ELECCIÓN = TRANSICIÓN
Rafael
Gallegos Blog núm. 293
Aunque Maduro diga que está
ansioso de un proceso electoral para darle una pela a la oposición, la
“revolución” luce más arrinconada que nunca. Sin dinero, sin apoyo popular, con
el mundo democrático horrorizado y con elecciones vencidas. Sólo les queda contarse,
o imitar la feroz dictadura cubana.
Contarse promete ser una
derrota tan gigantesca, que significa comenzar el proceso de transición, o sea la
salida. Por eso sus dirigentes más radicales no quieren elecciones y en medio
de vergonzosas vulgaridades, amenazan con sangre, fusiles y violencia si los
demócratas “cruzan la raya”. Al revés que aquel Churchill que ofreció “sangre, sudor
y lágrimas” para defender la democracia, estos la ofrecen para implantar el
totalitarismo.
Y en su lógica autocrática abusan
del término soberanía como si no fueran una colonia del comunismo cubano. Hablan
de invasión armada a Venezuela mientras reprimen furiosamente a la oposición.
Acusan de golpista al pensamiento diferente mientras inhabilitan a Capriles
ante la protesta internacional que observa el acto como típico de dictaduras. Recuerdan
a Hitler haciéndose el loco ante el incendio del Congreso, con el fuego en el
comando de Capriles. Inventan una conspiración internacional contra Venezuela ante
las críticas del mundo democrático contra el golpe de estado (Fiscal dixit). Adicionalmente
los militares irrespetan la Constitución al pronunciar como saludo el partidizado “Chávez vive”. ¿Qué
opinarían si mañana otro gobierno permitiera a los militares saludarse con un
“Betancourt vive”? Acusan a pacíficos opositores
de terroristas y golpistas usando la vieja táctica de “al ladrón, al ladrón”,
que utilizan los malandros para huir mientras hacen perseguir inocentes. Fallido disfraz de demócratas,
dime de que te jactas y te diré de qué adoleces.
Parecen olvidar su partida
de nacimiento obtenida con la intentona militar del 4F92 contra el gobierno
democrático de Carlos Andrés Pérez, cuando atacaron a plomo limpio la
residencia presidencial de La Casona, sin importarles que estuviera ocupada por
los familiares del Presidente. Esa partida de nacimiento, de la cual hoy se
jactan, le costó la vida a decenas de venezolanos.
Y 25 años después muestran
que no han superado su falla de origen. No responden a la más elemental
solicitud de convocar elecciones vencidas. Ni sueltan a los presos políticos con libertad ordenada por
la Fiscalía, y mucho menos al resto. Ni normalizan el funcionamiento de la
Asamblea. Ni abren un corredor comunitario ante tanta escasez de comida y
medicinas. Sólo exhiben su versatilidad aplicando de manera descarada subterfugios
aprendidos con los mejores alumnos de Goebbels y la KGB: la inteligencia del G2
cubano.
LA
SALIDA DEMOCRÁTICA
Para normalizar al país
deben comenzar por algo muy simple: la convocatoria a elecciones regionales y
locales, ya en período de vencimiento. Pero el miedo es libre: saben que los
arrasarían y quedaría oficializado el contundente rechazo del pueblo.
Eso les agregaría al gran
problema que han creado en la Asamblea,
el de muchos gobernadores y alcaldes de oposición. Se verían obligados, de
acuerdo a su mentalidad, a nombrar veintipico de “protectores” a lo Jaua, y de
paso más 300 más en las alcaldías. Convertirían a Venezuela en un “protectorado”.
Además, en pocos meses toca convocar a las presidenciales, que si también retrasan
con sandeces como que no tienen tiempo o porque tienen cosas más importantes, la
soledad internacional los convertiría en
los ermitaños del mundo occidental.
Además, cuando el gobierno anuló “y que por fraude” el Revocatorio, que con
toda seguridad hubiera perdido Maduro, alargó a punta de tramoya, su estancia
en Miraflores.
Es preferible que el
gobierno salga del poder por la vía electoral. Así podrían en el mediano plazo reencontrarse
con sus masas, democratizarse, deslindarse de sus extremistas, aprender de sus
errores y horrores… y mantenerse en una lucha democrática. Lo contrario es
promover salidas violentas donde nadie gana. Además, ya están en el ocaso y no
tiene sentido correr la arruga.
Porque Venezuela no es de
este gobierno que abusa de los medios,
saca de la parrilla emisoras que no le gustan, inventa guerras económicas
mientras el pueblo sufre hambre. El país es de las mayorías, de esos jefes de
familia que sufren penurias por la inflación y la escasez, de esos jóvenes que
se han ido de un país que no les ofrece futuro, o de esos marchantes que exigen
elecciones para revertir este desastre. El que tenga ojos que vea.
El gobierno comienza a
recular ante las presiones y su penosa realidad. Pero quien realmente está ansioso
y ansioso de elecciones, es el pueblo
mayoritario. El que decide en democracia. Elecciones YA.
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