RECUERDOS DE LA DEMOCRACIA
Rafael Gallegos Blog. Núm. 196
Los jóvenes me
dicen mentiroso cuando les cuento que antes los
bombillos eran baratos, duraban mucho tiempo y sobre todo… se
conseguían. O cuando les digo que anteriormente los personeros de eso que
llamamos oficialismo, eran respetuosos con los opositores y se vestían sin disfraces.
Recuerdo- les digo
a mis incrédulos contertulios- el
escándalo que se armó en la prensa cuando Jaime Lusinchi, ya expresidente, le
dijo a un periodista “a mí tú no me jodes”. Inocentadas respecto a lo que vino
después: las victorias de m…, la “plasta” de magistrados, los asesinos de la
derecha, el monstruo de Ramo Verde, los “vergatarios”, los pelucones, a mi mujer
le doy lo suyo, teochoro, bobolongo y
todo ese irrespeto y vulgarización del
lenguaje, a que nos ha acostumbrado la
“revolución”.
Mentiroso, me dicen
los jóvenes cuando les explico que hará treinta años un profesional recién
egresado ganaba alrededor de cuatro o cinco mil bolívares y con eso alquilaba
apartamentos por menos de mil bolívares. Es más, ni siquiera están claros en cómo es eso de que hubieran apartamentos
para alquilar. Y menos me creen cuando les trato de explicar que en esos
espacios vacíos de los concesionarios… había muchos carros nuevos que se podían
comprar en cómodas cuotas. Ni cuando recuerdo que en las autopistas había
avisos que rezaban “llévese su apartamento con 10.000 bolívares de inicial y en el banco, le prestamos su dinero”. Es decir, como es hoy en Chile, Panamá,
Colombia y todos los países latinos que progresan sin mesías y con democracia
capitalista.
Ah! y los muchachos
me dicen charlón cuando les cuento que yo paseaba los viernes y los sábados en
la noche por el boulevard de Sabana Grande y que jamás se me ocurrió que me
pudieran asaltar.
Y casi que los
obligo a consultar los libros de historia
cuando les explico que el árbitro electoral era diverso porque había un
representante por cada uno de los cinco partidos que hubieran sacado más votos
en las elecciones anteriores. Y que de
nueve elecciones presidenciales, en siete ganó la oposición y los
gobiernos, entregaban, sin trampas y sin insultos. Tal como sucedió con Chávez en el 98 y con Convergencia, AD y Copei cuando les correspondió.
Ah! y en el Congreso, respetaban a los
parlamentarios y la Junta Directiva y las Comisiones, estaban integradas de
acuerdo a principios de proporcionalidad.
Y a los jóvenes les
parece ciencia ficción cuando les recuerdo que los poderes eran relativamente autónomos,
que por ejemplo, sacaron al Presidente Carlos Andrés Pérez de Miraflores.
Y claro, no está en
la mente de ellos pensar en supermercados con estantes llenos y variados. En
gente que si necesitaba papel higiénico, o aceite, o champú, o leche, pañales o
medicinas y... simplemente los compraban.
Ni me creen cuando
les digo que antes ciudadanos de toda
Latinoamérica venían a vivir a
Venezuela, tal como ellos hoy hacen diáspora para cualquier país, ya que en casi todos, hay más expectativa de vida
próspera que aquí. Claro, a excepción de Cuba, pana, jefe y modelo.
Los países que
emigran son los de post guerra, dictadura o fracaso. Por eso, hoy los
venezolanos se van, a cualquier parte del mundo. Qué vergüenza. Venezuela se va
convirtiendo en un país de viejos y “destalentizado”.
Y se sorprenden
cuando les explico que antes PDVSA, con 45.000 empleados, producía más de tres
millones de barriles diarios y se enrumbaba a los seis. Y que se producía
cuatro veces más hierro y que estuvimos por décadas produciendo vinos. Y todo
eso sucedía con libertad de empresa y de expresión.
Mentiroso, me
espetan. Claro, nuestros jóvenes, al igual que lo reflejado en el maravilloso
libro de Pocaterra, sólo han conocido la decadencia…
Y tanto nadar para
terminar ahogándonos en la orilla. Luego de mil quinientos millardos de dólares
despilfarrados en nombre de los pobres… Venezuela tiene el mismo cuadro de
pobreza.
Pobreza sustentable
por el record de inflación, de empresas quebradas, de escasez, de violencia. Los
“profetas del desastre” ya hablan de la primera hambruna petrolera. Ojalá se
equivoquen.
Claro que la
democracia tenía defectos y el triunfo de Chávez fue la consecuencia de la
borrachera en que devino la democracia de
los noventa. Los venezolanos -
como colectivo- en lugar de la
perfectibilidad, nos dejamos tentar por el barranco. Creímos en mesías que
resultaron falsos profetas. La quinta república no ha sido tal, sino un devastador “ratón” de la borrachera de la cuarta.
Y ojo, no se trata
de nostalgia bobalicona, sino de conocer la historia para no repetirla. Para
que nos sirva de plataforma para diseñar la Venezuela próspera del siglo XXI.
Esa que merecemos
los venezolanos.
Comentarios
Publicar un comentario