PETRÓLEO Y LUÍS HERRERA CAMPÍNS
Petróleo sin
Reservas
Rafael Gallegos 681
El 5 de mayo el presidente Luís
Herrera Campíns (LHC) cumpliría cien años. Buen momento para analizar el
significado de su trayectoria, su legado, sus aciertos, sus reveses. Y hacerlo
más allá de la polarización, que tanto nos perjudica la capacidad de extraer
lecciones que alimenten estrategias para nuestro futuro.
Abogado, preso político de la
dictadura perejimenista, diputado, senador y presidente de la República. Tal
vez el presidente con mayor bagaje cultural que ha tenido Venezuela. Ganó las
elecciones presidenciales de 1978, derrotando al favorito Luís Piñerúa
Ordaz.
“RECIBO UN PAÍS HIPOTECADO”
Esa frase marcó su primer discurso
como presidente. Realmente recibió una deuda pública de más de 13.000 millones
de dólares, la denunció… y lamentablemente la duplicó durante su gobierno, con
el agravante que la mayor parte de esa deuda se vencía a corto plazo, aspecto
que aceleró el llamado viernes negro.
En su descargo, es necesario recordar
que más que un país hipotecado, el gobierno de LHC recibió la inercia de la
llamada Gran Venezuela de Carlos Andrés Pérez, quien a pesar de haber
redimensionado al país con magníficas obras durante su gobierno 1974-79, no
supo administrar la avalancha de dinero producto de la multiplicación de los
precios del petróleo. Más bien multiplicó por seis el gasto público, duplicó la
burocracia, generó el llamado capitalismo de estado y protegió excesivamente a
la producción nacional. Y cuando el dinero no alcanzó, recurrió a una
gigantesca deuda. Tanto dinero fácil aflojó los resortes morales, y
generó un estado gigantesco e inviable, donde era más beneficioso estar a su
sombra, que competir basado en la productividad.
LHC intentó enfriar la economía, y
provocó una incesante fuga de divisas. También continuó incrementando el gasto
público, un 70 %. Finalmente llevó la deuda pública hasta 28 mil millones de
dólares.
PROFUNDIZACIÓN DE LA NACIONALIZACIÓN
DEL PETRÓLEO
Ese fue el lema de su política
petrolera, dirigida fundamentalmente por el Dr. Humberto Calderón Berti, quien
estuvo los primeros cuatro años al frente del Ministerio de Minas, y en agosto
de 1983 sustituyó al general Rafael Alfonso Ravard, quien ocupaba la
presidencia de Pdvsa desde 1976.
En 1979, a los pocos meses del
gobierno de LHC, el Ayatola Komeini derrocó al Sha de Irán, aliado de Estados
Unidos y policía del petróleo de la zona. El armamento que administraba el Sha
pasó a manos del profundamente antinorteamericano Komeini. De entrada,
éste paralizó sus exportaciones petroleras iraníes (unos 5 millones de barriles
diarios), lo desestabilizó al mercado y casi triplicó de los precios del
petróleo hasta casi 30 $ el barril.
En medio de ese escenario, el
gobierno de LHC desarrolló programas exploratorios de petróleo y gas,
que revirtieron la decadencia de las reservas. Las de petróleo
se incrementaron desde 18.000 millones de barriles hasta 30.000. Se
descubrieron importantes reservas de gas en el Caribe. Igualmente se dio inició
el desarrollo de la Faja, perforando más de 900 pozos en las áreas Machete,
Zuata, Hamaca y Cerro Negro.
LHC también ejecutó el Cambio
de Patrón de Refinación. Cuando se nacionalizó el petróleo, las
refinerías venezolanas estaban consideradas como de residuales por las
transnacionales. El cambio de patrón permitió producir más de 100.000 barriles
diarios adicionales de gasolina y destilados, utilizando el mismo volumen de
petróleo. Venezuela se convirtió en exportador de gasolina.
También el gobierno de LHC acometió
la Internacionalización del Petróleo, que consistió en comprar
refinerías en Europa y Estados Unidos para procesar nuestros crudos pesados. Es
decir, llevar los crudos pesados venezolanos desde los pozos hasta los tanques
de gasolina de los vehículos en los principales centros de consumo
de gasolina del mundo. De la vaca a la boca. Sólo en Estados Unidos, las
refinerías estaban asociadas a más de 15.000 estaciones de servicios. Este
conjunto de acciones, más que comprar refinerías, consistió en comprar
mercados. La capacidad de refinación de Venezuela se incrementó hasta 3 millones
de barriles diarios.
La política petrolera de LHC
prácticamente completó la nacionalización. Pdvsa fue considerada como una de
las mejores empresas petroleras del mundo. La industria petrolera venezolana
pasaba, de ser una “saca tubos y mete tubos”, a un emporio energético.
LAS CUOTAS DE PRODUCCIÓN
Todo lo que sube baja, y más en un
negocio como el petrolero. En 1981 se comenzaron a debilitar los precios del
petróleo. En 1982 la OPEP estableció las cuotas de producción, lo que significó
para Venezuela serios recortes. Cuando las divisas no cubrían el nivel de gasto
que se había dado el gobierno, LHC hizo varios esfuerzos infructuosos que
afectaban la gestión de Pdvsa, como la centralización de las divisas de Pdvsa
en el instituto emisor, y algunos “arañazos” a los dividendos.
VIERNES NEGRO
La disminución de ingresos quebró el
modelo. La brecha fiscal, que era de más de 13.000 millones de bolívares, la
moneda sobrevaluada, la fuga de divisas y el decrecimiento del PIB, obligaron
al gobierno a tomar medidas. Las cuentas no daban. El gobierno anunció la
devaluación del signo monetario (adiós al 4,30), y el control de cambio. Lo
demás es historia.
En diez años (CAP/LHC), se había
transformado la gigantesca bonanza petrolera en deuda, inflación y desmoralización.
Sin darnos cuenta, los venezolanos navegamos en la abundancia hundiéndonos,
como si fuera arena movediza.
Iniciaríamos, con altibajos, una ruta
decadente que hoy está muy lejos de finalizar.
EPÍLOGO
LHC fue un demócrata, realizó las
primeras elecciones municipales independientes de regionales y presidenciales
desde 1958, inauguró el Metro, el Teatro Teresa Carreño, el Hipódromo
de Valencia, 19 institutos de educación superior, 2250 camas de hospitales, 183
bibliotecas, 1400 kilómetros de carreteras. Respetó las libertades. No se
trata de estigmatizarlo. Tuvo grandes logros, pero no supo salir de la vorágine
de la mala administración de la abundancia.
Debemos, sin polarizaciones ni
simplonerías, analizar y extraer lecciones de aquellos momentos para cuando se
reconstruya nuestra desvencijada industria petrolera, y por ende el país.
Luis Herrera Campíns fue un
hombre honesto, capaz y bueno. Murió en la inopia luego de administrar
miles de millones de dólares. ¿Digno de Ripley?
Es la hora de estudiarlo.
ResponderEliminar**Buenos días, Don Rafael Gallegos.**
Como bien señalas: Es fundamental analizar y extraer lecciones de aquellos momentos, para cuando llegue el tiempo de reconstruir nuestra industria petrolera nacional._
Ante esto, debemos plantearnos varias preguntas clave:
1. ¿Qué sentido tuvo para la sociedad venezolana endeudar al país mientras, al mismo tiempo, se adquirían activos (refinerías) en el exterior?
2. Si la premisa era comprar refinerías para procesar crudos pesados —dado que la mayor parte de las reservas venezolanas son de este tipo—, ¿por qué muchas de esas refinerías no terminaron procesando esos crudos?
3. Si la estrategia contemplaba inversiones en conversión profunda para el proceso de refinación, ¿por qué no se vendieron esas refinerías cuando cambió el panorama económico?
4. ¿Hasta qué punto el plan de internacionalización dependía del fondo de reservas de PDVSA, que fue expropiado por el Banco Central de Venezuela en 1983?
5. ¿Cuál fue el impacto financiero de las cláusulas de **Descuento** (descuentos en precios de suministro de crudo) aplicadas para cumplir con los contratos establecidos?
6. ¿Cuál fue el costo generado por el mecanismo alternativo de **Contratos de Asistencia Técnica**, firmados con transnacionales para garantizar la venta de crudo venezolano en sus refinerías?
7. Finalmente, ¿cuál fue el proceso de autorización jurídica de esta internacionalización?
Aprecio mucho tu disposición a compartir y reflexionar sobre estos temas.
Un fuerte abrazo.
Hola Robny.
ResponderEliminarBuenas preguntas que requieren un espacio mucho más grande que este.
Comparto algunas de esas inquietudes.
Sin embargo, me inclino por el balance global: de la vaca a la boca .... llevar el petróleo desde el pozo hasta los centros de consumo del mundo, saltando los problemas de mercadeo para este difícil crudo.
Por ejemplo, la inmensa utilidad que tendría Citgo hoy.
Sin embargo tus preguntas requieren un análisis mucho más profundo que este espacio.
completo.
Un gran abrazo