RÓMULO GALLEGOS, VÍCTIMA DE DOÑA BÁRBARA
Rafael Gallegos Blog 471
Este
24 de noviembre se cumplen 72 años del derrocamiento del gobierno democrático
de Rómulo Gallegos. Ese día Venezuela
comenzó a transitar por un oscuro túnel
de diez años, signado por supresión de libertades, cárceles, torturas, exilios
y fraudes electorales. ¿Qué Pérez Jiménez hizo obras de infraestructura?
Innegable y dejemos a los analistas determinar si su gobierno trajo o no
desarrollo para el país. Lo que sí es indiscutible es que esas obras se han
podido hacer en clima de libertades y sin necesidad de rociarlas con sangre y
tormentos de tanto perseguido.
Hoy
intentamos recordar el golpe a Gallegos con la idea de, como me decía mi padre – el querido e inolvidable Rafael Gallegos Ortiz, preso y exiliado de
esa dictadura- tenemos que conocer la historia para no repetirla.
“NO
SOMOS SUIZOS”
El
dirigente sindical y secretario general de Acción Democrática (AD), Manuel
Peñalver dijo “No somos suizos”, para dar a
entender que las reformas que se requerían para mejorar la eficiencia
democrática de Venezuela, se hacían cuesta arriba por chocar con nuestra manera
de ser incivilizada, muy diferente a la cultura suiza.
Juan Pablo Pérez Alfonzo, cuando le instaron a luchar por la candidatura presidencial de AD en 1963,
expresó que no aceptaba porque los
venezolanos no éramos suizos.
Seguramente los facinerosos que derrocaron a Don Rómulo
Gallegos también habrán pensado en lo imposible de la suizidad, muy diferente a
la venezolanidad (a menos que sustituyeran la z por la c).
A los golpistas les enceguecía un país democrático, con un presidente
novelista, un canciller poeta (Andrés Eloy Blanco) y un Embajador en Estados
Unidos de muy altos quilates (José Rafael Pocaterra). Tal vez los consideraban sobre calificados
para los cargos en un país como Venezuela. El mismo fenómeno de cuando
derrocaron al eminente científico venezolano José María Vargas. En esa ocasión
Pedro Carujo, que previamente había participado en el intento de asesinato del
Libertador en 1828, le dijo a Vargas que el mundo no era del hombre justo sino
de los valientes. Puro juancharrasqueadismo
político.
Los golpistas de 1835 y los de 1948 imitaron al generalote
Millán Astray, el de aquellas tétricas frases Muera la inteligencia y, Cuando oigo la palabra cultura desenfundo el revólver,
pronunciadas nada menos que en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y en presencia de su
rector el gran Don Miguel de Unamuno.
Sucede que como dijo el Libertador
la libertad es un alimento suculento pero
de difícil digestión, y tal vez esa digestión comience por líderes que estén a la altura y no se deslumbren con la luz del conocimiento.
¿TÚ TAMBIÉN HIJO MÍO?
Según el escritor Alfredo Tarre Murzi (Sanín), ante los
crecientes rumores de golpe, el presidente Rómulo Gallegos convocó al Ministro
de la Defensa Delgado Chalbaud. En la conversación éste le expresó infinita
lealtad y lloró mientras decía que prefería suicidarse antes de participar en
un golpe. “Ese no se va a suicidar nada”- le comento al Presidente su
secretario Gonzalo Barrios.
En 1932 Delgado tenía 25
años y estaba recién casado. Él y su esposa vivieron bajo el mismo techo con Don
Rómulo y su esposa Doña Teotiste, en Barcelona España. Compartieron la vida un
buen tiempo.
Por ello Rómulo Gallegos confiaba plenamente en Delgado. Lo
quería como a un hijo. Es de imaginarse que el día del derrocamiento el sorprendido
novelista ha podido imitar a Julio César
y decirle, como éste a Bruto, ¿Tú también hijo mío?
Y pensar que Delgado Chalbaud, que en la Junta Militar de
facto se volvió molesto al empeñarse en una salida electoral, fue asesinado dos
años después en un crimen no resuelto, porque
el gobierno tenía interés en que así
fuera.
PANTUFLAS PARA CORRER
Cinco días antes del golpe, Delgado Chalbaud, Pérez Jiménez y
Llovera Páez visitaron al presidente
Gallegos. Le impusieron un ultimátum que contemplaba entre otras condiciones la expulsión de Rómulo
Betancourt de Venezuela, la desvinculación de Gallegos de AD, y evitar el retorno del teniente coronel Mario Vargas (murió poco después de tuberculosis). Gallegos les expresó que no podía aceptarlas.
En esos días Miguel Otero Silva, entrevistó al Presidente, y cuando le preguntó
al novelista si no estaba preocupado por los insistentes rumores de golpe, Gallegos
le respondió: “Ni estoy caído, ni en plan de huida, amigo mío. Usted mismo me
ha encontrado en pantuflas. Y las pantuflas no se usan para correr…”
Realmente el Maestro no quiso correr. Tuvieron que sacarlo
del país el 5 de diciembre, once días después del golpe.
Y VENEZUELA PARECÍA
FELIZ
El pueblo, ese mismo pueblo que aplaudió a Páez hasta el
delirio y después le arrojó orines cuando lo enviaron preso al Castillo de
Cumaná, el mismo que amó a Mussolini y después
lo colgó al revés junto a su amante; el mismo pueblo, porque es el mismo en todos
los tiempos y todos los sitios, que había electo a Rómulo Gallegos con más del
70 % de los votos hacía nueve meses, se mantuvo ante la caída de su Presidente…
impávido, como si nada.
La iglesia, muy molesta por disidencia en materia religiosa y
educativa, tampoco expresó inconformidad con el golpe.
Dirigentes como Caldera y Villalba, reconocieron sin protesta
al nuevo gobierno. Ellos creían que era una dictablanda con salida electoral. Como
que no conocían el cuento del alacrán y la rana. Y realmente la Junta Militar
desarrolló una feroz represión luego del
asesinato de Delgado Chalbaud.
Tal vez esas reacciones fueron consecuencia de la incomodidad
del sectarismo de que se acusaba a los adecos. Todos los ministros civiles de
Rómulo Gallegos eran miembros de Acción Democrática. Eso generó mucho
descontento y es posible que se reflejara en poco respaldo de las mayorías a la hora de la insurrección.
Por otra parte el 11 de noviembre el Congreso aprobó el fifty- fifty, que incrementaba los impuestos petroleros y
trajo reacciones negativas en las transnacionales y en los Estados Unidos. Don
Rómulo Gallegos, cuando llegó a La Habana exiliado, expresó que la Embajada de
Estados Unidos estaba metida en el golpe. Sin embargo Rómulo Betancourt en su
libro “Venezuela, Política y Petróleo”, planteó lo contrario.
Lo cierto es que los Estados Unidos… tampoco expresó inconformidad
en 24 de noviembre. Hay silencios muy ruidosos.
VÍCTIMA DE SUS
PERSONAJES LITERARIOS
En 1950 Gabriel García Márquez escribió que todo parecía
indicar que el Nobel de Literatura de ese año se lo darían a Don Rómulo
Gallegos. Eso hubiera sido un golpe moral para la dictadura. Por ello elucubraron
maneras para impedir tamaño premio a un Presidente derrocado. A Llovera Páez,
miembro de la Junta Militar, se le
ocurrió contratar a Camilo José Cela para que escribiera una obra que opacara a
Doña Bárbara. ¡Qué barbaridad!
Le ofrecieron 40.000 dólares. El español escribió La Catira,
que resultó por decir lo menos una mala imitación, donde los “llaneros” casi
que hablaban madrileño. Finalmente abortaron
el proyecto que incluía varias novelas tipificando regiones de
Venezuela. Gallegos fue candidateado varias veces y jamás recibió el Premio Nobel,
y a Cela, se lo otorgaron años
después. Cosas veredes Sancho.
A Don Rómulo Gallegos, pacifista desde sus novelas, le
aplicaron la violencia de un golpe. Tan pacifista que en La Trepadora, Hilario
Guanipa desiste a última hora de su intención de asesinar en una emboscada a
Nicolás de Las Casas para que no se case con su hija. Así la novela en lugar de plantear una lucha de
clases, se convierte en un símbolo del mestizaje.
En la novela Doña Bárbara, la doña cuando apunta con su arma al
corazón a su hija Marisela (hasta rima con Venezuela), ve en sus inocentes ojos
reflejada la inocencia que ella tenía años atrás cuando la violaron y acabaron con sus sueños. El amor
materno la hace verse en ese espejo, y decide
dar a Marisela la oportunidad que ella no tuvo de materializar sus sueños. Y Doña
Bárbara escogió perderse en lontananza. Así de manera pacífica se resuelve la gran novela
y Santos Luzardo vence a la barbarie.
Pero los golpistas del 24 N, le cambiaron el final a la
novela e hicieron al Maestro Gallegos (para muchos el Shakespeare venezolano),
víctima de su personaje Doña Bárbara.
BARBARIE
La Barbarie hoy es
hambre, abuso de poder, destrucción de las instituciones, elecciones que no
reflejan la voluntad del pueblo, eternización en el poder, violación de los
derechos humanos, improductividad, populismo, abuso, destrucción de la
economía. Algún parecido….
Es que los pueblos están condenados a repetir y repetir y
repetir la historia… hasta que se la aprendan. Pueblo repitiente solicita Maestros.
Esta columna se publica en los periódicos
digitales “Informe 21” y “Diario de Caracas”, y en la revista “Petroleum”.
Excelente, de verdad este es muy pero muy bueno, gracias Rafael
ResponderEliminarSiempre lo comentamos y no es rima, es cierto Marisela es Venezuela y la mejor manera de acabar con la barbarie es la paz y por supuesto su prima hermana, la justicia.
ResponderEliminarSiempre Rafael con su muy acuciosa pluma nos deleita con estos pasajes de la historia Venezolana
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