SIETE AÑOS SIN CHÁVEZ PERO CON MADURO
Rafael
Gallegos Blog 436
El dictador Fidel
Castro contemplaba el humo de su costoso tabaco inaccesible para el hombre
nuevo cubano, y recordaba como en 1959 el
antipático Rómulo Betancourt le había dicho con su estridente voz “en Venezuela
no tenemos real”, como respuesta a su proposición de “echarle una vaina a los
gringos” con el petróleo venezolano.
Luego de su visita a
Venezuela el joven líder cubano tuvo que irse para Estados Unidos a solicitar
unos cien millones de dólares para lo
que él consideraba el desarrollo de Cuba. Los gringos se negaron y Fidel fue a
buscar “ayuda” con los soviéticos, que
ni cortos ni perezosos lo recibieron con una sonrisa. Claro, visualizaron la increíble oportunidad de posesionarse de
una isla a pocos kilómetros de su enemigo en la guerra fría.
Los soviéticos intercambiaban petróleo por azúcar con la
incipiente revolución. Cuba todavía era un país azucarero. Luego la revolución
quebró a la industria azucarera, igualito a como la “revolución” venezolana
acabó con Pdvsa. La misma cosa. Dicen que los rusos desembolsaban más de
tres mil millones de dólares anuales en ayudas.
En 1960 Eisenhower
trató de finiquitar la revolución cubana y organizó una invasión a la isla, que
heredó el presidente John Kennedy. A éste no le gustaba mucho la idea de la
invasión y la convirtió en una media tinta que devino en fracaso. Cuando en abril de 1961 invadieron Bahía
de Cochinos, un dateado Fidel Castro los estaba esperando… y los derrotó.
Luego los rusos,
nuevos propietarios de la isla, montaron unos cohetes en Cuba que apuntaban a
los Estados Unidos. Fueron descubiertos por los pilotos norteamericanos y
Kennedy organizó el bloqueo naval. Una
noche de octubre de 1962 el mundo esperaba el encuentro de los buques
soviéticos con los norteamericanos, el inicio de la tercera guerra mundial y el
acabose.
No se dio la guerra
atómica , no estuviéramos echando el cuento. Los soviéticos negociaron el desmantelamiento de los cohetes
con la promesa que Estados Unidos jamás intentaría derrocar al régimen cubano.
Fidel Castro y que
estaba furioso porque no se produjo la guerra, al igual que los comunistas de
América Latina. En las manifestaciones de los estudiantes venezolanos, estos gritaban: “Nikita mariquita”.
Cuba se convirtió en
una factoría soviética. Cuando la terrible invasión a Checoslovaquia de 1968,
que puso en evidencia lo macabro del socialismo real y alejó a los comunistas
europeos y latinoamericanos de los rusos, Fidel Castro en un acto de sumisión
intelectual, salió en defensa de esa masacre.
En la URRSS continuó
la dictadura hasta que… llegó Gorbachov con su perestroika y glasnost, y luego
la caída del Muro de Berlín. Entonces se le acabó la beca a Castro y vino el
rudo período especial. Más hambre y
privaciones que de costumbre para el
pueblo cubano.
EL 4F, UNA OPORTUNIDAD
El 4F una asonada
militar trató de derrocar la democracia venezolana. El gobierno de Carlos
Andrés Pérez sobrevivió pero quedó con un plomo en el ala. El líder, Hugo
Chávez. Un militar carismático que cuando dijo por televisión “por ahora” se
convirtió en ídolo de multitudes.
-
Qué
diferencia entre Betancourt y Hugo - recordaba Castro jugando con el humo de su
tabaco cuando comparaba la antipatía de Rómulo con la adoración de Chávez - que me puso en bandeja de plata todos los
recursos de Venezuela para sostener a la revolución cubana.
-
Gracias
Dios mío por haberme enviado a ese muchacho. Yo no creo en Ti pero gracias Dios
mío – rezó el ateo Castro. Y aquí entre nos, cuando aparezca otro muchachote
como ese, con liderazgo y real, no se te olvide enviármelo – finalizó el líder
su soliloquio con Dios.
Y el
comandante Castro, todo un estratega del totalitarismo – especie de Lex Luthor
de la política- se dedicó a pulir el ego de su alumno una vez que éste fue
electo Presidente de Venezuela.
-
Tú
eres un conductor de pueblos – le dijo en una ocasión cuando era copiloto en un
rústico que Chávez manejaba con cierta dificultad.
-
Algún
día harán colas para visitar esta casa y habrá una autopista de seis canales
para llegar – le dijo en otra ocasión
cuando recorrieron la casa natal de Chávez en Sabaneta.
Dicen
que al regreso en el vehículo que ocupaban José Vicente Rangel, Luis Miquilena,
Fidel y Chávez, éste –siempre tan locuaz – no dijo ni una palabra por buena
parte del camino. Fidel le había noqueado el ego.
El
comandante cubano había dado una
increíble muestra de olfato político cuando recibió al recién ex presidiario
Chávez con honores de Jefe de Estado en La Habana.
EL MODELO HABANERO
Chávez
y sus colaboradores se convirtieron en alumnos de Castro y comenzaron a aplicar
un plan made in La Habana. Ya hablaban con el mayor desparpajo y seguramente
ante el asombro del sufrido pueblo cubano, del “Mar de la Felicidad”.
En
Venezuela lograron que en las elecciones para la Asamblea Constituyente el 43%
de los votantes por la oposición apenas estuvieran representados por el 3% de
los diputados.
Luego
ganaron el referendo del 2004 e - insólito- no había manera de recontar los
votos.
Hoy
los “revolucionarios” se jactan de haber ganado veinte elecciones, aunque no
aclaran que con árbitro rojo, candidatos y partidos inhabilitados y en medio de
un grosero ventajismo.
Previamente
expulsaron de manera ilegal a 23.000 trabajadores de Pdvsa – hoy dignamente agrupados
en Gente del Petróleo - y comenzó la
barrena que coloca hoy a la otrora segunda empresa petrolera del mundo como una
de las peores, si no la peor.
Además
expropiaron, invadieron y confiscaron empresas y haciendas. Dejaron a la deriva
al Metro, la electricidad, el agua y
todos los servicios. El país se fue desvalijando. El boom petrolero de muchos
años a más de cien dólares el barril había retrasado la debacle.
Cuando
Chávez, hubo buenos indicadores económicos y sociales. Producto del largo boom
que permitió importar hasta 45.000 millones de dólares al año mientras se
destruía el parque industrial y agrícola. Hasta se le regaló dólares a la población para
que viajara cuando el país comenzaba a caerse a pedacitos. Una increíble ilusión de armonía.
Chávez
estaba aplicando el modelo cubano de destrucción estratégica. Como el lobo feroz: para comerte mejor. Destruye y
reinarás forever.
Cuando
bajaron los precios del petróleo no había
manera de reaccionar porque la economía ya estaba desvalijada. La
electricidad, el agua, el gas y la gasolina… escasos. La producción del campo y
la industrial… a 25 %. Las refinerías colapsadas y Pdvsa idem (sin echarle la
culpa a las sanciones que llegaron cuando Pdvsa estaba destruida).
El
legado de la “revolución” es este país desnutrido, sin efectivo, dolarizado,
con sueldos de hambre y desesperanzado.
El
legado es esta Venezuela diurna de gente flaca, carros casi antiguos, ropa
vieja, mala alimentación, jóvenes en el
extranjero, familias rotas, sueldos de hambre, sin periódicos ni revistas, de
hegemonía comunicacional.
Una
Venezuela donde es un lujo comerse un perro caliente. Donde un litro de chicha
cuesta – aunque usted no lo crea- 1,5 sueldos mínimos. Donde el sueldo mínimo
es menor que el de Haití. Otra “revolución” como esta y nos quedamos sin país.
El
modelo de Fidel Castro fue aplicado a
Venezuela por Hugo Chávez y continuado por Maduro. No se trata de que Chávez
era bueno y Maduro malo. Son feos los dos, como diría la canción de Billo.
Por
eso son siete años sin Chávez pero con Maduro. Siete años que huelen al humo
del tabaco de Fidel. El mismo modelo que
si no nos ponemos las pilas nos conducirá
al ex país.
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Últimos cupos.
Tristemente cierto. Éxito con la VII cohorte
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