VENEZUELA AFERRADA A LOS BARROTES DE LEOPOLDO
Rafael Gallegos
Blog. Núm. 137
Vi la foto de Leopoldo López aferrado a los
barrotes de su injusta y abusiva prisión de Ramo Verde y me cimbró. Leí el twitter de su mamá Antonieta Mendoza de
López: “Esta foto de mi hijo aferrado a los barrotes de su injusta prisión me
llena de dolor y fuerza para seguir luchando”, y me insufló coraje.
Nadie se rinde. Esa foto le dará, en su momento la
vuelta al mundo. Tras los barrotes, hay un hombre capaz y valiente. Una
valentía que ni las rejas, ni los alambres de púas, amortizan en lo más mínimo.
Leopoldo graduado
en Harvard. Cómo le duele a
tanto enemigo del conocimiento. A los que quieren- habrase visto- que sigamos siendo pobres para que no nos
transformemos en escuálidos. A los que pretenden que Venezuela desayune insultos a los gringos,
almuerce odas al dictador cubano Fidel Castro y se acueste sin cenar porque con
hambre y sin empleo, con Chávez me resteo.
Cómo les duele a los que no tienen ni idea de lo
que significa el conocimiento, la tecnología y la innovación para la
prosperidad de un país, es decir para el desarrollo de la producción, la productividad, los negocios, los
empleos buenos, las inversiones, las elecciones limpias, la alternabilidad democrática. Principios que por cierto, no se
negocian en ninguna mesa, se comparten.
Leopoldo
inhabilitado. como único
recurso para que no ganara la Alcaldía de Caracas, tal como de manera
irreversible, decían las encuestas. Para que no hiciera un buen gobierno como su
alcaldía en Chacao y de allí se hiciera irreversible (cada vez que escribo esta
palabra, no sé por qué, recuerdo a
Tibisay) su triunfo presidencial.
Lo inhabilitaron. Pero otro gran político, Antonio Ledezma
agarró el testigo y… ganó la Alcaldía de Caracas.
Recordó a su tocayo el anciano Ledezma, quien en el
siglo XVI, defendió, solo y con unas viejas armaduras y adargas, a Caracas ante
el pirata Amias Preston que subió armado, caribe y guapetón por el Camino de
los Españoles, a tomar la población, cuyos habitantes habían huido.
Por su parte, la autocracia del sXXI, no se arredró e, historia
conocida, le quitaron sus atribuciones al Alcalde Ledezma.
Y volviendo a Leopoldo,
lleno de carisma y ejecutorias, siguió su ruta. Y como el carisma, al igual
que el sol, no se puede tapar con un
dedo, regresó al primer plano.
Y hoy cárcel, como ayer inhabilitación. El miedo es
libre.
Aferrado a los barrotes. Esa mirada que intuimos
triste, profunda y esperanzada. Y tal vez en su soledad llore, por qué no, es
de humanos. Como dijo aquel poeta, los grandes hombres también lloran; pero sus
lágrimas se convierten en abono para el porvenir. Y tanta vicisitud va
transformando a Leopoldo en un gran líder, un gran hombre. Así mismo, porque
esta gesta producirá grandeza.
Pero si palpan la foto, si la sienten, si la
internalizan, sabrán que quien se aferra a esos barrotes no es Leopoldo, sino
los demócratas venezolanos. Que quien está tras los barrotes no es Leopoldo,
sino los venezolanos privados de tantas libertades por la persecución, la
escasez, la inflación, los blackout, la licuefacción de poderes, la neo
colonización, el irrespeto. Tras los barrotes de este lado. No olvidemos que
Cuba, martillo y modelo, es la cárcel más grande de América.
Y mientras la “revolución” victimiza a Leopoldo,
como aquella serie “El fugitivo”, por un crimen que no cometió y en su infinita torpeza lo tiende a
convertir en un Mandela, en una esperanza y tal vez en la esperanza, en
Venezuela las causas que provocaron tanta protesta: escasez de bienes, de
democracia y de certidumbre en el futuro, siguen vivas, haciendo su historia.
Y el liderazgo democrático, va emergiendo. Leopoldo, Capriles, Ledezma, María Corina, el
perseguido Vechio, los jóvenes. Por eso que no se preocupe la “revolución”.
Venezuela va generando sus anticuerpos contra este comunismo inducido.
No olvidemos que como decía mi padre, en Venezuela
nació Sudamérica. Y agregamos, también nació Don Quijote de la Mancha. El
Ledezma que se defendió de Preston, inspiró a Cervantes. Pero eso es otra
historia.
La nuestra es los barrotes de Leopoldo, que ya
hacen historia. Muchas manos nos aferramos a ellos tratando de forjar el futuro.
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