensiva. Aspectos que ya eran estado del arte en el mundo desarrollado.

“PLAN DE BARRANQUILLA”

Posteriormente Betancourt, Leoni, Valmore Rodríguez, Pedro Juliac y otros elaboraron el llamado “Plan de Barranquilla”, que analizó la situación de Venezuela y propuso un Programa, cuyos puntos  más destacados fueron : civiles manejando la cosa pública, libre expresión de pensamiento, expropiación de los bienes de Gómez, creación de un Tribunal de Salud Pública,  decretos protegiendo a los productores de la “tiranía capitalista”, desanalfabetización de las masas y educación técnica e industrial, revisión de contratos ( principalmente petroleros), y convocatoria a Asamblea Constituyente. 

La lectura del documento muestra un sesgo marxistoide, seguramente producto  de  la revolución rusa, que tenía poco más de diez años, todavía para muchos era utopía, y deslumbraba a muchos de esos jóvenes.

Sin embargo, la gran mayoría de los puntos propuestos en  el Programa del Plan de Barranquilla,  eran evidentes para un estado moderno. Sería interesante analizar cómo está la Venezuela de hoy, respecto a esos postulados. 

OTERO VS BETANCOURT

Miguel Otero Silva cuestionó abiertamente el Plan de Barranquilla, dijo que era un “programa pobrísimo”, que apenas planteaba revisión (¿y no expropiación?) de las inversiones extranjeras. Que no se aludía a la expropiación de latifundistas, ni a repartición de tierras entre los campesinos, ni a derecho a huelga, entre otros aspectos. Que se trataba de un “programa timorato” que le hacía el juego a los explotadores.

Una discusión de altura entre dos jóvenes y brillantes líderes. Ya se deslindaba la izquierda marxista (Otero) de la socialdemocracia (Betancourt).

Con los años, el PCV apoyaría a Medina Angarita (instrucciones rusas durante la guerra), luego estarían juntos el PCV, AD, URD, Copei y otros partidos democráticos en la lucha contra Pérez Jiménez. En los sesenta, la izquierda marxista se alío a Fidel Castro y trató de derrocar a los gobiernos. Con Caldera vino la pacificación, y así convivieron estas dos tendencias políticas que en Venezuela tuvieron su origen en el Plan de Barranquilla.

En este siglo XXI han variado los parámetros de manera muy significativa, pero se trata de otra historia. Por ahora nos limitamos a recomendar el estudio, la interpretación y reinterpretación de esos años,  para saber de dónde venimos, y ojalá hacia dónde vamos.

Porque es urgente definir asertivamente el país que queremos, y luchar por él.  

**Fragmento de la novela de mi autoría “Los sueños del Padre Pascual”, eternamente a la búsqueda de editor

Comentarios

  1. Leída, con tu venIa. Un plan país por lógica tendrá las visiones de quien gobierna, pero es posible uno especial, de visión más amplia, compartida en áreas fundamentales como salud, educación, trabajo y petróleo, entre otros temas

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    1. Gracias Miguel. Realmente un Plan País para ser efectivo debe ser producto de un consenso entre democratas. Un gran abrazo.

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