SOLUCIONÁTICA, O CAOS

Rafael Gallegos                                                                  Blog. Núm. 135

Sabemos que transitamos una de las peores crisis de nuestra historia. La inflación más alta de América. Desabastecimiento y violencia sólo comparables a países en guerra, ¿será esa la tan cacareada guerra económica? Disminución de reservas monetarias, pre quiebra de PDVSA y de la  CVG, desaparición de empresas industriales y agrícolas, producción de bienes y servicios en picada. Eso sin contar los aspectos institucionales, el irrespeto al enemigo – que en las democracias se llama  oposición- y la peligrosa polarización.  
Llegó la hora de la Solucionática, (en lugar de problemática). Proponemos los siguientes pasos:
1.- Reconocer el fracaso del país. El gobierno debe reconocer que por esta ruta, sólo llegamos al caos.
Aunque algunos opinamos que la “revolución” avanza a paso de vencedores para cumplir su desiderátum: mantenerse en el poder para toda la vida. Y para ello utilizan la estrategia cubana: destruye y mandarás.
Pero resulta que el modelo cubano, aquí no es viable. Nuestra  tradición democrática y el hecho que la clase media no cabe en Miami ni en ninguna parte y, a juro, tiene que seguir viviendo en Venezuela, corrobora la inviabilidad del modelo.
¿Cómo será la inflación tras esta mega devaluación que llaman SICAD II? Y en cuanto al creciente desabastecimiento, ¿cuál  es el máximo número antes de la hambruna? ¿Nos comeremos los unos a los otros?
El gobierno debe reconocer que hay que hacer las cosas de manera diferente, si queremos obtener resultados  diferentes.
2-Sentarse a dialogar. Pero no en diálogo de sordos o de zancadilleros. No se trata de meter a las fuerzas vivas del país en un elegante salón, marearlos con lugares comunes  y hacerlo firmar que están de acuerdo con la Constitución.
La oposición y el gobierno deben dar  muestras de querer cambiar. De querer dialogar de verdad. Comenzar por aislar y desarmar a los violentos, como dicen,”estén donde estén”  
Y para el gobierno, esas muestras pasan además por liberar a los presos políticos, entre ellos Leopoldo y Simonovis, permitir el retorno de los exiliados, dejar de perseguir a los inciliados. 
También se trata de ejercer la voluntad de diálogo, eligiendo a tercera parte del TSJ, y al nuevo Contralor, como corresponde por Ley.  Publicar la lista de empresas a las que se le asignaron dólares preferenciales. Abrir a todos los venezolanos los medios del Estado. Superar  el coloniaje con el gobierno cubano
¿Difícil?, claro que sí; pero en 1820, dialogaron – y cedieron-  Bolívar y Morillo, sobre toneladas de muertos de Venezuela y Colombia. Lo hicieron en 1863 los federales y los centralistas, generando el llamado Convenio de Coche, que dio fin a la cruenta Guerra Federal. Lo hicieron los surafricanos más recientemente.
 Hay que comprender que solos, ni el gobierno ni la oposición llegarán a ningún lado. El gobierno debe saber que la segunda versión de Cuba, no  es viable. Que sólo le queda la represión, que a la larga se paga muy cara. Por ejemplo, Pinochet.
3.- Libertad.  “Decirle a un hombre que es libre sin que tenga un pedazo de pan con que comer, es como soltar a un hombre en la mitad del océano y decirle que es libre de llegar nadando hasta la costa”. O sea… no se trata de lumpias y palabras bonitas. Más bien de reconocernos los unos a los otros. Y saber que la  Libertad tiene un componente institucional y uno económico. Eso que se llama Democracia. Por lo que protestan los jóvenes y tras lo que se les unió más de medio país.
4.- Rescate de las Instituciones. El gobierno no tiene derecho, el país es de todos, a licuar las instituciones: jugo, zumo, hugo y la respectiva maduración. Tenemos el derecho y el deber de instituciones independientes. A un CNE donde su presidenta no aparezca con el emblema del 4F en su brazo. A unas instituciones gubernamentales sin lista tascón. A una Asamblea sin insultos y donde los diputados de oposición formen parte de la Junta Directiva.
5.- Rescate de la economía. Este modelo estatista hace glub, glub, glub. Hay que imponer la libertad empresarial, fomentar  inversiones, rescatar la industria petrolera y las empresas básicas de Guayana. Nada nuevo, lo mismo que han hecho los países prósperos. Productividad económica y social. Como los dragones asiáticos, que en pocas décadas mudaron la capital del comercio mundial desde el Atlántico al Pacífico Norte y le dieron un gancho al hígado al hambre de sus populosos países.
¿Difícil? Claro que sí; pero créanme, el diálogo es inevitable. Hoy, mañana o dentro de diez años, es la única puerta de salida. Mientras antes maduremos, sobre todo el gobierno, lo haremos.
Escojamos, lo hacemos dentro de unos años en medio de una hambruna y un odio irreconciliable, o todavía, cuando aunque no lo creamos, Venezuela sí tiene quien le escriba.




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