CIPRIANO CASTRO, ENTRE EL CAFÉ Y EL PETRÓLEO (y II)
Rafael Gallegos 685
El general Cipriano
Castro entró a Caracas en tren por la Estación Caño Amarillo. El “pueblo,” de lo más emocionado lo estaba esperando y lo aplaudió
hasta el delirio. Ese fue el primer lanzazo contra el ego del gobernante. Lo
que no imaginó es que ese “pueblo” sería el mismo que gritaría “muera Castro” en 1908, para celebrar al
nuevo hombre fuerte, Juan Vicente Gómez.
El gobierno de don Cipriano inició con el lema “"nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos
procedimientos", que reflejaba deseos de renovación. Eso no evitó que
los caraqueños se burlaran del “tumbaito” de los andinos al hablar, o del busté, o el
uyuyuy. De El Cabito, como motearon a don Cipriano, decían que su infinita
ambición le quedaba muy grande a ese cuerpito, y más con el desgaste
a que lo sometía con la vida licenciosa que llevaba.
DE GUANOCO A LA LIBERTADORA
El general
(café) Cipriano Castro pronto tuvo su primer encontronazo con los
hidrocarburos. Un serio desacuerdo con el concesionario del lago de
asfalto Guanoco.
Resulta que
veinte años atrás, Horacio Hamilton, norteamericano nacido en Alemania,
visitaba con frecuencia a la primera dama Doña Ana Teresa de Guzmán Blanco y le
vendía (o regalaba) galletas, como representante de una fábrica
norteamericana. Poco a poco se fue estableciendo una relación con la pareja
presidencial. El presidente Guzmán Blanco le otorgó a Horacio una concesión
para explotar bosques y asfalto en el estado Bermúdez, como entonces se llamaba
al estado Sucre.
En el territorio
de la concesión estaba el lago de asfalto Guanoco, el segundo más grande de su tipo luego del
Pinch Lake, ubicado en Trinidad.
Hamilton vendió la concesión a la General Asphalt y fundaron la New York
and Bermúdez Company.
Cuando
Castro llega al poder, observa que los asfalteros se han limitado a producir y
no han cumplido ni con los pagos, ni con compromisos como canalizar los ríos
Colorado y Guarapiche. Y comienzan serios problemas con la empresa
norteamericana…
Por otra
parte, Castro encontró al tesoro nacional en la inopia. Los precios del café,
principal producto de exportación se habían derrumbado desde 164 bolívares
hasta 71 en apenas cinco años, y por
ende el presupuesto nacional había caído a la tercera parte. Por ello les
solicitó a los banqueros un préstamo de un millón de bolívares. Cuando se le
acabó esa cantidad, les volvió a pedir
dinero. Los banqueros se negaron y Castro
como represalia, los aventó a La Rotunda “a ver si recuerdan algún entierro”
(de morocotas). Luego los hizo desfilar encadenados y asustados por Caracas
(entre pitas y escupitajos del “pueblo”),
para enviarlos por tren al Castillo de Puerto Cabello. Algunos se
despedían de sus familiares en medio de lagrimones. Antes de embarcarse en Caño
Amarillo, los aterrorizados banqueros cedieron.
Para
celebrar las paces, hicieron una gran
fiesta los banqueros y el gobierno.
Mucha celebración, alcohol, abrazos y carantoñas. Algunos hasta se hicieron
compadres… pero nada deja más cicatriz en el alma que una humillación.
Humillado y
dispuesto a salir del gobierno, el banquero Manuel Antonio Matos, el hombre más
rico de Venezuela y destacado político, además
cuñado de Guzmán Blanco, viajó a Estados Unidos y conversó con la gente
de General Asphalt, que tanto problema
había tenido con Castro por el Lago Guanoco.
Le dieron a Matos 145.000 dólares para que derrocara a
Castro. Éste compró un barco, el Ban Rihgt, y
armó la conspiración contra Venezuela, que se conocería como Revolución
Libertadora.
Cipriano
Castro, más ducho en la guerra, los derrotó. La batalla definitoria fue a
mediados de 1902 en La Victoria, y duró
22 días. Los “revolucionarios” representaban prácticamente a todo el
país que quería salir del déspota. Muchos caudillos regionales se unieron. Sin
embargo no hubo un liderazgo único y Matos, gran banquero, no tenía las mismas
habilidades militares. Es más, iba a las batallas con un elegante paraguas
verde y otros aditivos que no ayudaban. La derrota final fue en Ciudad Bolívar
un año después.
EL BLOQUEO
A finales de
1902 Venezuela fue bloqueada y atacada por barcos ingleses, alemanes e
italianos. Penetraron en La Guaira,
Puerto Cabello y en el Castillo de San Carlos en el Zulia. La causa era el
cobro compulsivo de deudas que se venían acumulando desde 1830 y llegaban a 190
millones de bolívares, cuando el presupuesto nacional era apenas de 44. Castro
pronunció su valiente y lapidaria frase “la planta insolente del extranjero ha
hollado el suelo sagrado de la patria”. A solicitud de don Cipriano, los EEUU
mediaron para calmar las aguas. El canciller argentino Drago sentó cátedra con
su principio que ningún país podía ser invadido por cobro compulsivo de deudas.
Así Estados
Unidos aplicaba su Doctrina Monroe: América para los americanos. Por esos años
ellos “libertaron” Cuba y Puerto Rico, e impulsaron la independencia de Panamá
de Colombia… para construir el Canal.
Por ello muchos dijeron que la Doctrina Monroe actualizada rezaba: América
para los norteamericanos.
Pendientes
pues…
ACLAMACIÓN… Y HUMILLACIÓN A GÓMEZ
Al
vicepresidente Gómez le tenían envidia y estaba en la mira porque era el
segundo del hombre fuerte. Por ello hubo dos movimientos dedicados a calentarle
la oreja a Castro para que considerara a Gómez un traidor y lo separara del
poder. La Aclamación y La Conjura. El zamarro Juan Vicente Gómez no cayó en la
trampa y más bien salió fortalecido en ambas ocasiones. Pero tuvo que
humillarse ante su compadre para convencerlo de su lealtad. Y nada se olvida
menos que una humillación. ¿Hasta dónde habrá influido ésta en el golpe que le
dio a su compadre Castro en 1908?
Punto para
el análisis.
PARRANDA, REPRESIÓN Y ENFERMEDAD
Los
jaladores y las interminables parrandas llenas de alcohol y de mujeres acabaron
con el Cabito. En el libro “Los Felicitadores” de Pio Gil, se listan los
descomunales ditirambos: Usted es más grande que Bolívar, los grandes hombres
se miden de la frente para arriba, o “La
República necesitaba un Restaurador, la Providencia le dio a Cipriano Castro”.
Y las
mujeres… bastaba que el jefe les pusiera
el ojo, para que sus adláteres se las buscaran de cualquier manera. Se dijo que
algunos coroneles hasta se sentían orgullosos de compartir sus esposas con él.
Y la
represión en las prisiones era terrible. Torturas como por ejemplo hombres
colgados por los testículos, el tortol, hambreados, dejados morir sin atención.
Aunque hay
que destacar que construyó el Teatro Nacional y el tranvía de Caracas. También
otorgó las primeras concesiones petroleras en un proceso que Rómulo Betancourt
calificó como “danza de las concesiones”
LA ENFERMEDAD Y... PASO AL GENERAL
PETROLEO
Los riñones
de Castro no aguantaron. Lo operaron en Venezuela sin resultados exitosos. Lo
enviaron para Alemania. Luego de meditar largamente, oír los consejos de su esposa Dona Zoila, y
observar como rodaban por sus tortuosas mejillas las lágrimas de su compadre Gómez que le
decía: no yo me voy con usted, sin usted no soy nada; se convenció – craso
error – que el hombre más adecuado para cuidarle el coroto era Juan Vicente.
Zamuro
cuidando carne.
El 24 de
noviembre de 1908, Castro partió en el Guadalupe para no regresar jamás. Lo demás es
historia. El general petróleo
continuaría esta eterna comedia de equivocaciones que parece no tener fin.
ResponderEliminarObservamos con asombro cómo, en febrero de 2023, el fondo Dubai Holding adquirió por 658,4 millones de dólares el emblemático Westin Paris – Vendôme, un hotel con más de un siglo de historia. Fundado en 1878 bajo el nombre de Hôtel Continental de París, este establecimiento, ubicado en el número 3 de la Rue de Castiglione, fue testigo de episodios cruciales en la historia.
Entre sus huéspedes ilustres se encuentra Manuel Antonio Matos, quien, convertido en general circunstancial y banquero de profesión, estableció allí el centro de operaciones para la logística de la Revolución Libertadora contra el gobierno de Cipriano Castro en 1902. Esta rebelión, que buscaba derrocar al entonces presidente venezolano, contó con el respaldo financiero de la empresa petrolera New York and Bermudez Company.
Más de un siglo después, dos relatos distintos convergen en la Ciudad Luz. Por un lado, un fondo petrolero del emirato de Dubái adquiere un hotel de lujo con más de 400 habitaciones, mientras que, por el otro, Venezuela, antaño potencia petrolera, atraviesa una profunda crisis económica, marcada por la quiebra y el endeudamiento.
En el corazón de esta historia, el antiguo Hôtel Continental, testigo silencioso de un pasado de intrigas, revoluciones y grandes fortunas, reafirma el papel del petróleo como fuente de riqueza y poder a lo largo de la historia.
Saludos
El Hotel Continental fue comprado por la cadena intercontinental y cambió de nombre. Yo me quedé allí un par de veces.
EliminarNo sé si Matos se quedó allí porque Guzmán Blanco se quedaba en el Grand Hotel también comprado por intercontinental. Me quedé ahí una vez s ver si veía el fantasma del ilustre Americano.
Creo que aún es de Intercontinental mientras el de Place Vendome pasó a Westin y ahora a Dubai
Buenos días estimado Aurelius.
EliminarEn el volúmen N°67 de la biblioteca biográfica venezolana, titulado: Manuel Antonio Matos (biografía ) de Catalina Banko. En la página 70 lo puedes referenciar, su larga estadía en el hotel continental de París.
El libro se encuentra digitalizado en : https://www.anhvenezuela.org.ve/wp-content/uploads/2023/04/Manuel-A.-Matos-C.-Banko-Vol.-67-BBV-1.pdf
Saludos.
Gracias Robny y Aurelius. Excelente dato acerca de una historia que hay que seguir revisando. Un gran abrazo.
EliminarGracias por el recuento. Una voz en la soledad nacional por estos temas que nos hacen.
ResponderEliminarGracias Hernán. Hay que insistir en esos temas porque allí se encuentra la raíz de lo que nos acontece. Un gran abrazo.
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