UNIDAD, REVOCATORIO, Y PRESIDENCIALES
Rafael Gallegos Blog 524
Si Hamlet hubiera sido venezolano, su “ser o no ser” se hubiera quedado
corto ante la pregunta que nos hacemos en cuanto a nuestra participación en el
revocatorio. El verdadero dilema de la acción opositora para llegar al gobierno,
no es participar o no en el revocatorio, o esperar o no el 2024, o esperar o no
por un milagro; no… el verdadero dilema gira en torno a la unidad. Unidad,
estrategia y liderazgo.
Hamlet podría decir: “nos unimos o nos hundimos”. Humildemente yo
agregaría: oigan el glub, glub, glub.
Hemos oído toda clase de argumentos en referencia a no participar en el
referendo revocatorio. Con el debido respeto, describimos algunos de ellos, y
nos permitimos reenfocarlos hacia la búsqueda de acciones unitarias y
estratégicas, que nos conduzcan a los venezolanos hacia la lucha y al triunfo,
es decir, al gobierno.
1.- “no vale la pena
participar en el revocatorio porque no hay unidad”
Más bien deberíamos decir “hay que conformar la unidad para participar
en el revocatorio”. La verdad es que, si hubiera intención unitaria, en una
reunión entre Guaidó (quien ya debería haber convocado), López, Capriles, María
Corina, Falcón, el chavismo disidente y un largo etcétera, se gestaría la
acción conjunta, que con toda seguridad sería acompañada por la ciudadanía.
2.- No hay que
perder tiempo organizando el revocatorio, hay que aprovechar estos años para
discutir la estrategia, programas de gobierno y candidatos para el 2024”.
Como si no fuera suficiente los 24 años de “revolución” con cada líder por
su lado. ¿Realmente les hacen falta a los líderes estos tres años? Habría que
decir como el joven Simón Bolívar: “Es que no bastan trescientos años de calma?
3.- “Gobierno no
sale con votos, Maduro no va a entregar...”.
Si la gente sale a votar en masa, no hay manera de impedir una victoria.
El 70 u 80 % de los votantes no soporta al gobierno. ¿Pruebas?: Asamblea 2015,
Barinas 2021.
4.- El revocatorio
es muy difícil, el gobierno pondrá todas las trabas… ´
¿Y quién dijo que era fácil? Si se trabaja con unidad, llamando
observadores internacionales a lo largo de toda la cadena del revocatorio, exigiendo
simplificar los engorrosos procesos, mostrando el peso de la masa decidida a
revocar la “revolución”, se puede avanzar.
Además, y hay que jugar en todos los tableros porque la realidad es
múltiple, hay que negociar paralelamente elecciones adelantadas, o cambio de
revocatorio por una presidencial… Negociar como hacen todos los dirigentes
políticos exitosos.
Además, Guaidó tiene activos y reconocimiento de más de cincuenta
países… hay que aprovechar lo que se pueda de las todavía posibles reuniones de
México. Con talento, con liderazgo, en la seguridad que el gobierno es más que
derrotable.
Ya basta de oír esos comentarios acerca de la invencibilidad del
gobierno, como: “Maduro le convenía perder en Barinas”. O como aquello de “Maduro
omitió el primer paso del revocatorio para que la gente se entretenga y después
los raspa.”
5.- Que el pueblo
se va a desilusionar…
Ni que fuera bobo. Aquí se va a ganar o a perder. Si se gana el
revocatorio, maravilloso. Si se pierde, a tomar fuerzas para el 2024
aprovechando la movilización generada. Que los líderes le expliquen a la masa
todos los escenarios. Para esos están. Que ejerzan su rol…
6.- Que con el
revocatorio estaríamos reconociendo a Maduro…
Con inmenso respeto a los abogados que plantean esta tesis, se trata de
un problema político. El revocatorio es un derecho y una oportunidad constitucional
y sobre todo de revocar a un régimen, legítimo o no. De sacar del poder a la
“revolución” por la vía electoral.
7.- Hay que
ocuparse de los verdaderos problemas del país: hambre, guerrillas, gasolina,
hiperinflación…
Como si no fuera el deber de los políticos estar en todos los frentes:
sociales, electorales, políticos. Una cosa no priva la otra.
8.- Que el gobierno
va a amedrentar a la gente con presiones y listas tipo Tascón…
Luego de seis millones de emigrados, de familias desintegradas, de Pdvsa
destruida, de pensiones y sueldos de hambre, de niños desnutridos, de 19 de
cada veinte venezolanos en estado pobreza… adelante, por arriba de las tumbas
adelante.
LA HORA DEL REVOCATORIO
¿Ganamos?... maravilloso.
¿Perdemos?... seguimos en la lucha hacia las presidenciales del 2024.
¿Quién dijo desilusión, si tenemos 24 años de derrota en derrota con algunos
destellos triunfales?
Los ciudadanos de a pie, quedamos a la espera de la respuesta de los
líderes unidos. Si no hay unidad, no habrá éxito ni en el revocatorio, ni en el
2024. Ni nunca.
LOS RUSOS TAMBIÉN JUEGAN
Juegan, y rudo, pregúntenles a los ucranianos, y al gobierno venezolano,
que hasta ahora no ha protestado por la descarada intención rusa de convertir a
Venezuela en su cuartel. Gracias “revolución” por ese despliegue de soberanía.
Pero el gobierno también juega… y muy bien. Mientras los líderes
opositores están cada uno por su lado, sin definir ni unidad ni revocatorio, el
gobierno está clarito. Desde ya juega para el 2024.
Observen las prioridades de la Asamblea Nacional: La Ley de Ciudades
Comunales y el Parlamento Comunal. Esos serán los “protectores” de las
alcaldías y de las gobernaciones. Por ley, las convertirán en jarrones chinos.
Y si no fuera suficiente, mientras algunos líderes opositores juegan a
ser cabeza de ratón, el gobierno inhabilitará a los políticos presidenciales, y
en el supuesto negado que no sea suficiente, le preguntará al pana Ortega
consejos para meter en chirona a potenciales candidatos con opción triunfadora.
Claro, eso lo harían con una oposición desperdigada. Con una oposición
unida, con un liderazgo claro, con un programa de gobierno real y necesario,
con esperanzas de triunfar, otra sería la realidad, en el revocatorio, y en
cualquier elección presidencial. Total, somos más, tenemos razón… y el hambre
arrecia.
De nuestra unidad depende, y de sus pilas y sus guaramos, y de los míos.
Se solicitan rómulos betancoures.
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Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de
contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!
Esta columna se publica en Informe 21, y en la revista Petroleum.
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