¿BRUTALIDAD ARTIFICIAL?

 

Rafael Gallegos    Blog 581

La llamada inteligencia artificial (IA) someterá a los seres humanos a múltiples realidades paralelas, donde la llamada posverdad quedará como un niño de pecho. Fotos y videos falsos pasarán por ciertos, haciendo muy difícil la diferenciación y la toma de decisiones. Se podrán filmar películas con Marlon Brando o Brigitte Bardot jóvenes, documentales con Putin y Zelenski abrazados, o discursos de Hitler hablando bien de los judíos. Múltiples acciones que afectarían seriamente el sistema operativo de la civilización.  

 

Por ello, muy preocupados, más de mil importantísimos personajes mundiales han firmado una carta solicitando formalmente que se paralicen las investigaciones de IA, mientras se crea un modo ético de manejar esta poderosa herramienta.

 

La ficción nos alcanza. Es imperativo preguntarnos: ¿inteligencia artificial o brutalidad artificial? Mejor dicho, ¿tendremos los humanos la suficiente inteligencia para manejar tamaño avance tecnológico?

 

En el fondo es un problema de paradigmas, de ética, de valores. Cada vez palpamos más cerca una contradicción de esta civilización, cuyo desarrollo tecnológico viaja en poderosos ascensores mientras la superación de las bajas pasiones se traslada – lánguida y jadeante - por tortuosas escaleras.  

 

INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LITERATURA

 

Hay que filosofar acerca de las consecuencias de la IA. Hay tres obras inmortales de la literatura que contienen importantes mensajes que nos pueden orientar esta reflexión. Veámoslas:

 

             -Frankenstein… de Mary Shelley. Confieso que no la he leído. Apenas vi de niño unas seguramente desvirtuadas películas que por muchos años me parecieron infantiles. Un genial doctor Frankenstein que reta a la muerte y crea con piezas de cadáveres humanos, un ser que en principio lo maravilla, y a la larga… lo destruye.

 

Sin embargo, con el tiempo he comprendido que Frankenstein encierra una gran contradicción: la mente humana es capaz de generar tecnologías capaces de acabar con su civilización.  

 

               -La vida es sueño… genial obra de Calderón de la Barca muestra a un confundido Segismundo que vive dos realidades, una de presidiario y otra de príncipe, y no sabe si cuando es preso está soñando que es un noble, o cuando es noble está soñando que es un preso. Dos realidades, que traemos a colación ante los múltiples escenarios o realidades que podría crear la IA, con narrativos, fotos, videos o películas falsas que desorienten nuestros criterios.

 

Sin duda el hombre contemporáneo con la IA tendrá más dudas que Segismundo, ya que confrontará muchas versiones falsas de la realidad, que dificultarán identificar la real forzando decisiones inadecuadas, que podrían generar esclavitudes y totalitarismos a favor de poderosos intereses que seguramente nos alejarán del final feliz de la obra de Calderón, quien sin embargo nos advierte:

 

                        ¿Qué es la vida? Una ilusión

                        una sombra, una ficción,

                        y el mayor bien es pequeño;

                       que toda la vida es sueño,

                       y los sueños, sueños son.

 

Y si los seres humanos no aprendemos a manejar con inteligencia la IA; a la ilusión, la sombra y la ficción, que refiere Calderón de la Barca hacen de la realidad un sueño, habrá que agregar las infinitas e interesadas versiones irreales de la realidad.

 

          -Fausto… La maravillosa obra de Goethe muestra que todos los hombres somos corruptibles. Se inicia con una apuesta entre Dios y Lucifer (que por cierto pierde Dios) acerca de la posibilidad de tentar de manera triunfante al virtuoso científico Fausto.

 

Resulta que Fausto era sabio, adinerado y lleno de valores. Su debilidad consistía en que, en sus naturales limitaciones de anciano, tenía nostalgia de su otrora vigor con las damas. Al final mediante un pacto de sangre, le vendió el alma a Lucifer a cambio de volverse joven y ser correspondido por la hermosa Margarita.

 

Lo bonito de esta obra es que, a pesar de su diabólico pacto, Fausto al final fue perdonado por Dios, basado en que era … buena gente. Y así, no fue a parar a las pailas del infierno.

 

 El mensaje respecto al peligro de la IA, es que la bondad humana expresada en valores como amor, solidaridad, globalidad, honestidad y sobre todo sobrevivencia, pueden evitar que sucumbamos ante esta prodigiosa y peligrosa herramienta.

 

EN SÍNTESIS…

 

… la IA puede convertirse en una tecnología que cual Frankenstein, devore a sus creadores (usted, yo y su vecino). También generar múltiples realidades que hagan que cual Segismundo, los seres humanos seamos víctimas de una gigantesca confusión que genere formas de dominio, que paradójicamente en medio de una selva de datos e informaciones, nos haga retroceder a la edad media, o a una esclavitud en pleno siglo XXI. Y Fausto nos enseña que, canalizando la bondad mediante el ejercicio de valores, la humanidad podrá salvarse a pesar de tantos errores.

 

La civilización siempre ha estado a la altura de los retos. La IA nos exige mantener la inteligencia de nuestro lado. Pero no esa inteligencia racional que nos han enseñado a magnificar, sino una inteligencia emocional que refuerce y complemente la razón. O sea, una inteligencia que nos permita reconocer, dominar y gerenciar nuestras emociones, como refuerzo y complemento a la inteligencia tradicional

 

Tal vez el camino esté en reinterpretar la famosa frase de Descartes: Pienso luego existo, y plantearnos:  Siento luego existo.

 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

CUENTOS DE LA BATALLA DE CARABOBO

¿ COMENZÓ LA TRANSICIÓN?

LA GASOLINA Y LOS 23.000 BOTADOS DE PDVSA