COLAPSO
Rafael
Gallegos Blog núm. 320
Aterra observar las
proyecciones para la Venezuela 2018. Hiperinflación, dólar estratosférico,
escasez y hambre. Puro colapso. Vorágine donde las cifras de hoy son nostalgia
a la semana siguiente. Hasta la esperanza quiere fugarse. Ya nadie dice “no
creo”… “hasta allá no vamos a llegar”. Sabemos que ya llegamos y que este caos
no tiene límite, que crecerá… hasta que hagamos las cosas de manera diferente.
El gobierno se ha convertido en dueño de nada.
Si amaran a Venezuela, trazarían ya su ruta de escape. Pero no lo harán. Escogieron
actuar como la madre falsa del pasaje de Salomón, que prefería partir al niño
en dos.
Su estrategia es acabar con
el país para “comerte mejor”. El modelo cubano. Cumplieron la primera etapa: la
destrucción. Les ha fallado es el desiderátum de poder para toda la vida. Estos
colorados no contaron con la astucia del ADN democrático de los venezolanos, y
subestimaron nuestra importancia geopolítica.
Además, han aplicado un
modelo obsoleto. Mientras en los sesenta y setenta mucha intelectualidad adoraba a Fidel Castro y menospreciaba a los
“gusanos”, en estos días casi ningún presidente quiere fotografiarse con Maduro.
CUENTOS
DE HIPERINFLACIÓN
La hiperinflación va más
allá de la carestía, es un cáncer que corroe la economía y el espíritu. Cuando el ingreso se vuelve nada
la gente se concentra en comprar comida. Luego come menos veces al día. Y los
más desafortunados, a comer de la basura. Hambre. Las empresas que no son de
comida tienden a quebrar y mucha gente se queda sin trabajo. Más hambre. Cunde
la desesperación y el país se va diluyendo. Y todas las hiperinflaciones
producen cambio de gobierno.
La “revolución” debería
dejar tanta tramoya inútil (de todas formas van a recibir una paliza) ante el
Voto General y concentrar sus miedos en
las consecuencias a que puede conllevar el General Hambre, esas sí son peligrosas,
violentas e impredecibles.
Hay historias de
hiperinflación como la de Nicaragua, donde la gente pagaba los taxis cuando se
montaba porque al bajarse podía ser más caro. O como la del músico alemán que al cobrar sus regalías, fue a comprar el periódico para
ver que podía adquirir con ese dinero. Y los precios eran tan altos… que ni
siquiera pudo pagar el periódico.
La tendencia es que el 2018 será peor que el 2017. ¿Eso es lo que
usted quiere para Venezuela? Entonces pilas y guáramo.
¿QUÉ
HACER?
Organizarnos, reforzar la
unidad. Entender que el militarismo y a
anti política, son dos caras de la misma moneda. Dejar de esperar que caiga del
cielo un golpe militar o un Mesías. Nuestra
historia está llena de conspiraciones militares. Si ese fuera un indicador de
desarrollo, seríamos por lo menos Japón. La anti política asfaltó el camino de
Chávez. O es que olvidamos tanto “notable” de los noventa buscando fórmulas
mágicas, o el tradicional ataque implacable a los líderes democráticos como
Betancourt, Leoni Caldera, CAP y etc., que hoy nos parecen Churchill ante el escualidísimo
liderazgo de esta “revolución”.
¿Qué hacer?... Entender que
el enemigo es el gobierno y no la MUD. Algunos acusan a los diputados y a los
líderes de la MUD de colaboracionistas, cómplices, ladrones, hasta asesinos. No
miran que ellos con todos sus defectos, nos han conducido a la unidad de casi
todos los partidos, a claras victorias como la parlamentaria, al apoyo
internacional, a los Magistrados de la OEA, y hoy son el principal soporte para esta
lucha.
¿Qué hacer? … Exigir a la
MUD la conformación de un Frente Unitario.
¿Qué hacer?... salir a
votar. Si el voto fuera tan bueno para
la “revolución” no hubieran adelantado las elecciones de gobernadores ni eliminado
las sustituciones a los candidatos de la oposición. Ellos quieren que no
votemos. El pánico a la elección los hace más tramoyeros. Adelante por arriba
de las tumbas. Las encuestas hablan de más de quince gobernadores que
ciertamente no podrán mandar mucho mientras dure este gobierno. Pero lo realmente
importante es que ratificaremos que sí somos más de siete millones y el
gobierno se llenará de excusas para justificar sus tres o cuatro. Quedaran
desnudos ante el mundo. Los observarán como una escuálida minoría anti
demócrata repudiada por el pueblo venezolano.
¿Qué hacer?... No
desanimarnos. Entender que esto no es fácil. Que hay altibajos, que la lucha es
larga… hasta que estemos en el gobierno.
Ah! y que dentro de dos
meses hay que comenzar la lucha por las presidenciales. ¿Qué Venezuela no aguanta? Ya veremos. Todo
señala que Maduro y esta “revolución”…
tienen fecha de vencimiento. La democracia palpita en el corazón de los
venezolanos.
Somos más, muchos más y
estamos organizados. ¿Entonces? Hay que votar. Por ahora el voto es el antídoto
más certero contra el colapso.
Ligia: quiero que leas este artículo que te servirá para animarte y lo puedes enviar a tus amigas que estén indecisas.
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