EL COMUNISMO ELECTORAL DE AMÉRICA LATINA

 

Rafael Gallegos    Blog 520               

“Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, nos dijeron Marx y Engels en su Manifiesto Comunista. Esta frase parece haber sido actualizada en nuestro continente: un fantasma recorre América Latina, el fantasma del comunismo … electoral.

Increíblemente nuestro realismo mágico ha mezclado comunismo con elecciones. Como decir agua y aceite. Ni a Lenin ni a Stalin les pasó eso por la cabeza. Ellos manoseaban el término marxista de dictadura del proletariado. Un concepto donde supuestamente los obreros toman el poder político en lugar de la burguesía. Donde la democracia es burguesa, o sea diseñada por los ricos para que ganen los ricos. ¿Y elecciones?, para qué, si manda el proletariado.

En 1959, Fidel Castro ante el planteamiento de hacer elecciones que sin duda ganaría, respondió: basta que salga electo un diputado opositor para que me eche vaina y me impida hacer lo que yo quiero.

Y así, los medios comunistas, especialistas en medias verdades que resultan espantosas mentiras, execraron del léxico popular la palabra democracia.  Pregonaban que la libertad económica era falsa para un pobre que no tuviera que comer, y que la libertad de expresión era para los dueños de los medios de comunicación. Pura farsa, galimatías para implantar una nomenklatura gobernando en el nombre del pueblo.

Eliminaron la propiedad privada y establecieron regímenes de partido único, con elecciones de candidatos únicos y, aunque usted no lo crea, sacaban (sacan) el 99 % de los votos.

Muchos jóvenes de los sesenta se cegaron con el comunismo. Betancourt, con apenas poco más de cincuenta años, era para ellos un político de ideas viejas. RR le ponían en todas las paredes. Los comunismos soviético y chino eran emblemáticos.

Cuba fomentó guerrillas en América Latina. Muchos Viet Nam, diría el Che y emocionaría a los muchachos.

Pero fracasaron en todas partes.

COMUNISMO POR LAS BUENAS

La sangrienta invasión a Checoslovaquia en 1968 desenmascaró al llamado socialismo real. El mundo observó que el engaño de igualdad y hombres nuevos, significaba torturas, represión, hambre, improductividad y cero libertades. Totalitarismo.

Surgió el eurocomunismo, y en América Latina las juventudes de los setenta compraron (compramos) la vía democrática al socialismo. Algo así como un comunismo por las buenas. Los más lúcidos planteaban que eso no era más que un círculo cuadrado.

CHILE

En 1970 Salvador Allende ganó las elecciones en Chile. El pueblo eligió ser comunista, su ingenuidad les hacía aceptar las manzanas de los demonios creyendo, como Eva, que iban a ser iguales a Dios.

 Avanzaron las nacionalizaciones y las expropiaciones. Contradiciendo los principios económicos congelaron los precios e incrementaron los salarios. Las empresas privadas bajaban su productividad o quebraban. Huyeron las inversiones. Incrementaron cuánticamente el gasto público. Hubo que devaluar y eso provocó hiperinflación, que llegó a 600% en tres años. Escasez de alimentos y de productos básicos. Racionamientos y colas. Comenzaron a sonar las ollas.

El imperio, que como dice Poleo, existe y es malo, conspiró con los militares y con muchos descontentos. Sacaron a Allende y llegó el terrible Pinochet. Represión infinita por diez y siete años. Fue peor el remedio que la enfermedad. ¿Eran necesarias tantas prisiones, torturas, desapariciones… el terror?

El fracaso del comunismo bonito se reflejó en elecciones latinoamericanas durante años. Salió de la lógica ligar comunismo con elecciones. Pero los problemas sociales ni de lejos se solucionaban. Y eso… desprestigiaba al capitalismo.

NICARAGUA

En 1979, los guerrilleros sandinistas derrocaron la larguísima dictadura de los Somoza. El mundo los apoyó creyendo que implantaban la democracia; pero traían una revolución comunista bajo el brazo, tutorados por el infaltable Fidel Castro. Luego de un largo período con altas y bajas para el sandinismo que no vamos a detallar, en 2007 el pueblo eligió, otra vez, al comunista Daniel Ortega. Sin echarle la culpa a nadie.

Su ultimo triunfo, 2021, fue consecuencia de un vergonzoso plebiscito forzado. Ya el comunismo no fue electoral, sino fraudulento.

VENEZUELA Y EL EFECTO DOMINÓ

En 1998, el alumno de Fidel Castro, Hugo Chávez, ganó las elecciones.  Expropió y confiscó empresas privadas. Destruyó Pdvsa, las empresas eléctricas, de comunicaciones, todo. Una estrategia de destrucción para, como en Cuba, navegar sobre la miseria del pueblo por toda la vida. Y el pueblo aplaudía (cada quien que asuma su responsabilidad). Ganaron elección tras elección. Los altos precios del petróleo exacerbaron el consumo y las donaciones, mientras destruían la economía. Uslar Pietri predijo que cuando se acabaran los ingresos petroleros, Venezuela sería un caso de la Cruz Roja Internacional.

Chávez, con los recursos petroleros compró solidaridad en el continente. Kirchner, Evo, Lula, Ortega, Correa, Zelaya y otros. Llenaron a América Latina de expectativas comunistoides. Enemigos de Estados Unidos y de la división de poderes, amigos de Cuba, presidentes eternos.

Con el petróleo venezolano se creó la internacional de la revolución.

PANDEMIA ROJILLA

Hoy asistimos a un doble fenómeno. Por un lado, la destrucción de Venezuela (sin comentarios porque no le voy a echar cuentos a usted que padece esta historia), y por el otro, a la pandemia de candidatos pro comunistas ganando y por ganar elecciones en nuestro continente.

Así, en Perú ganó las elecciones un comunista. En Honduras, eligieron a Xiomara Castro, esposa del derrocado Manuel Zelaya, adláter del gobierno venezolano.

Para el 2022, parece que los pueblos latinos seguirán persiguiendo hamelines que los conduzcan al barranco.  Todo indica que Petro ganará en Colombia, Lula en Brasil. Se proyecta que el socialista Boric (más hacia la izquierda de Bachelet), ganará en Chile, aunque en su descargo hay que aclarar que éste derrotó al precandidato comunista en las primarias.

En general estos triunfos contribuirán a llenar de puntos rojillos el mapa de América, aunque usted no lo crea… por la vía electoral. Un aporte del ingenuo pueblo latinoamericano a la política: el comunismo electoral.

No se ven en el espejo de Venezuela. Nadie aprende en cabeza ajena.

Autosuicidio, diría CAP.

Esa ingenuidad de los pueblos latinos no pasó por la cabeza de Lenin, que para implantar el comunismo debió montarse con su séquito en un tren pagado por los alemanes para ir a Rusia, luego sublevar a todo el pueblo para llegar al poder, destituir y asesinar al zar y su familia; o de su sucesor Stalin, que para estabilizar el régimen implantó el terror. ¿Qué hubiera pensado Mao de esta facilidad que dan los pueblos latinos al comunismo? Él, para lograr su revolución guerreó por décadas, y luego implantó una terrible represión en China.

Con estos increíbles resultados electorales, los pueblos latinos abren paso al totalitarismo.

LAS CAUSAS

Nada es gratuito. Los chilenos, que construyeron en democracia un gran país, fallaron en las pensiones, en lo costoso de la educación y en otros aspectos sociales. Todos mejorables dentro del modelo. Ojalá no repitan la experiencia de Allende, que lamentablemente apenas es historia para los menores de cincuenta años.

Lula, fue sustituido por un gobierno que deja mucho que desear. Igual sucedió en Argentina. El gobierno de Honduras ha sido ineficiente y tiene serias acusaciones. En Colombia se han agudizado algunos problemas…

Los políticos demócratas no han dado las respuestas efectivas que urgentemente requiere el continente. Y los anticapitalistas y revolucionarios, ante la creciente polarización y la escasez de líderes visionarios, han entrado en el péndulo electoral … ¿hasta que lo rompan?

Qué bueno sería que por encima de las ideologías todos los políticos con opción de ser poder acordaran: alternabilidad, libertades, respeto a la empresa privada, honestidad, descentralización, división de poderes… democracia.

Nada nuevo, así funcionan los exitosos USA, Europa, o Japón. Si ellos pueden, ¿por qué no podemos los latinoamericanos?   

Es imperativo superar este péndulo improductivo entre gobiernos ineficientes y promesas de paraísos comunistas, que esconden tanta víbora en las ramas de los árboles.  ________________________________________________________________

Venezuela merece una industria petrolera de primera, que sea capaz de contribuir a la construcción de un país de primera. ¡Hasta cuándo!

Esta columna se publica en Informe 21, y en la revista Petroleum.

Comentarios

  1. Rafael, nunca tan vigente aquello de que los pueblos tiene los gobernantes que se merecen. Así que el último que salga que apague la luz

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  2. Cierto Manuel. Es un problema cultural que requiere de mucho liderazgo y de muchísima educación.
    Un abrazo.

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