GENERAL RIÑÓN, GENERAL PRÓSTATA
Rafael Gallegos blog número 6
1.- No es exagerado afirmar que el riñón enfermo del general Rafael Urdaneta torció el destino de Venezuela. En el año 1.845 el prócer era el candidato de todos los partidos para las elecciones presidenciales del año siguiente. Se trasladó a Europa, para buscar el reconocimiento de España a la Independencia de Venezuela. En París enfermó del riñón y murió. Urdaneta, fue vicepresidente de la Gran Colombia y presidente del senado, libertó al Zulia y prestó insignes servicios a la causa de la Independencia. Murió en la inopia. Su testamento fue “una viuda y once hijos en la mayor miseria” y ordenó devolver al Tesoro los viáticos sobrantes de su misión a Europa. A su muerte, el entonces presidente Páez seleccionó como candidato para sucederle a José Tadeo Monagas. En el período que los historiadores denominan el monagato, José Tadeo, su hermano José Gregorio y su hijo José Ruperto, ocuparon la presidencia de la República… tal como si estuvieran en la “democrática” Cuba de hoy. La consecuencia de tanta perpetuidad, corrupción e irrespetos a la democracia que incluyeron el asalto al Congreso en 1848, fue la Guerra Federal. De no haberse enfermado Urdaneta, seguramente hubiera sido un gobernante demócrata, honesto y capaz. Y tal vez no hubiéramos llegado a la Guerra Federal.
2.- En 1908, al altisonante Cipriano Castro le falló un riñón. A los médicos venezolanos les dio miedo operarlo, porque los amenazaron con matarlos si fallaban. Váyase para Alemania - le recomendaron. El cabito creyó que las lágrimas de su compadre Juan Vicente Gómez, no eran de cocodrilo cuando le decía: compadrito yo no quiero quedar de presidente encargado, yo lo acompaño a Alemania y hasta el fin del mundo para que se cure. Y siguió los consejos de su consorte Doña Zoila, quien le afirmaba que dejara encargado de la presidencia al compadre Juan Vicente, que le era fiel y además le capaba muy bien los gatos. Castro dejó encargado de la presidencia a su querido compadre, por unos pocos meses, mientras se recuperaba de su enfermedad.
Vaya tranquilo compadrito - le dijo el zamarro capa gatos. Lloriqueaba y su llanto compungía el corazón de Castro. Veinticinco días después de zarpar en el Guadalupe, el cabito estaba… tumbado. Al mejorarse, trató de regresar a Venezuela. No lo dejaron. Murió en Puerto Rico en 1.924, cuando su compadre tenía ya 16 años en el poder. No me defienda compadre - hubiera podido decirle Castro. Aunque la verdad es que quien lo tumbó…fue el general riñón.
3.- El general Gómez se convirtió en el jefe absoluto de Venezuela. Todas las intentonas en su contra fallaron. Torturados, presos, muertos. No se movía una hoja sin su permiso. Hasta que un general más poderoso que él, lo sacó del poder: el general próstata. Fue implacable, el 17 de diciembre de 1.935 había logrado lo que tanta intentona no pudo. Muerto Gómez, a los venezolanos nos quedó el mal sabor de no haberlo podido sacar de Miraflores por nuestra propia cuenta. Los deslenguados dicen que de no haber sido por ese general próstata… Gómez todavía estuviera mandando.
4.- No puedo ir a la reunión porque no tengo camisa - le dijo el candidato de todo el país Diógenes Escalante, a su secretario Ramón J. Velásquez cuando éste le recordó la reunión con el embajador de Estados Unidos. Esa frase reflejó una grave enfermedad. Y Venezuela se quedó sin un candidato unitario en 1.945. Escalante era el candidato del gobierno, de los dirigentes opositores, de los militares de escuela. Betancourt y Leoni habían acordado con él que durante su gobierno implantaría la elección directa, universal y secreta. Pérez Jiménez, Mario Vargas, Delgado Chalbaud y otros militares que se reunían a conspirar con los líderes adecos, también lo apoyaron porque intuyeron que Escalante acabaría con el jefeo de tanto “chopo e piedra”, como moteaban a los oficiales gomecistas. El candidato sustituto que seleccionó el gobierno, Ángel Biaggini, no convenció a nadie… y llegó el 18 de octubre, que dicen trajo como corolario tres años después, la nefasta dictadura del militar Pérez Jiménez. Otra enfermedad torcía el destino de Venezuela.
5.- La enfermedad del presidente Chávez, también tuerce destinos. ¿Podrá seguir gobernando? ¿Será candidato? ¿Perderá su espacio esta nefasta “revolución” por una próstata o vaya usted a saber qué enfermedad? Se diga lo que se diga y se opine lo que se opine, no se pude negar la influencia del general próstata en el futuro inmediato de Venezuela, en esta hora crucial.
La Guerra Federal… la dictadura de Gómez… la de Pérez Jiménez… y el destino de esta “revolución”. Tal vez los eventos más significativos de nuestra historia republicana, han dependido de riñones, próstatas o enfermedades mentales. Sin esos “generales”, seguramente nuestro destino hubiera sido distinto. Hasta en eso somos atípicos los venezolanos.
1.- No es exagerado afirmar que el riñón enfermo del general Rafael Urdaneta torció el destino de Venezuela. En el año 1.845 el prócer era el candidato de todos los partidos para las elecciones presidenciales del año siguiente. Se trasladó a Europa, para buscar el reconocimiento de España a la Independencia de Venezuela. En París enfermó del riñón y murió. Urdaneta, fue vicepresidente de la Gran Colombia y presidente del senado, libertó al Zulia y prestó insignes servicios a la causa de la Independencia. Murió en la inopia. Su testamento fue “una viuda y once hijos en la mayor miseria” y ordenó devolver al Tesoro los viáticos sobrantes de su misión a Europa. A su muerte, el entonces presidente Páez seleccionó como candidato para sucederle a José Tadeo Monagas. En el período que los historiadores denominan el monagato, José Tadeo, su hermano José Gregorio y su hijo José Ruperto, ocuparon la presidencia de la República… tal como si estuvieran en la “democrática” Cuba de hoy. La consecuencia de tanta perpetuidad, corrupción e irrespetos a la democracia que incluyeron el asalto al Congreso en 1848, fue la Guerra Federal. De no haberse enfermado Urdaneta, seguramente hubiera sido un gobernante demócrata, honesto y capaz. Y tal vez no hubiéramos llegado a la Guerra Federal.
2.- En 1908, al altisonante Cipriano Castro le falló un riñón. A los médicos venezolanos les dio miedo operarlo, porque los amenazaron con matarlos si fallaban. Váyase para Alemania - le recomendaron. El cabito creyó que las lágrimas de su compadre Juan Vicente Gómez, no eran de cocodrilo cuando le decía: compadrito yo no quiero quedar de presidente encargado, yo lo acompaño a Alemania y hasta el fin del mundo para que se cure. Y siguió los consejos de su consorte Doña Zoila, quien le afirmaba que dejara encargado de la presidencia al compadre Juan Vicente, que le era fiel y además le capaba muy bien los gatos. Castro dejó encargado de la presidencia a su querido compadre, por unos pocos meses, mientras se recuperaba de su enfermedad.
Vaya tranquilo compadrito - le dijo el zamarro capa gatos. Lloriqueaba y su llanto compungía el corazón de Castro. Veinticinco días después de zarpar en el Guadalupe, el cabito estaba… tumbado. Al mejorarse, trató de regresar a Venezuela. No lo dejaron. Murió en Puerto Rico en 1.924, cuando su compadre tenía ya 16 años en el poder. No me defienda compadre - hubiera podido decirle Castro. Aunque la verdad es que quien lo tumbó…fue el general riñón.
3.- El general Gómez se convirtió en el jefe absoluto de Venezuela. Todas las intentonas en su contra fallaron. Torturados, presos, muertos. No se movía una hoja sin su permiso. Hasta que un general más poderoso que él, lo sacó del poder: el general próstata. Fue implacable, el 17 de diciembre de 1.935 había logrado lo que tanta intentona no pudo. Muerto Gómez, a los venezolanos nos quedó el mal sabor de no haberlo podido sacar de Miraflores por nuestra propia cuenta. Los deslenguados dicen que de no haber sido por ese general próstata… Gómez todavía estuviera mandando.
4.- No puedo ir a la reunión porque no tengo camisa - le dijo el candidato de todo el país Diógenes Escalante, a su secretario Ramón J. Velásquez cuando éste le recordó la reunión con el embajador de Estados Unidos. Esa frase reflejó una grave enfermedad. Y Venezuela se quedó sin un candidato unitario en 1.945. Escalante era el candidato del gobierno, de los dirigentes opositores, de los militares de escuela. Betancourt y Leoni habían acordado con él que durante su gobierno implantaría la elección directa, universal y secreta. Pérez Jiménez, Mario Vargas, Delgado Chalbaud y otros militares que se reunían a conspirar con los líderes adecos, también lo apoyaron porque intuyeron que Escalante acabaría con el jefeo de tanto “chopo e piedra”, como moteaban a los oficiales gomecistas. El candidato sustituto que seleccionó el gobierno, Ángel Biaggini, no convenció a nadie… y llegó el 18 de octubre, que dicen trajo como corolario tres años después, la nefasta dictadura del militar Pérez Jiménez. Otra enfermedad torcía el destino de Venezuela.
5.- La enfermedad del presidente Chávez, también tuerce destinos. ¿Podrá seguir gobernando? ¿Será candidato? ¿Perderá su espacio esta nefasta “revolución” por una próstata o vaya usted a saber qué enfermedad? Se diga lo que se diga y se opine lo que se opine, no se pude negar la influencia del general próstata en el futuro inmediato de Venezuela, en esta hora crucial.
La Guerra Federal… la dictadura de Gómez… la de Pérez Jiménez… y el destino de esta “revolución”. Tal vez los eventos más significativos de nuestra historia republicana, han dependido de riñones, próstatas o enfermedades mentales. Sin esos “generales”, seguramente nuestro destino hubiera sido distinto. Hasta en eso somos atípicos los venezolanos.
Que buen articulo de la historia no contada, es mas facil entenderla de esta manera, mas humana, sin grandilocuencias
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