PETRÓLEO, EL NEGOCIO DE LOS VENEZOLANOS
Rafael
Gallegos Blog núm. 360
Ya van por lo menos cinco
generaciones nacidas en la Venezuela petrolera. Somos, parafraseando el
“Hombres de Maíz” de Miguel Ángel Asturias, Hombres de petróleo. Nuestros mitos
y paradigmas están impregnados de hidrocarburos. Como la Leyenda Negra que
culpa de todos nuestros males al petróleo. O la Leyenda Rosa que nos indica que
somos un país muy rico cuando la realidad es que somos una sociedad con muchos
recursos que no ha sabido transformarlos en riqueza. O nos parece normal que mientras
en el primer mundo (capitalismo y democracia) los ciudadanos mantengan al Estado, en Venezuela el Petroestado hace la
ilusión de mantener a los ciudadanos.
Esta riqueza súbita y no
ganada con el sudor de la frente nos ha convertido en practicantes del locus externo: una
colectividad que no conceptualiza la prosperidad como producto del esfuerzo,
sino como un golpe de fortuna proveniente del estornudo de un jeque árabe que
incremente los precios de los hidrocarburos, o de un Mesías que invariablemente
resulta un falso profeta.
Mesías como el taita Gómez,
un dictador de petróleo. O “mi general” Pérez Jiménez, constructor de
infraestructura mientras torturaba políticos en la SN y en Guasina; y exiliaba
a miles de venezolanos. O la dupla Chávez – Maduro que ha utilizado la renta
petrolera como catalizador de la destrucción nacional.
¿NEGOCIO
O HEROISMO?
El gobierno y sus adláteres
en su delirio antiimperialista (norteamericano mas no cubano) actúan como si el
petróleo fuera cosa de héroes y no un negocio. Utilizan juegos de palabras como
“soberanía petrolera”, mientras destrozan la empresa. “El petróleo es de todos”,
cuando luego de haber manejado los mayores ingresos petroleros de la historia
han gestado la primera hambruna petrolera del mundo. O “hecho en socialismo” mientras
han deshecho a la industria petrolera y al país.
No han comprendido – no les
interesa - que el petróleo es el negocio
de los venezolanos. Y que tenemos que tratarlo como tal. Un negocio cuya Visión
sea empresas petroleras de primer mundo para maximizar la calidad de vida de
los ciudadanos. Un negocio competitivo que integre capital privado, no de
improductivos países panas, sino de las mejores empresas petroleras del mundo.
Que elabore sus acciones estratégicas con
expertos en todas las áreas y no mediante misas, ni poniendo la máxima
responsabilidad de planes de alto nivel en manos de trabajadores.
Un negocio de los
venezolanos que desarrolle formas de utilizar,
mucho más allá de la Renta, los
Beneficios de la industria (Renta, Regalía, Economía Conexa, Petroquímica,
Responsabilidad Social Empresarial y Tecnologías) para catalizar la prosperidad
del país.
Hay que romper mitos. Ser
nacionalista significa plantear que el petróleo debe beneficiar a los
venezolanos. Para ello se requiere de inmensa participación privada, de
captación de tecnologías de punta y de gerencia estado del arte. Y debe ser
controlado por los venezolanos en la seguridad de que si no lo hacemos
nosotros, lo harán otros. Claro,
controlar no es estatizar.
En cuanto a la OPEP hay que dejarse de
historicismos, o de heroísmos. La OPEP hay que verla como una agrupación de
exportadores tan válida como las agrupaciones de productores. Hay que actuar en
ella con sentido estratégico, de negocio.
DESTRUCCIÓN…Y
AVE FENIX
La “revolución” se jacta de
las mayores reservas del mundo y no puede esconder que somos un productor de
cada vez menores dimensiones con las refinerías desmanteladas. De nuestras
exportaciones apenas generan flujo de caja unos 500 mil barriles diarios. Como
Ecuador, cuando tradicionalmente estuvimos al nivel de Irán, Irak o Kuwait.
Mientras la “revolución”
hunde a Pdvsa, México con su reforma energética ya tiene posibilidades de
inversiones de casi 200.000 millones de dólares. Brasil con su campo Presal en
el Atlántico, busca inversiones privadas. Colombia y Ecuador hacen Rondas de licitación para levantar sus escasas reservas. Guyana en
nuestras narices va a incorporar 700.000 barriles diarios de producción en el
mediano plazo. Y Venezuela… una vergonzosa barrena petrolera. Un dañino coctel
de incapacidad y espíritu de destrucción.
Y el gobierno, como si
nada. Las soluciones son de antología: quitar cinco ceros a lo que queda de
moneda, misas para levantar la producción petrolera, censo a los transportes… por
favor que no olviden ni las perreras ni las cochineras.
No se sabe que es peor, si
el caos o la soluciones que ofrecen. Pero las sociedades no se suicidan. Tras
el caos tendrá que surgir un país que cual Ave Fénix, nos resucite de esta
ceniza roja.
PD “Quisiera soñar que sólo han sido 0,00020
años, los transcurridos". Genial relato breve de nuestro amigo el
físico Carlos Delgado.
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