PDVSA: PRIVATIZACIÓN ROJITA
Rafael
Gallegos Blog 431
Cuando el río suena piedras
trae. Hay serios rumores de que la “revolución” va a proceder a privatizar a
Pdvsa. ¿Contradicción ideológica o necesidad de sobrevivencia? Cómo han
cambiado. De ser los que realizaron la i que segunda nacionalización de la
industria de los hidrocarburos, son ahora los que solicitan al capital privado – de por favor- que se
encarguen de la empresa que, digno de Ripley, lograron bajar del pedestal de
segunda empresa petrolera del mundo hasta las gradas corporativas o a la
quiebra, lo que usted le suene más lógico.
El gobierno tiene tiempo
tratando de buscar socios que se encarguen de la empresa que
destartalaron. Al capital ruso le han
otorgado acciones de empresas mixtas en procesos, ilegales porque no están
aprobados por la Asamblea Nacional.
Lejos quedaron los días en
que a la “revolución” le sobraban las divisas y Chávez le pagaba las deudas a los países panas, o les
enviaba pingües donaciones a cambio de apoyo político. O cuando ayudaban a sobrevivir a los pobres
de los Estados Unidos – habrase visto- con… donaciones de Citgo.
También están en lontananza
los días cuando cambiaron los Convenios de los Campos Maduros por Empresas Mixtas,
e incrementaron la participación del Estado en estas hasta la mayoría absoluta…
tuvieron el tupé de llamar a eso
“renacionalización”.
Lejos, lejísimos, están los
días en que dilapidaban la Pdvsa próspera que heredaron de la República Civil, cuando
no conformes con malbaratar los huevos, degollaron, sancocharon y se comieron la
gallina de los huevos de oro. Setecientos mil millones de dólares reconoció
Ramírez que habían desaparecido. Por cierto, ¿cuántos dólares desfalcó Al
Capone al impuesto cuando lo condenaron?
De una Pdvsa enrumbada a
seis millones de barriles por día y capacidad internacional de procesamiento de
más de tres millones, pasaron a una escuálida empresa de apenas 700.000
barriles por día y con el record mundial de haber desmantelado todas las
refinerías. De importadores de gasolina pasaron a compradores y regaladores.
Habrase visto.
PRIVATIZACIÓN
Indudablemente a Pdvsa le hacen falta pingües capitales para levantarse o aunque sea para convulsionar emocionando a los inocencios. El gobierno no tiene esos dólares porque al acabar con la empresa acabó con la renta petrolera. No como ellos dicen eufemísticamente que “superaron la renta”… la acabaron, todo un milagro al revés.
Pero privatizar es más que
incorporar capitales. En primer lugar se requiere crear confianza, y esta no se
compra en la farmacia y menos en los bodegones que la devastación ha puesto de
moda. Confianza en las leyes, en la transparencia, en los tribunales, en la
gente que dirige el gobierno.
Los miles de millones de
dólares que podrían venir a Venezuela necesitan
garantías mínimas. ¿Ha cambiado algo el gobierno para que los capitales confíen
en ellos? ¿O es que la privatización planteada
es únicamente con los acreedores rusos y chinos?
Ya vendieron petróleo a
futuro a los chinos- sin aprobación de la Asamblea como exige la Ley – y
todavía estamos pagando parte de esos 50.000 millones de dólares, ¿en qué los
gastaron?... como diría Poe, nadie sabe nadie supo. Por ello se envían a China todos los días sin cobrar un centavo embarques
por el orden de tres o cuatrocientos mil
barriles.
Con estos socios acreedores
da la impresión que pretenden cambiar Deuda por Industria Petrolera.
-
¿Cuánto
le debo?, páguese con tales campos.
Ah! y como también le
debemos dinero a los jefes cubanos…
A esta gravedad hay que
sumar que privatizar, o hacer proceso de apertura, no debe obedecer a parchetes
como si Pdvsa fuera una quincalla. Se trataría de privatizar, no de regalar
para salir del paso (la deuda) y tener uno dolaritos para los gastos
“revolucionarios”.
UN PROCESO SERIO
Para privatizar con
seriedad, es imperativo hacer previamente un Estudio Sistémico de la totalidad
de la industria. Desarrollar una nueva Visión para saber dónde se estará dentro
de unos años. Estudiar los cambios legales que se requieren para atraer
los capitales.
Y estos cambios pasan por
una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos que obligue a despolitizar, a minimizar
la discrecionalidad de las decisiones de los políticos; a crear condiciones
para recibir los capitales como Rondas de
Licitación como en toda América Latina, Agencia Venezolana de Hidrocarburos, y flexibilidad en los impuestos.
Sobre todo, porque privatización,
o apertura, no significa entregar la industria petrolera a las transnacionales,
implica desarrollar mecanismos legales que permitan a los venezolanos sentar
las pautas de los modelos de producción, de manejo de nuestras refinerías en Venezuela y el extranjero, y de volúmenes de
producción.
Porque no se puede hacer el
rol de inocencios. Hay que estar claro en que el negocio (distinto a la
operación), o lo controlan las transnacionales,
o lo controlamos los venezolanos.
Ah!, y ese proceso también
implica invitar a operar el negocio entes que si saben de petróleo (porque es
su especialidad), para evitar que suceda como ahora que más de la mitad de las
empresas mixtas que otorgó la
“revolución” a los “países panas”, no
producen nada. Se trata de llamar a participar a las mejores transnacionales
petroleras del mundo, sin prejuicios ideológicos. Los hidrocarburos por encima de todo son un
negocio.
Hay que tener muy presente
que las petroleras son punta de lanza
financiera, tecnológica y estratégica. Y que la competencia de la nueva
industria petrolera serán los negocios globales con la Exxon, la Shell y una
serie de empresas de primer mundo a la cabeza. El negocio petrolero no es para amateurs, como ha quedado demostrado con esta desastrosa
gestión de la “revolución”.
Es decir, Privatización o
Apertura, – lo que se prefiera - no es soplar y hacer botellas. Ni es cambiar
deuda por industria repartiendo acciones
ante los acreedores. Ni ganarse unos dolaritos para la precaria sobrevivencia
del gobierno.
Se trata de rediseñar íntegramente
nuestra industria petrolera. Lograr una empresa de primer mundo que sea capaz
de impulsar una Venezuela de primer mundo.
No para llegar jadeando al
millón de barriles de antes de las sanciones como si acaso sucedería con este
esquema “revolucionario”, sino para producir por lo menos dos millones largos
de barriles en el mediano plazo.
Es condición sinecuanón cambiar el modelo político y económico
a tal punto, que este gobierno para realizar una privatización o apertura con
niveles de seriedad, tendría que brincar la talanquera. Dejar de ser lo que han
sido por veinte años y ¡eureka!, convencer a los capitales que los incendiarios
sí son capaces de apagar incendios.
La época no está para
parchetes ni para nacionalizaciones chucutas. La competencia de Suramérica es
cosa seria. Guyana en cuatro años
rondará los 800.000 barriles por día. Brasil crece vertiginosamente y de la
lutita argentina se espera una importante provincia petrolera. Venezuela ya no
es ni de lejos el monopolio petrolero de América Latina.
Si el gobierno no brinca la
talanquera - improbable a estas alturas del desastre - la privatización (chucuta) será un parchete
que en poco tiempo engrosará la lista de excusas para el desvalijamiento nacional
a que nos han sometido, y seguramente estará en línea con el modelo de
destrucción nacional que aplican desde hace veinte años para “comerte mejor”, como el de los panas y jefes del comunismo
cubano.
La industria petrolera
requiere seriedad y Venezuela también. ¡Hasta cuando!
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